Aqui su capítulo semanal, gracias por su paciencia, espero lo disfruten.
PDV Amelia.Luego de la cena en casa de los padres de Hafid hablé con él.–Hafid, sabes que te quiero, pero pensé que habíamos quedado claros con el tema del matrimonio, de verdad fue muy incómodo la conversación sobre eso con tus padres.–Lo siento cariño es que están tan contentos de que este contigo, ellos ya te quieren y yo solo te veo siendo mi esposa, hablaré con ellos – me sonrió tan tierno que no pude seguir reclamándole más.El tiempo sigo fluyendo, así como nuestra relación, aunque seguíamos sin avanzar más en cuanto a lo físico se refería, pero ya me había adaptado, mis calificaciones eran las mejores y se acercaba el tiempo de hablar con mi padre sobre quedarme a terminar la carrera aquí, pero una tarde al recibir una llamada de doña Samia invitándome a tomar un té me puso a pensar si lo mejor era regresar a casa para evitar estos encuentros incomodos.Había aceptado su invitación más por la insistencia de Hafid que por ella, pero ahí estaba entrando a un lindo café cuando
PDV Narrador. En la azotea del banco de Curazao en un solar decorado y con la mesa servida de deliciosa comida estaban Paul Belmonte y Rodrigo Villamizar, con sus respectivas esposas disfrutando de un almuerzo juntos y deleitándose con la hermosa vista del mar y de los barcos de crucero que siempre engalanaban la isla y la llenaban de turistas. –¿Como esta Paul, que tal le ha ido con sus pasantías en el banco? – preguntó Rodrigo a sus amigos y compadres. –Pudiera estar mejor, pero tengo fe que una vez se case asiente un poco mas la cabeza ese muchacho. – le confesó el padre que pensaba que su hijo le estaba sacando canas al no responder como él esperaba con respecto a los negocios. –Hablando de asentar cabeza – esta vez fue Bonnie quien habló – Me tiene inquieta que pronto Amelia regresa y Paul lleva mucho tiempo con esa chica de novia. –Nada de que preocuparse Bonnie, ya me encargué de eso, Paul dejara a esa chica esta misma semana, sino es que ya lo hizo.
PDV Narrador.Si alguien sabía que era lo que le convenia ese era Paul, ya había llegado el momento del ultimátum y estaba seguro que su padre cumpliría su palabra; sobre su cadáver le daban su herencia a su primo arrogante o peor aún a Amelia y sus hermanas, ya estaba harto de escuchar lo buena que era en esto en aquello, siempre comparándolo con él. Si tenia que dejar a Estefanía lo haría, si, llevaban años juntos y le gustaba, ella siempre lo complacía y estaba al pendiente de él, pero en el fondo sentía que algo faltaba, sino no fuera tan débil cuando otra mujer se le insinuaba.Si, pensándolo bien él se iba a casar con Amelia, ese sería el ambiente ideal para hacerle ver a todos que ella no era tan perfecta y ella sentiría lo que él ha sentido todos estos años.Estaba aun en la oficina a pesar que la oscuridad había atrapado el cielo de la ciudad pensando en su estrategia, pero primero lo primero, ¿Cómo iba a terminar con Estefanía sin que ella hiciera un escándalo? No iba a ser
PDV Amelia. –Tenemos que hablar – respiré profundo antes de decirle a mi novio una de las frases más aterradoras entre las parejas. El efecto en Hafid fue el mismo que se ve en las películas o se describe en las novelas, abrió los ojos con asombro y parecía que paró de respirar por unos segundos. Dejó en la mesa el libro de economía que estaba consultando para prestarme toda su atención. –¿De qué será, cariño? suena importante – su tono fue un tanto ansioso. –Bueno, como te dije al inicio de nuestra relación, yo debo volver a mi casa, nunca fue pensando que terminara la carrera aquí, fue uno de los requisitos de mi padre para acceder a que yo estudiara en este país tan lejos del mío. –Pero… – movía la cabeza de un lado a otro negando y buscando las palabras. Me sentía mal decirle esto, más verlo así, de verdad que nos llevamos muy no se si llamarlo amor, pero, me gusta mucho Hafid. –¿No es el año que viene? – finalmente dijo. –Bueno el plazo termina en nueve meses para ser exac
