Capitulo III

La vida es muy corta para quedarse mirando por la ventana.

Cuando era niña, su madre solía repetírselo cada noche. Un día le preguntó, ¿por qué siempre se las repetía?…

Ella solo le respondió, que no importaba si sé lo sabía de memoria, sino que era comprender las palabras.

Una calidez la invade, en una banca de la calle se termina durmiendo.

— Despierta cariño —Expresa con calidez-

Lo deja pasar, no es suficiente para qué habrá los ojos.

— Cariño soy yo.

Abre los ojos sin poder creer quién es la persona que se encuentra enfrente de ella.

— ¿Mamá? —Habla a punto de llorar-

Una mujer rubia de cabello rizado, se comienza a acercar a ella, lágrimas comienzan a caer, ha sido tan débil. La mujer la alcanza a abrazar y el agujero en donde caía Rose, se detiene. Es la madre de Rose.

Se aleja un poco de su hija, quiere decir algo, pero antes de hacerlo unas cadenas comienzan a amarrarse en ella, empujándola hacia abajo, observando como su madre sonríe con burla al verla.

— ¡¡DESPIERTA, VIEJA BRUJA!!  

Se despierta de golpe, un niño de unos siete años la está viendo con molestia, desconcertada, voltea hacia todos lados recordando que lo primero que hizo después de salir de la mansión fue acostarse en la banca donde pasan los autobuses.

— No ves que me estoy queriendo dormir - Habla con fastidio-

El niño le saca la lengua con los mocos fuera, un completo fastidio.

— ¿Acaso quieres que vengan los monstruos a llevarte por desobediente? —Pregunta con molestia.

— Ya estoy grande, no creo en esas cosas —Dice berrinchudo-

— Vete de aquí —Dice estresada-

— ¡No quiero! —Alza la voz-

— Deja de ser un fastidio

— ¡Está en mi banca vieja bruja!

— No me interesa.

— ¡ES MUY MOLESTA!

 — Si te fueras de aquí no te molestaría.

Se da cuenta de que no le importa, por lo que se comienza a reír mientras canta una canción fastidiosa para que se vaya, diciendo cosas como que es una vieja, bruja, fea, cosas por el estilo, sin embargo, la paciencia de Rose, se acaba. Se levanta de la banca para darle un golpe leve en la cabeza.

— Ahora, ¿te puedes ir? —Expresa con una sonrisa-

Gran error, el niño comienza a llorar a todo pulmón, la gente de alrededor comienza a mirar la escena, pero no le importa, se postra firme ante al niño.

— Si tienes pensado volver a comportarte de esta manera con tus mayores, recuerda esto mocoso, malcriado —Dice seriamente-

La mujer se voltea, pero antes de que pudiera dar un paso un golpe va directo a su mejilla, quedando plasmada, ve como una mujer agarra al niño y lo carga. Al seguir, la madre mira furiosa a la mujer.

— ¿Cómo te atreves a golpearme? —Pregunta con furia-

El golpe la saca de quicio, así que, mientras ella la mira molesta, la señora no se queda atrás.

— ¡¿Por qué golpeó a mi hijo?! —Alza la voz-

— Su hijo es un mocoso malcriado que necesita modeles. Por cierto, no soy ninguna vagabunda, vieja ruka —Dice molesta.

— Esto no se quedará así, la demandaré por maltrato infantil.

— Entonces no veremos en el juzgado, la demandaré para que la arresten por no educar bien a su hijo. Unas buenas nalgadas es lo que le falta.

— Usted que me va a decir cómo educar a mis hijos, que no se avistó en un espejo.

La señora empieza a irse con el niño en brazos, sin embargo, algo la deja pensando, ve cómo el niño le saca la lengua de una manera victoriosa. Trata de ignorar el tema, comienza a retirarse a donde sus pies la quieren llevar, pasando por lugares que realmente no conoce, que son muy hermosos.

Los tacones que traía puesto se han perdido, lo más probable es que se los hayan robado.

Mientras sigue caminando se da cuenta de que la gente la ve con cara de asco, es cierto que en este momento no tiene hogar, pero tampoco es para que la miren de esa manera, ni siquiera está sucia. Es por eso que decide mejor irse a ver a un espejo para comprobar algo y cuando por fin encuentra una tienda con espejo se acerca y se da cuenta de lo que está pasando.

— ¡¿QUÉ ME SUCEDIÓ?!

El cabello de la mujer está completo de chicle con pintura, la ropa que trae puesta también está llena de pintura, aparte de tierra con líquido pegajoso, lo más probable es que haya sido el niño. También su maquillaje está corrido haciéndola parecer un payaso de circo. 

