—Si mi Daddy estuviera aquí, sería yo la que estaría, acariciando su erección, y no sería precisamente con mis manos, sino con mi boca.—Cerró los ojos y dejó que la falda que tenía cayera junto con sus bragas al suelo para que fuera capaz de ver lo que hacía.— Si estuviera allí, esas tetas estarían ya completamente llenas de las marcas que te haría con mis dientes — aseguró, observándola maravillado de su inhibición, sin perderse ninguno de los detalles que la pantalla le permitía ver.—Aunque desee meterme los dedos no podría hacerlo, porque mi necesidad es que seas tú lo primero que sienta entrar en esa parte de mi anatomía —el teléfono estaba justo frente al espejo lo que hacía, que no solo él la pudiera observar, también ella podía verse reflejada, su rostro rojo y sus labios llorosos a causa del placer, eran como ver a alguien más, en ese reflejo, como no reconocerse a sí misma, aun así no tuvo miedo, se relajó todavía más al darse la vuelta, quedando de espaldas a él, dándole u
— Te quiero en el aeropuerto en media hora, Brigitte te llevará, no hace falta que termines tu comida, habrá de todo en el avión, te vienes a Francia conmigo, no puedo esperar para volver a verte.Ni siquiera preguntó, solo ordenó porque la necesitaba allí con él, le urgía tocarla, respirar su jodido aroma. Que se fuera a la mierda Lucrecia y toda su familia, por primera vez en cinco años, Marius llevaría una mujer a casa y a penas hacía unos días que la conocía.Ella no creyó que él fuera capaz de pedirle eso, jamás había salido de América a pesar de tener pasaporte, apenas lo conocía. Además, no había sido una sugerencia, sino una orden, una que ella, aunque deseara rebatir, no lo haría, también se moría por estar con él.La universidad no era problema, podía tomar clases en línea, tenía la opción de hacerlo gracias a sus impecables calificaciones.Recogió su panti y la metió entre su ropa, no se la colocaría, para ese entonces Eloise llamaba a la puerta tan fuerte que no tuvo más r
Juliett estaba nerviosa, aunque no era la primera vez que recurría a esa persona en busca de ayuda.Pero esta vez lo estaba demasiado, no lograba dejar de frotar sus manos una contra otra mientras aguardaba en la sala de espera a que pudiera ser atendida, algo le decía que debía salir de ahí, que no era igual que en las ocasiones anteriores, que sería diferente.Sentía fuertes avispas en el interior de su estómago, removiéndose furiosas cómo si quisieran advertirle del peligro, pero por mucho que esas avispas tratarán de ponerla sobre aviso, ella no podía hacer otra cosa más que esperar y rezar por no arrepentirse al haber ido a pedir ayuda a ese hombre, aunque sabía que no le quedaba otra opción a pesar del riesgo que corría.Porque no temía por ella o su seguridad, sino que el peligro se dirigiera hacia su hija, por eso rezaba, mientras esperaba, porque esas avispas no fueran advertencias o señales que la alertaran de que algo pudiera ocurrirle a su preciosa hija.Media hora pasó an
Una vez su madre pronunciaba esas palabras Noelia guardaba silencio y ya no hacía más preguntas, de igual manera su madre tenía razón, la vida no era fácil para ambas, pero tampoco era tan difícil, al menos no la mayor parte del tiempoAun así, si Noelia fuera cualquier otra chica sabría o al menos sospecharía sobre los extraños viajes de su madre y la forma que ella conseguía el dinero cada vez que estaban en apuros. De algún lugar tenía que salir esa ayuda, pero bueno, era el tipo de chica difícil de creer que pueda existir. Por lo confiada e inocente que era para algunas cosas y lo astuta que era para otras.Juliette, salió con el corazón bombeando con mucha fuerza, con la promesa de poder obtener en un par de días los fondos suficientes para evitar que perder la casa donde vivían y que su hija tuviera que dejar la universidad; sin embargo, el costo por esa ayuda en esta ocasión era demasiado grande, tan grande que sentía como el corazón se le estrujaba con fuerza de solo pensarlo
