─ Estoy segura que algo te sucede, Valerie. ─ Mencionó Abigail, observándome con Jordana, en mis brazos. La bebé, había pasado estos tres días más tranquila.─ Es la preparación de este evento tan extraño, ─ mencioné bajando mi mirada.─ Nunca un evento te había marcado esas ojeras, ni te había colocado cara de tragedia, ─ musitó Abigail, insistiendo.No pude evitar que una lágrima se escapara de mis ojos, la limpié apresurada, pero igual ella lo notó.─ ¿Sucede algo con mi hermano? ─ Preguntó dando en el clavo.Yo, me pregunté si es que ella, también lo ha notado extraño, respiré profundo, en el momento que Jordana, comenzó a llorar. Abigail, la tomó entre sus brazos para amamantarla.─ Samuel, tiene una amante, ─ le solté, ella me observó sorprendida.─ ¿Estás segura? ─ Preguntó sin dejar de amamantar a Jordana.Sin poder contener me le conté todo lo que había sucedido, tenía algo trancado en el pecho, parecía un nudo que no me permitía pasar ni el aire.─ ¿De quién sospechas? ─
Valerie GhillDurante dos horas, estuve en una tienda de ventas de artículos de decoración, compré lo de varios eventos, solicitando fuesen trasladados a las direcciones indicadas, de allí me dirigí a buscar a mi hijo, en su escuela; estaba pensando seriamente en lo del transporte para trasladarlo a una institución educativa. Esperé cinco minutos que Sebastián, saliera. De allí nos dirigimos a la casa. Samuel, no llegó almorzar nuevamente, me pregunté si estaría con ella, esto se estaba convirtiendo en una zozobra cada minuto y las preguntas volvían a mi mente. ¿Ya no me ama? ¿Qué sucedió? me atormentaba cada segundo, con ese tipo de preguntas.Subí a la habitación, acomodé su ropa de casa sobre la cama y sus implementos de higiene personal, cambié las toallas del baño y le dejé las sales al lado del Jacuzzi, por si deseaba usarlo. Bajé las escaleras, me despedí de mi hijo y de Maigualida. Me dirigí a la agencia, desde allí continúe con las planificaciones de todos los eventos, el m
Valerie Ghill.─ Me gustas mucho, Valerie. ─ Pronunció las mismas palabras de la vez anterior, besó mi cuello, haciéndome estremecer nuevamente.─ No te soy indiferente, ─ siseó volviendo a besar mi cuello, erizando todos mis bellos.─ Es normal, estoy herida y muy dolida, pero no puedo dejarme llevar por una pasión, que no sentiría en circunstancias normales, ─ pronuncié tratando de convencerme a mí misma, de mis propias palabras.─ La atracción cuando se da no importan las circunstancias, ─ mencionó pasando la punta de su nariz por mi nuca. Giré mi cuerpo y me arrepentí, su erección, ahora estaba contra mi pelvis.─ Amo a mi esposo, semanas atrás esto no estuviese sucediendo, ─ pronuncié.─ Está sucediendo, así sea, porque estás dolida y semanas atrás, también hubiese sucedido, ─ mencionó buscando nuevamente mis labios.─ Por favor, ─ mencioné posando mis manos sobre su pecho, para que retrocediera, ─ suspiró acomodando su mentón en mi cabeza, encerrando mi rostro en su cuello, inu
Valerie Ghill─ Espero, que tú, no seas uno de los estafados, ─ mencioné saliendo de su encierro.─ Quizás, de arte no sé nada, ─ mencionó moviendo sus hombros. El timbre sonó, los invitados fueron llegando y mi cliente, me presentó como su amiga. Me sorprendió que sus invitados, eran personas mayores, que Franchesco. El personal contratado, sirvió unas copas, revisé que todo estuviese en orden, le di la señal a mi cliente, él invitó a pasar a la mesa. Todos degustamos los platillos entre agradables conversaciones, pasamos luego a la sala de Star, donde la charla fue única y exclusiva de negocios. Las mujeres, parecían ser las asistentes y anotaban, yo tomé mi agenda y le hice el mismo favor a Franchesco, a pesar que no me lo había pedido, él sonrió disimuladamente. El almuerzo de negocios, resultó siendo muy favorable para mi cliente de los regalos, aunque culminó un poco más tarde de lo que había pensado.─ ¿Por qué no estás con tú asistente? ─ Pregunté observándolo, cuando to