No puede dejar de mirarse en el espejo hasta que una persona sale de la tienda muy bien vestida, al verla, observa a una mujer robusta, morena, su cara es familiar, pasan unos segundos hasta que se da cuenta de que era una mujer que solía perseguir por todos lados a Rose.

Se le ocurre una brillante idea, pedirle ayuda, pero cuando está a punto de hacerlo, la mujer se acerca a ella con repudio, dándose cuenta de que será inútil pedirle ayuda.

— Disculpe, pero tiene que irse de la tienda, hay clientes adentro y su presencia les causa repulsión —Dice sin escrúpulos-  

En ese momento llega una cliente que parece de EE. UU … Quien no para de mirar de arriba a abajo a Rose.

— Tiene que alejar a esta muerta de hambre, está arruinando mi día —Dice con asco

— Por supuesto, lamentamos los inconvenientes. —Dice rápidamente.

— Chica, soy Rose —Dice rápidamente.

La otra mujer se retira dejándolas a ellas solas.

— Sé que es usted, le pido que se vaya —Dice avergonzada-

— ¿Qué pasó con admirarme?, ¿Acaso nada más querías mi dinero?  

— ¡Seguridad!

Los guardias la agarran con fuerza en ambos brazos y la sacan de ese lugar mientras todos ven la escena. Lo que no entiende es porque ella se dio cuenta y no se sorprendió, eso fue el día de ayer.

En ese momento se da cuenta de algo…

— Hijo de perra —Dice con furia.

CAPUM

— ¡¡ATRÁPENLA!!  

Comienza a correr lo más rápido que puede para acercarse a la primera televisión que encuentre. Agradece haber practicado un poco de defensa personal si no, no hubiera podido zafarse de los guardias tan rápido.

Tras pasar por varias calles, logra mirar un puesto de lujo, se intenta acercar, pero otra televisión la detiene. Viniéndose todo abajo.

 En la pantalla se ve cómo está con Daniela. 

Tienen los anillos de matrimonio puestos. El corazón de Rose, se quiebra por completo. Es la mansión que apenas ayer era de ella, varios reporteros están ahí preguntando a la pareja sobre su felicidad.

— Sé que muchos se han de preguntar acerca de Rose, quisiera informar que la señorita Rose no es más la dueña de esta propiedad, me las cedió a mí y a mi esposa —Dice con una sonrisa-

— Ahora él es mi esposo, espero que la señora Rose pueda ser feliz en donde sea que decida ir, pero Alex ahora me pertenece.

— Mi esposa y yo, le deseamos una buena vida como nosotros tenemos la nuestra. 

Un reportero levanta la mano y Alex le cede la palabra.

— ¿Cómo sabemos que no nos está mintiendo?  

— … Sabía qué dirían eso, déjenme enseñarles.  

~Chas~

Truena los dedos y un sujeto en traje le entrega un maletín con unos papeles adentro.

— Quiero que observen este documento con esta firma de aquí, es la firma de Rose, de acuerdo con todo lo que les estoy diciendo, ustedes pueden juzgarlos por sí mismos. —Dice con tranquilidad-

Los reporteros quedan callados, se ve que es el documento original, siendo en efecto su firma.

— Rose, se ha ido a Estados Unidos, quiere despejarse por un tiempo, es por eso que no nos contactara por un tiempo.

Pequeñas gotas comienzan a caer del cielo, en medio de la calle viendo a los enamorados, Rose no sabe qué hacer, en este momento ella también comienza a llorar.

Está hecha un caos…  

Está sola…  

Destruida…  

Rota…  

~POOM~

Rose desconcertada, abre los ojos, parece estar en una cama, o más bien parece una jaula.

— ¡¡PRISIÓN!!  

— ¡GUARDA SILENCIO!  

Voltea y lo primero que ve, es un oficial de policía.

— ¿Por qué estoy en este lugar? —Pregunta confundida-

— Cometió un robo.

¿No es un crimen? —Pregunta con seriedad-

— Pero yo no robe nada.  

— La señorita Dana Gutiérrez nos informó que la vio robando en su tienda.  

— Está mintiendo.  —Dice firme-

— ¿Piensa que le creeré a usted en vez de a la señorita?  

— Pero digo la verdad.

— Es una vagabunda sin oficio, que le gusta conseguir las cosas rápidas y fáciles.

— Soy la señorita Rose Arriaga.  

— Sí, por supuesto, yo soy Zack Efron  

— Por favor créame, soy la señorita Arriaga.  

— Si no guarda silencio, la arrestaré por más tiempo por mentir sobre su identidad.  

—… ¿Por lo menos puede decirme qué horas son?  

— Son las 12 de la noche, aunque dudo que tenga algún pendiente por lo que pregunta.  

Sabe que es inútil y vuelve a la cama cerrando los ojos, sin duda uno de los peores días de Rose.

Continuará…

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