— Vaya, parece que estamos todos — Marius fue el último en entrar a la sala donde estaba el resto de su familia, sus dos hermanas, su hermano, su madre y por supuesto, la persona que los había reunido a todos, su padre.— Ni que estuviéramos en Navidad.—¿Quieres un café, algo de comer, hijo?— preguntó Camille, la madre de Marius, acercándose a besar la mejilla de su hijo, ignorando su comentario mordaz y es que a ella lo que más ilusión le hacía era tener a todos sus hijos en casa a la vez, era algo muy extraño que solo ocurría en Navidad o celebraciones aisladas.— Un café estará bien Madre, comí en el avión, no tengo hambre — aseguró Marius con dulzura, devolviéndole el beso a su madre y luego sentándose en el sillón para sostener la mirada de su padre y patriarca de la familia Phillip Lorraine.— Y ahora que estamos todos ¿Qué es lo que sucede?Phillip esperó a que la sirvienta dejara las bebidas que habían pedido sus hijos y se marchara, lo que debía decir era algo que solo ellos p
Marius abrió muy grandes los ojos, recordaba a Juliette y cómo los había cubierto varias veces de adolescentes cuando salían a alguna fiesta a la que no les permitían ir, era cinco o seis años mayor que él, pero por lo que sabía estaba al servicio de su familia desde prácticamente los 14 años y desde el principio le encargaron el cuidado y la compañía de Violet, convirtiéndose en la compañera de juegos a la vez que cuidadora de su prima.— No puede ser, Juliette era una buena persona — Aseguró Marius y su madre asintió de acuerdo con aquello.Su padre negó y cambió la fotografía por la imagen de un informe de interrupción del embarazo de Juliette Roux en la décima semana de gestación.— Seis meses antes de que se produjera el incendio, Juliette estaba embarazada y George la obligó a abortar, él me lo confesó en aquel momento porque quería consejo. Había tenido una aventura con la joven y esta quiso presionarlo con el embarazo, un día él la llevó a una clínica a la fuerza e interrumpió
El teléfono de Marius sonó y, a pesar de estar reunido y de la mirada inquisitiva de su padre, no dudó ni por un solo instante en sacarlo del bolsillo y observar el mensaje que le acababa de llegar sin ser capaz de evitar que una sonrisa, poco común en él, iluminara su rostro.— Lo siento debo salir un momento — Aseguró interrumpiendo la reunión con su familia, importandole poco todo, mas allá de la idea de volver a tener a Noelia en sus brazos y levantándose para ir en su búsqueda — mi novia está a punto de aterrizar y debo ir al aeropuerto no conoce el país ni el idioma.— ¿Novia?— preguntó la hermana pequeña de Marius sorprendida por lo que acababa de decir y varios miembros más de la familia también levantaron la mirada en su dirección. Por un instante se convirtió en el centro de atención.— Si Ariadna, novia, supongo que querrán conocerla, así que me iré a buscarla cuanto antes, pero ya les adelanto que me da igual lo que ustedes opinen — caminó hasta la puerta para abrirla, per
—Mira hablando del diablo o mejor dicho de tu Daddy está allí, creo que esa es nuestra limusina.Noelia volvió a soltar un gran suspiro al ver la enorme limusina blanca, en serio, que tenía ese hombre contra el transporte normal y corriente para trasladarse; sin embargo, tras verlo bien y darse cuenta de que su cabello era negro y no del rubio característico de su amante, paró a su amiga rápidamente, agarrandola del brazo.—No, él no es Marius.—¿No? ¿Entonces quién es?Noelia notó el tono de interés en la voz de su amiga y también la forma en la que se comía al hombre con la mirada a medida que se acercaban a él sin entender muy bien por qué, en su opinión no era demasiado atractivo, incluso parecía algo sombrío y peligroso.Briggitte caminaba tras ellas ignorando su conversación, había aprendido que debía oír, ver y callar, así que simplemente llevaba las maletas que en ese momento era su única obligación.—Por favor Eloise, compórtate.— le susurró Noelia al adivinar las intenciones