(Filippo Valentini)Abro los ojos y, me siento mareado por el dolor punzante que me azota, vuelvo a cerrarlos. No sólo me duele la herida, sino también la cabeza, los huesos, las articulaciones, ¡absolutamente todo en mí! ¡Cazzo!Me siento deshidratado y ardiendo, como si el fuego me salpicara directamente sobre la piel, me retuerzo en un vano intento de librarme de este calor infernal. ¡Mierda! ¡Me siento atrapado! Odio sentirme así, me trae recuerdos que me persiguen por la noche en forma de horribles pesadillas.Al cabo de un rato, intentando no concentrarme en el dolor, siento de pronto que un par de manos suaves descienden sobre mí con un paño húmedo, que me pasan suavemente por la cara. Dejo escapar un suspiro sintiéndome aliviada, alzo la mano hacia la fuente del frescor y la suavidad, agarrándola desesperadamente, como si fuera el último hilo de esperanza, el último rayo de luz.- Filippo, no -la voz de una mujer se queja conmigo- Quédate quieto, déjame cuidar de ti, amato.Es
(Filippo Valentini)- Gracias -le agradezco cogiéndole el móvil de la mano, ella no dice nada, solo recoge los platos de la mesa llevándolos al fregadero. - ¡Fratello!- ¿Dónde estabas cuando te llamé por tres días y no contestaste? - grita Matteo al otro lado de la línea hablando en inglés, si me habla así es porque no está solo, probablemente nuestra madre, o su mujer, estén cerca.- Durmiendo - respondo.- Durmiendo - repite irónicamente mi respuesta, sonrío al imaginar la cara que debe estar poniendo mi hermano ahora mismo. Matteo entre los tres hermanos es el más serio, odia las bromas, piensa que son una pérdida de tiempo. - Ah, así que la bella durmiente recibió un besito después de tres días y se despertó, qué cosa más linda -habla irónicamente, Matteo no será bromista, pero la ironía lo acompaña.- Me han disparado - aclaro antes de que se cabree aún más conmigo, no es buena idea cabrearle.- ¿Y desde cuándo un disparo es capaz de noquear a un Valentini, cazzo!? ¿¡Estás jugan
(Renata Pellegrini)No puedo seguir mirándole. Los recuerdos de él gritando que nunca haría daño a sus hijos y que los defendería con su vida si tuviera que hacerlo, seguían resonando en mi mente. No podía evitarlo, las escenas seguían proyectándose en mi mente. Estamos saliendo y viviendo juntos, pero no sé nada de él. Pero por lo que me dijo por teléfono, van a venir aquí, no pude soportar guardármelo por más tiempo.- Sé que llevamos poco tiempo juntos. - Empiezo a hablar, el tono de mi voz no oculta lo nerviosa que estoy, tengo la boca seca, me la humedezco con la lengua. - Pero tenía derecho a saber de tus hijos, sobre todo porque vienen hacia aquí y ni siquiera me has dicho de su existencia. - Termino de hablar y me cruzo de brazos, estoy enfadada con él.- ¿De dónde has sacado esa idea? - me pregunta, haciéndome mirarle de nuevo.- Mientras estabas febril empezaste a gritar sobre ellos.- ¿Qué he gritado?- ¿De verdad tengo que repetirte lo que me has dicho? - Pongo los ojos en
(Renata Pellegrini)- ¿Adónde vais? - pregunta Filippo.- A la contina. - Respondo sin mirarle y salgo del ascensor. - Aún faltan cinco minutos para que empiece mi jornada laboral.No espero respuesta, me doy la vuelta y voy directa a la cantina, no tardo ni dos segundos en encontrar a la chica pelirroja, está sentada con Caio, armándome de valor me acerco a ellos y arrastro una de las sillas libres de la mesa.- Buenos días. - saludo al sentarme.- Buenos días. - Caio y Amanda responden juntos, no puedo evitar sonreír, por lo que parece Caio ha conseguido convencer a Amanda.Miro agradecida a Caio que solo me sonríe, mordiéndome el labio inferior vuelvo a centrar mi atención en Amanda, estaba echando mucho de menos a mi mejor amiga.- Amanda -la llamo- Tú, eh...- Realmente es una pequeña zorra- dejo de hablar cuando oigo que alguien susurra, y tengo la impresión de que se trata de mí, reconozco esa voz, es la mujer que me dijo que tuviera cuidado al cruzar la calle, porque nunca se
