Noah Hanks.─ Noah, ¿Cómo estás? ─ Sonrió Valerie al verme, un poco extrañada con mi presencia, acomodó la bebé hacia un lado de su cuerpo y se levantó un poco besando mi mejilla. ─ Hola, Valerie. Muy bien y tú ¿Cómo estás? ─ Saludé devolviendo el beso en su mejilla. ─ Practicando nuevamente para mamá, ─ sonrió mostrando la bebé entre sus brazos ─ Tía, que bueno verte bien, ─ mencionó Ashley, abrazando a Valerie. Samantha, llegó a nuestro lado, besando a su nieta en la mejilla.─ Noah, hijo que bueno verte, ─ musitó Samantha, con cariño besando también mi mejilla. Ashley, observó la interacción y sonrió, estaba seguro que esto le hacía pensar que ellos no harían oposición a lo nuestro, yo esperaba lo mismo, pero lo dudo.─ Mira lo que te traemos, pequeña. ─ Mencionó Ashley, a la bebé levantando los regalos y quitándole a Valerie, la bebé, caminó hasta mi lado. ─ ¿Está preciosa, verdad? ─ Preguntó enseñándome a la pequeña. ─ Es muy hermosa, ─ mencioné observando a la
Noah Hanks.La seguí por la vía todavía demasiado transitada a esa hora, ella tomó la vía hacia la casa de Ethan, yo hacia la mía aunque no estaba muy lejos, no tenía una excusa para seguirla hacia ese lugar y cada vez mi frustración era más grande, no entendía que me sucedía, esto no me había ocurrido ni con Gianna, ni con Katty, la madre de Jaime; por el contrario, esta última se quejaba por mi falta de atención hacia ella. Llegué a mi casa.─ ¿Jaime? ─ Le pregunté a mi padre, aunque sabía la respuesta. ─ Ya sabes dónde está, es un digno hijo tuyo, ─ señaló mi padre con una sonrisa. Que le podía decir, de niño yo vivía metido en la casa de Ethan, y mis intenciones eran las mismas que las de mi hijo. Solo que yo, me había fijado en una mujer mayor que yo, que no me amaba a mí, sino a su cuñado. La mensajería de texto repicó en mi teléfono. ─ Ya estoy en casa, ─ leí el mensaje de mi novia, subí hasta mi habitación, me cambié por ropa más deportiva, abrí la ventana de mi
Noah Hanks.─ No me agrada el chico que trajiste en tú cumpleaños, ─ refutó inmediatamente su padre.─ Papá, deja los celos y no es Alexander, ─ Alegó mi novia, y eso llamó más la atención de todos.─ Y ¿Cuándo lo conoceremos? ─ Preguntó su hermana Samantha, entusiasmada. ─ Estaba pensando en preparar una cena con toda la familia, el primer fin de semana después que llegue de viaje ─ Informó Ashley. ─ ¿Cuánto durará la jornada? ─ Preguntó Maximiliano, a quien parecía que la felicidad se le había escapado de su rostro.─ Creo que una semana, pero no estoy segura, ─ mencionó Ashley─ Durará quince días incluidos los viajes, va a realizarse en cuatro sectores rurales, todavía están abiertas las suscripciones para quienes deseen sumarse, ─ les invité, ya que me extrañó que Ivanna y Jordan, esta vez no se sumaran, después me di cuenta que la esposa de Jordan, estaba en los días de parto e imagino que ese fue uno de los motivos. ─ Esta vez no me sumé, por los compromisos que h
Valerie Ghill.Presioné el control para abrir el garaje de mi casa, no sabía ni como había llegado a ella, la pequeña Jordana, había pasado una noche muy intensa con sus coliquitos; le dije a mi cuñada por parte doble que pensara bien lo de las gotitas anti cólicos, no era Jordan, el que estaba sufriendo los espasmos por el dolor. Abigail, solo se carcajeó cuando le dije que agarrara la polla de su marido y se la retorciera, hasta que el dolor lo desfalleciera, haber sino iba buscar luego un analgésico o un anti inflamatorio, para seguir usándola. No entendía este doctor de mierda, que no aceptaba un anti cólico para la bebé. Apagué el vehículo dándome cuenta que el de Samuel, ya no estaba, quizás ya hasta había llevado a nuestro hijo a sus clases. ─ Buenos días, ─ saludé a Maigualida, ella era la señora que me ayudaba en la cocina y en los deberes de la casa.─ Buenos días, señora Valerie. ─ Saludó sonriendo.─ Huele rico, ─ le dije acercándome hasta la cocina y revisando
