Nadie en la villa Leroux se imaginó que el auto de su jefe llagaría de aquella manera, parecía que hubiese estado en medio de una persecución digna de una película de acción, la puerta había sido abierta como si lo persiguieran y su rostro era la muestra viva de que no estaba de buen humor, era una fortuna que Valentinne no se encontrara en el lugar, pero los que no se librarían de su enojo serían sus empleados, pues Adrien se había detenido en la sala de estar y Calun completamente ignorante, pero prevenido al ver la endemoniada mirada de su jefe se acercó con cautela a este.

--Mi señor… Me alegra verlo temprano ¿Hay algo en lo que le pueda servir? --Adrien estuvo en silencio por un momento, pero de inmediato hablo con su voz ronca.

--Trae a todos, no quiero excusas…

No hubo tiempo de vacilación, el mayordomo de inmediato corrió lejos de aquell