Ashley FreetmanMe dirigí al ascensor y le avisé a mi abuela y a Caleb, luego me dirigí al Star médico y Noah, iba ingresando.─ Pensé que ya te habías marchado a descansar, ─ pronunció apenas me vio.─ Tía Ivanna, está en trabajo de parto, ─ le informé, él levantó sus cejas.─ Ve a descansar, yo me quedaré, ─ le sugerí.─ ¿Cuánto tiene de dilatación? ─ Preguntó.─ Seis centímetros, ─ respondí y él, frunció el entrecejo.─ No falta mucho, descansaré un rato en la oficina y te espero, para que tú también descanses. ─ Pronunció y yo, asentí besando sus labios. Unos minutos después, bajé nuevamente para estar con tía Ivanna. Para ser sincera, la conseguí tranquila.─ Hasta yo estoy asombrada, ─ mencionó tía Ivanna, levantando su visión hacia la mía, refiriéndose al hecho que estaba tranquila y sus contracciones parecían no ser tan dolorosas. Tía Valerie, llegó con una maleta y una pañalera hermosamente decorada, que contenía toda la ropa de la bebé, que entre todas habíamos prepar
Ashley FreetmanEran las diecisiete horas cuando nos despertamos, nos duchamos juntos, nos vestimos y a esa hora almorzamos. Nos dirigimos al hospital y al llegar estaban mis hermanos, la abuela Samantha y el abuelo Ethan; con tía Ivanna. Ella, ya se veía un poco más descansada, mi padre llegó con la bebita y con el abuelo Andrew, todos sonrieron al verlo.─ Voy a ver a Caleb, ─ mencionó Noah, diez minutos más tarde.─ Te acompaño, el niño desea bajar, para ver a tía Ivanna y conocer a la bebita. ─ Le dije a mi novio.─ Entonces tomemos las precauciones, ─ pronunció Noah. Le dije a tía Ivanna y a papi, que ya volvía, la bebita ya se la llevarían al cunero nuevamente, y subimos a buscar a Caleb. al llegar el niño se emocionó, estaba con tía Valerie, la cual le estaba dando una compota de frutas, cuando culminó su merienda lo preparamos. Noah, llegó con la silla de ruedas y nos dirigimos con Caleb, para el piso de maternidad.─ Solo será un momento, ─ señalé observando al niño, el
Ashley FreetmanA los pocos minutos apareció el señor Lumbardi, me pregunté si no se habría conseguido a tío Samuel, por los pasillos, pero el pensamiento se me esfumó cuando comenzó a saludar a todos, entregándole a tía Ivanna, un gran peluche.Lumbardi, se acercó hasta donde estaba mi primo Sebastián, mencionándole algo que no logré escuchar, pero la sonrisa de tía Abigail y Sebas, me dieron a entender que la conquista de Lumbardi, por mi tía, estaba iniciando ganándose a su hijo; seguramente lo conseguiría, porque para que mi primo suelte una sonrisa, cuesta Dios y su mundo y al parecer ya Lumbardi, lo consiguió.─ Y ¿Cómo se llama esta hermosura? ─ Preguntó Lumbardi, observando a tía Ivanna y otra vez todos se observaron. Tía Valerie, levantó una de sus cejas.─ Se llama Lissie, ─ le respondió mi abuela Hailey, con una sonrisa. Tía Valerie, se sorprendió observando a sus hermanos y a tía Ivanna, la cual respiró profundo, observando el entrecejo fruncido de papi; el cu
Samuel Ghill Levanto la copa de vino observando como la puerta se abre. Valerie, se queda mirando hacia el mueble donde estoy sentado. Han transcurrido casi dos meses desde que me descubrió, ella lleva un mes y una semana viajando sin parar, todas llegan a su retorno, Ashley, Abigail, Samantha y Hailey; menos ella y mi hijo, quien también ahora me aborrecía.─ ¡Buenas noches! ─ mencionaron los dos, como si estuviesen saludando a un desconocido cualquiera.─ ¡Buenas noches! ─ respondí, desviando la mirada hacia mi hijo.─ Me voy a mi habitación, ─ mencionó mi hijo, un poco disgustado dirigiéndose hacia la escalera.─ Sebastián, ya hablamos sobre esto, ─ mencionó Valerie, dirigiendo su mirada a nuestro hijo.─ Mañana, mamá. ─ Siseó él, subiendo las escaleras.Valerie, tomó una fuerte respiración, tomó la correa de la maleta para también subir, como si yo no estuviese allí.─ ¿Tengo que llamarte para que tú decidas volver a casa? ─ Pregunté, ella frunció su entrecejo dirigiendo su mir