Valerie Ghill.Me sequé y vestí apresurada haciendo a un lado mis pensamientos, salí casi corriendo de la habitación, preguntándome ¿Cómo haría Ashley? Sonreí, pensando que la juventud es gloriosa.─ ¿ Y si de verdad Samuel, me estaba engañando con una mujer mucho más joven que yo? ─ Pensé con nerviosismo.─ ¡Dios mío¡ debía despejar mi mente o me volvería loca, ─ pensé apresurando me y saliendo corriendo de mi casa.Llegué al colegio de mi hijo, ya solo faltaban tres niños, porque los buscaran.─ Mamá ¿Por qué llegas tan tarde? ─ Preguntó mi hijo, subiendo al automóvil.─ Lo siento, tesoro. Me he quedado dormida, tú primita sigue malita con sus cólicos y tú tía Abigail y yo, pasamos la noche en vela tratando de calmarla, ─ le dije ─ ¿Por qué nació con ese problema? ─ Preguntó mi hijo, con un tono de voz un poco preocupada.─ En realidad no es tan grave tesoro, le sucede a casi todos los bebés, en las primeras semanas de nacimiento. Ellos no están acostumbrados a una aliment
Valerie Ghill.─ Ni en vacaciones, puedes negarte a planificar un evento, ─ sonríe Samuel. Me desvisto e ingreso con él, en el Jacuzzi, así me hubiese duchado anteriormente. Compartir el baño con mi esposo, siempre ha sido excitante. Tomo una esponja y comienzo a frotar su cuerpo, siempre era muy dedicada a él, recorro cada parte de su piel, no solo con la esponja, sino con mis manos. Deseaba eliminar todos los estragos, de esa espantosa pesadilla y dejar la paranoia de una vez por todas. Samuel, me quita la esponja cuando culmino con su cuerpo y comienza a frotarla por el mío. Estos momentos de placeres son los que me despejan las dudas, aunque después vuelvan. Tomo su miembro y lo acaricio, noto que está semi erecto, algo que me extraña, sobretodo, porque no es la primera vez que sucede, ya esta es la quinta vez y eso me descontrola; me hace pensar que ya no me desea tanto como antes. Lo estímulo, buscando más dureza. Samuel, busca mis pechos llevándose uno a su boca, mientr
Valerie Ghill.─ Ya casi vamos a cenar, para después marcharme a casa de tú tío, Jordan. ─ Le dije a mi hijo.─ Yo me quedo, prefiero aguantar a papá, ─ mencionó después de bufar. Pasé a mi habitación, para vestirme. Samuel, estaba viendo televisión, apenas se dio cuenta de mi presencia buscó mi mirada. Parece mentira, que mi pecho latiera tanto, solo por ingresar a mi habitación y saber que allí estaría él, y que en toda la tarde no había salido de la habitación, ni siquiera para darme una explicación coherente, ni para decirme que teníamos que dialogar. Me vestí silenciosamente, preparé un pequeño bolso con una pijama y otra muda de ropa, para mañana mi encuentro con el dueño de la voz telefónica.─ En cinco minutos cenaremos, ─ le dije a mi esposo, una vez vestida y cruzando el umbral de la puerta. Me dirigí a la cocina, para ayudarle a Maigualida, a servir. Una vez listo todo en la Isla de la cocina Maigualida, se dirigió para llamar a los hombres de la casa. Así le decía el
Ashley FreetmanCulminé mi exposición, el profesor siniestro, me dejó de última, según él, fue llamando al que tenía las peores notas de primero, eso era para irlo avergonzando en clases; por eso se había ganado la fama del profesor siniestro.─ Felicitaciones, señorita Freetman. Ojalá su dedicación se hiciera un virus en la universidad, ─ espetó observando a mis compañeros, como si de verdad fuesen un virus muy contagioso. ─ Gracias, profesor. ─ Mencioné con debilidad. Caminé hasta la mesa que compartía con Mariluz, ya que Alexander, desde que se había enterado de mi relación con el profesor gruñón, se había alejado un poco, estando a estas alturas todavía disgustado.─ Te espero en la cafetería, ─ le dije a Mariluz, tomando mi morral y saliendo del aula de clases. Mi amiga, tenía que quedarse con tres compañeros más, que el profesor había nombrado para quedarse después de las exposiciones, respiré profundo deseando comunicarme con Noah, estaba muy preocupada y avergonzada del e