bienvenidos a esta nueva historia. dejen sus comentarios, que les parece si la hacemos interactiva , como quieren que siga?
– Oh disculpa, no te vi – dijo la chica con una abaya beige cuando tropezó a Amelia y la mojo con café que por suerte era frio. – Si supongo que debo ser transparente o tu ciega – le respondió la atacada conteniéndose porque lo que quería era arrancarle el cabello con todo y hijab. – Típica latina que se cree que es el centro del universo y todos tienen que verla. – sin verla le habló a las tres chicas que la acompañaban. – ¿Cuál es tu problema? en mi vida te había visto. La otra chica se puso roja de ira, ella era la hija de un jeque y de las más populares de la universidad y no iba a venir esa recién llegada a quitarle su puesto y mucho menos a hacerla sentir ignorada, así que le lanzó de vuelta. – Sera que en el país donde vives hay internet? O no sabes usar las r.r.s.s? – se rio y las demás la imitaron. Ah ya lo entiendo, por eso no te conozco, realmente no pierdo mi tiempo en las r.r.s.s, se me dan mejor los libros y los trabajos de investigación. Con permiso. Amelia no pen
Un año después. – Amelia – la interrumpió Hafid de su lectura en la biblioteca – puedo sentarme un rato, quiero preguntarte algo. – Seguro, toma asiento – le señaló la silla frente a ella. Nervioso se sentó y le sonrió. – Sabes que tenemos un poco más de un año conociéndonos – Amelia asintió. – Y bueno tú me pareces una chica hermosa e inteligente, y me gustaría que me dieras la oportunidad de cortejarte. ¿Cortejarte? Se repitió en la mente Amelia y se rio por dentro le parecía lindo, pero aun así podía ver la diferencia de tratos entre los occidentales y los árabes. –Y comprometernos en un futuro. ¿Qué dices? –Bueno Hafid, tu me pareces muy guapo y me gusta estar contigo, puedo dejar que me cortejes, sin embargo, eso de comprometernos es un futuro lejano para mí, no he cumplido aun ni diecisiete años y no esta en mi mente un compromiso ahora. –Dieciséis, estas en la edad perf… – Amelia le levantó la mano para que no siguiera. –Ya se lo que me vas a decir, aquí es común, pero
Amelia estaba en la biblioteca estudiando cuando escuchó el casi murmullo de sus compañeras de mesa. –Uy mira quien viene allá, que habrá hecho esta vez – le decía una chica española a otra local. –No lo sé, pero lo que sea que haya hecho fue una ofensa grande, para que el castigo sea toda de negro. –Lo de la magnitud lo sabremos dependiendo de los días que pase viniendo así. –Shuu, a esta cerca – finamente dijo la emiratí. Amelia no solía involucrarse en conversaciones ajenas y menos si era de chismes, pero por alguna razón tuvo curiosidad de voltear para saber de quién hablaban, quizá sería por la palabra castigo y la cultura donde estaba, de todas formas no tardo mucho en ver a una chica con una abaya completamente negra y un niqab, solo se le veían los ojos, algo que en este país a pesar de ser principalmente musulmán se ve muy poco debido a la gran cantidad de extranjeros que lo ocupan y en líneas generales las mujeres son más actuales usan la gran mayoría el hiyab.
