Ashley Freetman─ ¿Ya culminaron tus clases? ─ Preguntó mi novio.─ Sí, tengo clase nuevamente a las dos, ─ le respondí. ─ Espérame cinco minutos y saldremos almorzar, ─ propuso, aunque todavía era muy temprano para almorzar y yo, apenas hacía unos minutos había comido una torta, que no culminé en su totalidad. ─ Te espero afuera, ─ le susurré, el asintió, al llegar al umbral de la puerta, di el último vistazo hacia los profesores, observando a la coqueta profesora Black, quien casi le coloca las tetas a mi novio en su boca. Quedé asombrada, al notar que la profesora, no le importaba para nada los presentes, a la hora de coquetear. Noah, salió ocho minutos después, rodeó mi cintura sin importarle nada y nos dirigimos a la salida de la universidad.─ Este año académico finalizará con las pasantías en el hospital, ahora eres cuasi médico ─ sonrió al mencionar esa palabra.─ Las pasantías cubrirán la carrera de medicina y la especialización en pediatría, luego iniciarás a cumplir
Ashley Freetman─ Mariluz, deja ya el teléfono, ─ le dije un poco furiosa, ya eran las dos de la tarde y no habíamos culminado. Noah, estaba más gruñón que nunca, para completar el jueves y viernes había salido muy tarde de sus consultas y estaba disgustado, porque no me quise quedar en la casa de su padre, a pasar la noche. ─ Vamos, Ashley. Dime que tú no estás igual que yo, con ganas de salir corriendo a los brazos de nuestros galanes, ─ murmuró haciendo un puchero. ─ Y si sigues pegada en el teléfono nos tardaremos más, ─ la contradije, ella soltó el teléfono desanimada, tomó su portátil y yo, seguí en mi computadora de mesa; tenía la ventana abierta, pero no había tenido ni tiempo de asomarme, también era que no deseaba que Mariluz, se diera cuenta lo que sucedía frente a mi ventana. ─ ¿Cómo surgió la relación entre el gruñón y tú? ─ Preguntó mi amiga, desviando la mirada de la pantalla de la portátil. ─ Hace un poco más de un año, nos besamos, ─ le respondí.
Ashley Freetman─ ¿Cómo puedo contentarlo, profe? ─ Pregunté mordisqueando su cuello.─ Entonces piensa en como deseo que me consientas, ─ siseó y estaba segura que sonrió. No podía observar sus ojos, pero su bulto me indicó que le gustaba lo que le hacía.─ Te amo, ─ volví a su oído susurrándole, llevando mi mano hacia su entrepierna y acariciándolo por encima del vaquero. ─ Ashley, estoy conduciendo, ─ expresó con voz enronquecida.─ Sigue haciéndolo, ─ le propuse, mordiendo su cuello y bajando el cierre de su vaquero, metí mi manito y busqué el miembro erecto dentro de su bóxer, lo observé y estaba bastante crecido. Comencé a mover mi mano por inercia, sobre su pene caliente. Noah, hizo un suspiro ronco, mordí su cuello, moviendo mi mano con un poco más de ritmo. Unos minutos después Noah, estacionó el vehículo, reclinó el asiento del conductor y desabrochó su pantalón, dando más libertad a su miembro, rodeó mi cintura acercándome a su cuerpo.─ Móntame, ─ pidió con voz j
Ashley Freetman.─ Ella, la estaba pasando mal, porque su hermana la odiaba por lo que le había hecho, su cuñado la despreciaba, porque según él, lo había engañado y su familia y la de su cuñado, la tildaban por lo que había hecho. Un día, la conseguí hecha un mar de lágrimas y dolor, intentó quitarse la vida y yo, la salvé de esa locura, luego se sintió mal de salud y la llevé al hospital.Allí, fue mi otro calvario, cuando el doctor nos anunció que estaba embarazada. Yo, estaba recibiendo la noticia que ella estaba embarazada de otro hombre, quien era precisamente su cuñado. Llamé a su padre, diciéndole que estaba en el hospital y me largué de allí, repitiendo el mismo patrón de la vez anterior, alcohol y otra mujer. El día de su boda, fue mi infierno y cuando nació su hija fue otro, después me perdí del condado, repitiendo ese patrón por varios años, que en la universidad se intensificó mucho más. Mi padre, enfermó del corazón y regresé, cuando volví, la vi de nuevo hecha