Samuel GhillEran las dieciocho horas cuando Valerie, llamó por teléfono a Sebastián, informándole que Ivanna, había tenido una niña en horas de la mañana y estaba en el hospital; respiré profundo, dándome cuenta que había llegado el momento de enfrentarme a la familia. Cuando llegué al hospital y a la habitación donde tenían a Ivanna, todos me observaron como si fuese una película de suspenso. Ashley y Noah, fueron los únicos que se acercaron a saludarme. Ninguno me reprochó nada, pero la distancia fue notable. Saludé a Ivanna y la felicité. Ella, respondió un gracias, pero fue más por educación. Hailey, tenía a la nueva miembro de la familia entre sus brazos y yo, preferí retirarme, por la incomodidad que por primera vez sentí en esta familia, que tanto nos habían apoyado en el pasado a mi hermana, como a mí.Sebastián, decidió quedarse con su madre. En el pasillo del hospital me conseguí con Lumbardi, el cual venía muy sonriente y con un gran peluche entre sus manos. Po
Samuel GhillSubí a la que fue nuestra habitación, observé la cama en completa soledad, no estaban ni mi pijama, ni ella. Ingresé al baño y el jacuzzi que siempre me esperaba listo estaba vacío, levanté la vista hacia la ducha, su cuerpo sonriendo enjabonándome, besándome, tomándome entre su boca, haciendo el amor bajo la ducha o en el jacuzzi; volví a la alcoba, desvistiéndome completamente, sentándome en el borde de la cama, recordando cuando entalcaba mi cuerpo, llenándome de besos húmedos.Cubrí mi rostro intentando detener lo que se avecinaba, pero nada podía contenerlo, mis lágrimas corrieron sin poderlas evitar. Solo recuerdo haber llorado cuando mis padres fallecieron, recuerdo haber limpiado mis lágrimas, para poder consolar a mi hermana que estaba destrozada; pero ahora, no había nadie a quien consolar y yo, solo sentía un pesar que no podía arrancar de mi pecho, deseaba no ser psicólogo, para no leer los gestos y facciones de otros.Valerie, desde que llegó, me di cuenta
Valerie Ghill.Observo el espejo detallando mi rostro, me siento tan insegura, paso mis dedos alrededor de mis ojos, buscando señales de arrugas; creo que existen, pero he llorado tanto, que la hinchazón no deja notarlos.Lleno mis manos de agua helada, enjuagando mi rostro con ellas, dicen que eso ayuda a prevenir las arrugas. Levantó el rostro y vuelvo a mirar al espejo. Mis lágrimas caen cubriendo mis mejillas. Me traicionó nuevamente, es lo único que dice mi mente a cada nada, el fuego, la pasión había muerto. Observo las pastillas color azul, eso era lo que le daba una erección, no yo, no mi cuerpo, no su Valerie. ─ ¿Cuándo dejé de ser apetecible para él? ─ Me pregunto internamente una y otra vez. Un toque de la puerta.─ ¿Mamá, te falta mucho? ─ Preguntó Sebastián, con voz preocupada.─ Unos minutos, ─ respondí, lavando mi rostro, tomando las pastillas del mármol donde las había colocado y lanzándolas a la papelera. Sequé mi rostro y mis manos, saliendo del tocador. Seb
Valerie Ghill.─ Pienso que te estás olvidando de todo lo que hemos hablado, ─ mencioné retirando su Tablet.─ Te prometo intentarlo cuando llegue al condado, ─ musitó extendiendo su mano, para que le devolviera su Tablet. Me levanté de la cama, necesitaba una ducha. Franchesco, nos había invitado a cenar, sus regalos costosos y sus abrazos habían vuelto, también mis rechazos, pero esta vez él, no había pasado la línea; esta vez solo se limitaba aceptar el rechazo y no era que no me agradara, estaba claro que entre nosotros había una atracción extraña, pero eso no significaba que por estarme divorciando, yo tenía que estarme regalando al primer postor. Reconozco que gracias al abogado que él, me recomendó para el divorcio, todo marchaba bien. Bueno, también era porque Samuel, no era un hombre de pleitos y conflictos, no estaba interesado en pelear bienes y tampoco estaba interesado en divorciarse. Según él, no perdería a Sebastián, pero igual el procedimiento de divorcio cont