– Feliz aniversario bella, – la voz de Hafid suave la había tomado de espalda y le ponía en frente una caja rectangular azul – espero que te guste – se puso de frente y le dio un casto beso en los labios. – Para que me recuerdes aun cuando estés lejos – exclamó el joven tomándole el cabello rojo hacia un lado para colocarle la cadena de oro con varios dijes que incluían un camello, y par de edificios representativos de los Emiratos Árabes, el Burj al Arab, Y el Burj Khalifa. –Me encanta gracias cariño – le abrazó y así se fueron caminando hacia el estacionamiento. Amelia que se encontraba caminando por unos de los pasillos de la universidad, aún no le había comprado nada a su novio por su primer año juntos, lo había olvidado, estaba entre el estudio y el cómo convencer a su padre que la dejara terminar la carrera ahí. –Amelia– la llamaba por tercera vez Hadid. –¿Sí? – donde estás que no me estás escuchando te he llamado tres veces. – Lo siento tengo muchas cosas en la cabeza
PDV Paul. –Oh si, si Paul, eres el mejor – gemía la rubia que se encontraba cabalgándome, mientras la tenía tomada por las caderas para controlar el ritmo, ya quería terminar, tenía una reunión en el banco. –Llega para mi hermosa – la animé y no paso mucho tiempo cuando sus gritos llenaron la habitación del hotel. Algunas embestidas más hicieron falta para que vaciara mi esencia en el preservativo y me salí rápido de ella para dirigirme al baño y alistarme, al salir Arianna estaba ya vestida. –Me llevas? total vamos al mismo sitio – pidió sonreída. Asentí y salimos del hotel rumbo a la oficina. En silencio recorrimos las calles de la isla para llegar a la sede principal del banco, de pronto pensé en Estefanía, tenía varios mensajes de ella, pero los había ignorado. –¿Por qué no te has comprometido con Estefanía? – preguntó Arianna. Yo no necesitaba mentir, todas las chicas con las que me acostaba sabían que yo estaba con Estefanía, no tengo la culpa de que aun así me abrieran la
PDV Amelia.Luego de la cena en casa de los padres de Hafid hablé con él.–Hafid, sabes que te quiero, pero pensé que habíamos quedado claros con el tema del matrimonio, de verdad fue muy incómodo la conversación sobre eso con tus padres.–Lo siento cariño es que están tan contentos de que este contigo, ellos ya te quieren y yo solo te veo siendo mi esposa, hablaré con ellos – me sonrió tan tierno que no pude seguir reclamándole más.El tiempo sigo fluyendo, así como nuestra relación, aunque seguíamos sin avanzar más en cuanto a lo físico se refería, pero ya me había adaptado, mis calificaciones eran las mejores y se acercaba el tiempo de hablar con mi padre sobre quedarme a terminar la carrera aquí, pero una tarde al recibir una llamada de doña Samia invitándome a tomar un té me puso a pensar si lo mejor era regresar a casa para evitar estos encuentros incomodos.Había aceptado su invitación más por la insistencia de Hafid que por ella, pero ahí estaba entrando a un lindo café cuando
PDV Narrador. En la azotea del banco de Curazao en un solar decorado y con la mesa servida de deliciosa comida estaban Paul Belmonte y Rodrigo Villamizar, con sus respectivas esposas disfrutando de un almuerzo juntos y deleitándose con la hermosa vista del mar y de los barcos de crucero que siempre engalanaban la isla y la llenaban de turistas. –¿Como esta Paul, que tal le ha ido con sus pasantías en el banco? – preguntó Rodrigo a sus amigos y compadres. –Pudiera estar mejor, pero tengo fe que una vez se case asiente un poco mas la cabeza ese muchacho. – le confesó el padre que pensaba que su hijo le estaba sacando canas al no responder como él esperaba con respecto a los negocios. –Hablando de asentar cabeza – esta vez fue Bonnie quien habló – Me tiene inquieta que pronto Amelia regresa y Paul lleva mucho tiempo con esa chica de novia. –Nada de que preocuparse Bonnie, ya me encargué de eso, Paul dejara a esa chica esta misma semana, sino es que ya lo hizo.
PDV Narrador.Si alguien sabía que era lo que le convenia ese era Paul, ya había llegado el momento del ultimátum y estaba seguro que su padre cumpliría su palabra; sobre su cadáver le daban su herencia a su primo arrogante o peor aún a Amelia y sus hermanas, ya estaba harto de escuchar lo buena que era en esto en aquello, siempre comparándolo con él. Si tenia que dejar a Estefanía lo haría, si, llevaban años juntos y le gustaba, ella siempre lo complacía y estaba al pendiente de él, pero en el fondo sentía que algo faltaba, sino no fuera tan débil cuando otra mujer se le insinuaba.Si, pensándolo bien él se iba a casar con Amelia, ese sería el ambiente ideal para hacerle ver a todos que ella no era tan perfecta y ella sentiría lo que él ha sentido todos estos años.Estaba aun en la oficina a pesar que la oscuridad había atrapado el cielo de la ciudad pensando en su estrategia, pero primero lo primero, ¿Cómo iba a terminar con Estefanía sin que ella hiciera un escándalo? No iba a ser