Ashley Freetman.El camino al hospital fue silencioso, yo solo me acerqué más a su puesto, coloqué mi mano en su pierna, dándole besos de vez en cuando en su mejilla, en su cuello y en su hombro; susurrándole los te amos, que a él tanto le gustaban y ahora entendía el motivo.Llegamos al hospital, bajamos del auto, el rodeó mi cintura para ingresar por los largos pasillos, que siempre estaban llenos.─ ¿Vas a subir de una vez? ─ Preguntó ingresando al ascensor.─ Quedé en pasar por el consultorio de papi, allí estará esperando, para saludarme con tía Ivanna. Hoy solo nos vimos en el desayuno, ─ le informé con un puchero.Él, asintió y presionó el botón del tercer piso, que era dónde quedaba el área de ginecología.─ ¿Me acompañas? ─ Le invité. ─ Mejor subo a cambiarme, voy veinte minutos tarde, ─ mencionó observando el reloj.Besó mis labios cuando el ascensor abrió sus puertas en el tercer piso y no le importó los que estaban presentes en ese ascensor. Salí sonriendo sin prest
Ashley Freetman.Llegué a la sala de médicos, saludé a los cuasi colegas, los cuales respondieron con el mismo ánimo. Siempre me trataban como si fuese un médico más de su equipo y yo, aprendía un poco de cada uno de ellos. Noah, no estaba en la sala de médicos, no pregunté nada para no demostrar mi interés por él, volví a la sala de enfermería, con Mésele, y dos enfermeras más. Nos dispusimos a realizar el recorrido por el largo piso, junto al carrito que llevaba todos los medicamentos. Ingresamos a la primera habitación conformada por seis pacientes, los cuales estaban en áreas separadas por cortinas color verde oscuro. El primer niño, al verme sonrió y mi corazón se apretó al notar la alegría de su rostro.─ ¡Ashleyyyy! ─ susurró el pequeño, partiéndome el corazón por todos los días que dejé de venir al hospital. Coloqué el dedo en mi nariz para que hiciera silencio. Ellos, sabían que si algún doctor, descubría a un estudiante interactuando con tanta confianza, nos llamarían
Ashley Freetman.El recorrido por las otras habitaciones fue lo mismo, hasta que llegamos a la última habitación. Me sorprendí al ver al niño que estaba nuevamente hospitalizado.─ ¿Jonás? ─ Musité acercándome apresurada hasta él.─ Ashley, ─ sonrió al verme, observé a su madre, que estaba sentada en el mueble con cara de preocupación. Esta era una de las mejores habitaciones, tenía dos camas con dos cómodos sofás, al lado de cada cama y este tipo de habitaciones que estaban en esta ala del piso siete, era para personas con recursos económicos elevados que podían darse ciertos lujos, otra ala tenían habitaciones de una sola cama las cuales eran las más costosas. Observé el rostro del niño, con el mayor de los dolores en mi pecho y agradecí que no estuviesen otros médicos a mi lado, que pudiesen notar las lágrimas que estaba reteniendo, para que no se desbordaran.─ ¿Qué hacen aquí? ─ Pregunté a su madre, preocupada por Jonás. Él, era uno de los niños que había tenido su alta
Ashley Freetman─ Es nuestro trabajo, ─ sonrió el hombre, correspondiéndole a Noah, quien volvió a colocar el brazo alrededor de mi cintura. ─ No tengo hambre, ─ murmuré una vez tomamos el camino hacia el ascensor.─ Necesitamos un café, esta será una larga noche, ─ mencionó Noah.─ No sabía que se había presentado una emergencia, ─ le dije ingresando al ascensor.─ En este piso no, pero si en el uno, en el área de urgencias, habrá un nuevo ingreso por servicio social, más tarde lo subirán al piso, ─ informó, el ingreso por servicio social, solo significaba que la familia no tenía recursos para costear los gastos de una enfermedad. Suspiré saliendo del ascensor y caminando el largo pasillo, hasta llegar a uno de los cafetines del hospital.─ No puedes permitir que un paciente te afecte tanto, no podemos bloquearnos, Ashley. ─ Protestó Noah, sabía que esta invitación era para reprocharme mi comportamiento.─ ¿Cómo puedo convertirme en un ser que no soy? ─ Me sinceré con él. ─