Valerie Ghill.─ Ya debo irme, ─ murmuré huyéndole a sus labios, levantándome ─ No te resistas, no vale la pena, no se puede salvar lo que ya se ha perdido, ─ murmura retirándose del escritorio, tomo las llaves y mi bolso. ─ Nos vemos mañana, para finalizar la decoración del evento, ─ murmuro y él asiente. ─ Estaré en la empresa unas cuantas horas, ─ informa, ambos salimos hacia el estacionamiento del centro comercial, como siempre él, me acompañó hasta mi vehículo besando mi cuello. En mi casa, todo seguía igual, yo solo cumplí con la misma rutina, con mi sexi lencería me dirigí al balcón de mi alcoba, no me apetecía estar al lado de mi esposo, él desde hace días se había dado cuenta del cambio de mi guarda ropa; se sorprendió cuando notó que no la utilicé para seducirlo, como sucedía cada vez que cambiaba mi guardarropa. Jugábamos, reíamos, nos comíamos el uno al otro y culminábamos en una buena sesión de sexo duro, sabroso y gratificante, lo contrario a lo que está sucediendo a
─ Comeré con el personal, ─ le indiqué.─ Tú lugar es este, ─ mencionó sin hacerme caso, últimamente esa era su forma de actuar. La degustación pasó sin problemas, todo estaba exquisito, después de eso, grandes mesones fueron surtidos con aperitivos y con los leñadores al lado, encendidos para mantenerlos calientes, de allí salían pasapalos a cada mesa del jardín hasta para las más alejadas.Cómo a las dos de la madrugada, escuchamos un gran chapuzón en la piscina. Franchesco y yo, levantamos la vista observando hacia el lugar. ─ ¡Rayos¡ es Marcelino, ─ protestó mi cliente. Me había presentado ante tantas personas que no recordaba quien era Marcelino, ambos nos acercamos a la piscina junto con dos hombres del personal contratado. El tal Marcelino, estaba saliendo de la piscina, escurriendo el agua por todos lados, dos chicas se carcajeaban burlándose, una de ellas, se acercó a rodear el brazo de Franchesco, con mucha confianza y coquetería. ─ Puedes creer que nos estaba enamo
Valerie Ghill.─ El señor Franchesco se retiró y los invitados que quedaban se despidieron, ─ mencionó uno del personal contratado y yo, solo asentí.─ Tomen sus cosas, ya se pueden retirar. Mañana se ordenará todo para dejarlo como estaba, ─ les informé, volví a ingresar a la mansión, tomé mis cosas de la habitación asignada y salí apresurada de ee lugar. En el camino, solo iba pensando en lo sucedido, en lo caliente que todavía estaba. Llegué a mi casa, todo estaba silencioso y oscuro, subí hasta mi habitación, entré con cuidado para no despertar a Samuel, para mí sorpresa la habitación se iluminó y...Observé mi cama vacía. Samuel, estaba en una esquina de la habitación, se notaba furioso, quizás era por las llamadas y mensajes no respondidos, me dio igual, dándole una pequeña explicación que en realidad no se merecía. Él, se quedó observándome de pies a cabeza sorprendido, recordé las palabras de Franchesco, sobre lo de parecer una diosa y como tal me comporté, desvistiéndome a
Valerie Ghill.Le permití el acceso a su beso, correspondí a la caricia de su pene, frotando mi pelvis, el sonido de su jadeo, me recordó al que escuché en su consultorio, mi pecho se estrujó mucho más con ese pensamiento, las palabras que deseaban salir me ahogaron.─ ¿Cómo puede estar tan tranquilo, después de engañarme de esa forma? ─ Me pregunté ahogando mi dolor. Samuel, se hundió en mi interior, moviéndose de una manera lenta y tortuosa. Mis caderas correspondieron siguiéndole el ritmo, sus labios recorrieron mi cuello, entre besos húmedos, hasta llegar a mi oído.─ Te amo, mi amor. ─ Repitió y allí fue cuando no aguanté más, mi corazón lastimado se resistió a seguir con la falsa, mis lágrimas se desprendieron, ocultando mi rostro en su cuello.Samuel, me abrazó con fuerza intentando buscar mis labios, pero yo, estaba hundida desbordando mi dolor, no podía parar mis lágrimas. La chica fuerte, que un día cacheteó a Maximiliano y a Gianna, cuando los descubrió, ya no existía