(Renata Pellegrini)- ¿Cómo? - pregunta con las cejas levantadas. - No es momento de bromas, Renata.- No bromeo.- ¿Por qué? No encontrarás un trabajo mejor que ese.- No me importa si tengo que trabajar de limpiadora en algún mercado, pero no quiero seguir trabajando para ti.- ¿Por qué cojones? - Filippo habla más alto levantándose de la silla y golpeando la mesa con ambas manos.- El despido es el castigo para los que provocan escándalos en su empresa. - Hablo cruzándome de brazos.- ¿Quién te ha dicho eso?- Nadie tenía que decírmelo, ¡tú lo hiciste! Despediste a dos empleados sin darles siquiera la oportunidad de explicarse, no sabes por qué se pelearon, ¡simplemente actuaste como un jefe de mierda! - Hablo con rabia, no esperaba ver esta faceta de el.- ¿Quieres dimitir por castigar a dos empleados que llevan años trabajando aquí y conocen bien las normas? ¿Te das cuenta del ridícula que estás haciendo?- Soy consciente de que monté un escándalo mucho mayor y nunca me castigast
(Renata Pellegrini)- ¡Filippo! - Letitia se acerca a él, sonriendo y abrazándolo. - Qué bien que hayas llegado, bienvenido a tu casa. - hace hincapié en "tu", y me mira de arriba abajo como si fuera superior a mí.- ¿Qué hace ella aquí, Luisa? - le pregunta a la señora.- Hoy no tenía clase y para no dejarla sola, la he traído, señor Valentini. - Ella responde con la cabeza gacha.- Te eché de menos, nunca volvimos a vernos, ¿tú no me echaste de menos? - Habla demasiado melosa para mi gusto, la miro aferrándose a su brazo y siento que el fuego del odio se extiende aún más por mis venas.- Tienes dos segundos para soltar el brazo de mi novio. - Hablo controlando el tono de mi voz.- Nunca dejará que me pongas un dedo encima, tú...No dejo que termine de hablar, así que la separo de él por el pelo, la tiro al suelo y me pongo encima de ella, empiezo a darle bofetadas en la cara pero ella levanta los brazos para defenderse, así que cierro las manos en puños y le doy un puñetazo en los b
(Filippo Valentini)Detengo el beso y admiro su rostro sonrojado, su respiración es irregular y eso la hace aún más hermosa, me mira fijamente con lujuria, vuelvo a tomar sus labios en un beso profundo, nuestras lenguas bailan una sobre la otra y eso provoca temblores en todo mi cuerpo. Ella responde con avidez a cada estímulo que le hago, frotando su cuerpo cada vez más contra el mío, incitándome a devorarla aún más rápido.Detengo lentamente el beso, termino mordisqueando su labio inferior, en respuesta ella me sonríe, nuestras respiraciones se entremezclan, todo mi cuerpo está caliente como el infierno. Necesito tocar su piel, necesito hundirme en ella y sentir cómo aprieta cada centímetro de mí. Me quedo de rodillas entre las piernas de Renata y sin dudarlo agarro los laterales de sus diminutas bragas de encaje, levanto sus piernas y le quito las bragas, empiezo a besar sus pies y subo por toda su pierna. Continúo besando mi camino de regreso a los hermosos senos de Renata.Mi boc
(Filippo Valentini)- ¿A quién vamos a visitar? - pregunta Renata cuando aparco el coche dentro de la finca.Salgo del coche y ella hace lo mismo, la cojo de la mano y caminamos juntos por el sendero de piedra lisa del centro del césped en dirección a la puerta.- Ábrelo. - Saco del bolsillo del pantalón las llaves.- ¿Por qué tienes la llave de esta casa? ¿Es la casa de tus padres? - me pregunta con el ceño fruncido mirando la llave que cuelga de mi mano.- ¿Qué tal si dejas de hacer preguntas y abres la puerta, piccola? - sugiero y sacudo las llaves.Antes de llegar a casa, en la empresa revisé las cámaras de seguridad de mi casa, sólo miré las imágenes de los días que estuve enfermo, implanté las cámaras para que en caso de que sufriera un atentado dentro tuviéramos las imágenes para la investigación. Esa fue la primera vez que miré las imágenes desde que me mudé a esa casa. Y confieso que por primera vez, después de ser adulto, me sentí avergonzado, no podía oír lo que decía, pero