Mientras Adrien caminaba con un gesto lleno de cansancio, las personas lo recibían llenos de admiración, algunos llenos de temor y algunos otros parecían estar llenos de ansiedad, era algo normal, Adrien estaba más que acostumbrado a todo aquello, tanto así que cuando Irina lo espero en la puerta del ascensor con la puerta abierta, él ni siquiera paro para observar a la mujer de la recepción que parecía día con día estar completamente esmerada en poder conseguir siquiera una mirada de aquel hermoso hombre.

Era una lástima que jamás lo conseguirá, aquel hombre no tenía ojos para ninguna mujer que no fuese su pequeña azabache, su pequeña fierecilla, por lo que al adentrarse en el ascensor observo como Irina le entregaba algunos documentos y notaba que en estos había un completo avance de lo que le había indicado hacía algunas horas, no habí