PDV Amelia. Me quedé estática al escuchar a mi padre que nos íbamos a regresar a la isla y por la sonrisa victoriosa que tenía sabía que no me iba a escapar de esa decisión, pero no por eso iba a dejar de insistir. Miré a mi madre en búsqueda de apoyo y la observé como se encogía de hombros y se abrazaba a mi padre, era claro el mensaje ella lo apoyaba. –Eso no fue lo que acordamos padre, me quedan nueve meses para terminar dos semestres más, ¿a qué se debe este cambio de parecer? –A que extraño mucho a mi hija – dijo mi padre de forma despreocupada. –Padre esa no es razón, estamos hablando de mi futuro. –Exactamente por eso estamos aquí – habló mi madre con su dulce pero firme voz – tu futuro esta en la Isla, ahí esta tu familia, tus amigos, tus futuros negocios, además te tenemos una propuesta solo porque estamos rompiendo con parte de un trato inicial. Eso llamó mi atención por un momento y olvide lo demás, había olvidado el gran equipo que formaban, mi padre daba la primera e
PDV Amelia. Intenté llamar a Hafid, una y otra vez y me saltó al buzón de voz, era muy bizarro dejarle un mensaje despidiéndome, él no se lo merecía, pero no me quedaba de otra, llamé a su casa y una de sus hermanas me informó que se había ido al desierto con su padre y otros familiares hombre de la familia, y efectivamente él me lo había dicho, con toda esta sorpresa no lo recordaba. Respiré profundo, y empecé hacer las maletas, no me quedaba otra que resignarme, para el lunes que Hafid volviera yo estaría volando a mi país. De pronto una lagrima traviesa se escapó de mi ojo, tenia sentimientos encontrados, si quería irme, si me parece genial ocuparme de mi propia empresa, pero me veía terminando mi carrera aquí, hasta había imaginado ir combinada con Hafid el día de nuestra graduación. Mi caballero y amable novio, lo voy a extrañar, no quiero dejarlo ha sido muy bueno conmigo, demasiado diría yo al no querer tocarme hasta el matrimonio. Tenía mi cara entre mis manos cuando mi madr
PDV Amelia. El viaje fue super cansón, casi veinte horas de vuelo, al llegar a mi conocido aeropuerto, pasé al tocador a lavarme la cara y ponerme un poco decente, eran las cuatro de la mañana, no debía de haber mucha gente en el aeropuerto, pero, aun así, me gusta verme bien, mi madre entró conmigo y nos acicalamos antes de salir, ya mi padre me había informado que el chofer nos estaba esperando. Veníamos con cuatro maletas de las cuales tres eran mías, aun dejé mucha ropa Abu Dabi, pero igual aquí no me serviría de mucho porque eran outfits muy tapados; venia hablando con mi madre cuando unos gritos llamaron mi atención. –Ahí vieneeen – gritó Juliana. Mi sorpresa fue grande al ver tanta gente, bueno no eran demasiados quizá unas diez personas, pero eran las cuatro de la mañana, mis ojos se humedecieron, de verdad que no lo esperaba por la hora, par de amigos tenían una pancarta grande que decía bienvenida en árabe, inglés, neerlandés y en papiamento, había globos por doquier, flo
PDV Amelia. –¿Que, que quiere decir esto? – pregunté queriendo que me dijeran que yo estaba entendiendo mal o que era una broma. –Que dimos nuestra palabra que te casarías con Paul, hija – respondió mi padre. Salió de mí una risa casi histérica – sí, claro, déjenme decirles que es una broma de muy mal gusto. Estaba agarrando el portarretrato tan fuerte que de seguro mis nudillos estaban blancos, mi madre me miraba como pidiéndome que me calmara, mientras negaba con la cabeza. –No lo es Amelia, tu muy bien sabes lo importante que son tus padrinos para nosotros, son como nuestros hermanos desde hace muchos años, y decidimos que lo mejor para la próxima generación de nuestra familia es que nuestros primogénitos se casen y formemos una familia ahora de sangre. Podía sentir como mis ojos se abrían y cerraban como locos, esto no me podía estar pasando a mí, ¿será que estaba soñando? –En que siglo crees que estamos padre? – sabia que mi tono de voz estaba mas alto que lo que jamás le h