La calma antes de la tormenta, muchas veces no la percibimos, porque pensamos que todo estará así por siempre, pero ¿es así?En la naturaleza, cuando se mira al alrededor, y de repente todo se calma, es como si el viento dejara de soplar que el silencio es tanto que lo hace parecer aterrador. Incluso los pájaros no cantan y regresan a sus nidos. Después los cambios en el aire se empiezan a sentir. Las primeras gotas de lluvia empiezan a caer, a medida que hacen su aparición las nubes negras, anunciando la eminente tormenta.Gerald tenía presente esto, conocía a Jacques y sabía que intentaría por otros medios hacerle daño a Anaís.—Tienes que estar alerta —advirtió su padre.—Lo sé, papá, no quiero que nada malo le pase a Anaís ni mucho menos a Kelvin, por esa razón incremente más la seguridad para ellos.—Jacques es astuto, pero como todo ratón, acaba muriendo al final por el gato cuando es atrapado, estoy seguro de que él va a recibir su merecido, y se te agradece que no olvides tu p
*Meses después*Es un día soleado y radiante en Valencia, el cielo azul se extiende sobre el jardín donde se celebrará la ceremonia, todo estaba delicadamente adornado con color blanco y rojo. Evelin camina nerviosa por el pasillo hacia el altar, su corazón late con fuerza en su pecho. Lleva puesto un vestido de novia blanco, con encajes delicados y una cola larga que se extiende detrás de ella.Sus manos están temblorosas mientras sostiene el ramo de flores rosas y blancas que ha elegido con tanto cuidado. Las miradas de los invitados se posan en ella, admirando su belleza y elegancia.Evelin siente una mezcla de alegría y miedo en su interior. Está emocionada por comenzar esta nueva etapa de su vida junto a Omar, el amor de su vida, pero también siente un ligero temor, es su segundo matrimonio y no quiere pasar por lo mismo nuevamente.«Amiga, deja esos miedos, Omar te ama y te hará muy feliz»«Muchas parejas son felices en su segundo matrimonio, ¡tú también lo serás!»«Concéntrate
El calor de la habitación envolvía sus cuerpos desnudos, creando una atmósfera cargada de deseo y pasión. Sus miradas se encontraron, chispeando con una intensidad incontrolable. Él acarició suavemente su piel, sintiendo la suavidad de sus curvas bajo sus dedos, y Evelin suspiró, entregándose por completo a él.Con cada beso, cada susurro, el deseo se intensificaba. Sus cuerpos se movían al unísono, buscándose y encontrándose en un torbellino de sensaciones. Cada gemido era una melodía de placer, cada caricia una caricia de fuego.Él la tomó entre sus brazos y la llevó a la cama, donde se fundieron en un abrazo apasionado. Sus labios se encontraron en un beso ardiente, mientras sus manos exploraban cada rincón de sus cuerpos. El contacto de sus pieles se volvió una danza de sensaciones, despertando cada uno de sus sentidos.El aroma de su piel, el sabor de sus labios, el sonido de sus gemidos de placer, todo se mezclaba en una sinfonía erótica que los consumía por completo. Sus cuerpo
Ambos saben que se enfrentan a una batalla difícil, porque las redes son un océano que si no sabes nadar te puedes hundir en un dos por tres, pero juntos están decididos a luchar para buscar la verdad y limpiar el nombre de ella.Gerald acaricia el rostro de su amada y con determinación le promete que no descansará hasta encontrar a los responsables y hacer que paguen por lo que han hecho.—No te preocupes, mi amor. Vamos a salir adelante juntos, más fuertes que nunca —le dice Gerald.—Gracias, mi amor, eres mi roca en medio de esta tormenta —responde Anaís con lágrimas en los ojos, pero con una determinación renovada en su mirada.—Nadie va a opacar a mi tormenta favorita, al contrario, lo vas a destrozar para que aprendan la lección.Ambos se miran con complicidad y un amor que se fortalece ante la adversidad, dispuestos a luchar juntos, por su amor, por la verdad y por su felicidad.—Vamos primero con las autoridades y luego iremos con un amigo que nos ayudará.—Está bien.Antes de
Gerald lo saludó con un gesto de cortesía y continuó caminando hacia su auto, sin darle importancia a la actitud arrogante de Jacques. Sabía que la investigación pronto iba a demostrar la inocencia de Anaís y no iba a permitir que las provocaciones de su rival lo distrajeran de su objetivo.—¿Aún no enfrentas tu realidad? Al parecer la vida está en contra de que te cases, mira como tu adorada prometida te está engañando —Jacques sonríe de manera despectiva—. Me pregunto si ¿La amas tanto, como para perdonarla?Gerald se detuvo y Jacques se acerca lentamente. —No seas ciego, Anaís no te ama, todas las mujeres son iguales, y yo soy mejor que tú, lástima que no quieras aceptar tu derrota y lo entiendo, querer llegar al altar y que pase lo mismo de nuevo, no debe ser nada fácil —dijo Jacques con risa cruel—. La decisión está en tus manos, pero recuerda que el perdón es un acto de debilidad Gerald.Gerald se giró y lo miro fijamente, su mirada no era nada amigable, sus ojos destilaban irá
—¡Esto es inaceptable! —gritaba Anaís, con los ojos enrojecidos por la ira. Los periodistas habían estado acosándola durante días, preguntándole sobre su supuesto amante, una mentira que habían difundido en las noticias.—Calma Anaís, todo estará bien —Adelyn la abrazo para lograr calmarla.—Lo sé, solo que es frustrante, no poder hacer mi vida normal.Después de una ardua investigación, los oficiales a cargo habían descubierto que todo era una vil difamación. Jacques y Fabiola habían tramado ese plan para dañar la reputación de Anaís y quizás hasta para acabar con su carrera y ahora tendrían que responder ante la ley venezolana por sus acciones.Días antes de ser citados ante el juzgado, fueron llamados por el abogado y ahora se encontraban en el despacho de Mateo. Jacques y Fabiola se miraban nerviosos, sabiendo que ahora no tenían escapatoria y sabían que si estaban ahí, no era precisamente para hablar de manera civilizada.—¿Tienen algo que decir en su defensa? —preguntó el abogad
*Meses después*—Tú eres feo.—La fea eres tú —respondió Kelvin.—Mamá, mira a Kelvin, me está diciendo fea.—ja, ja, ja, creo que todas somos feas cuando tenemos esa edad.—¡Mamá! —exclamo la niña y haciendo un puchero añadió—. Se supone que tu hija soy yo, pero lo defiendes a él.—ja, ja, ja —Evelin soltó una carcajada.—lelo, lelo, lelo —Kelvin empezó a hacerle muecas graciosas—. Eres, fea, eres, fea, eres, ja, ja, ja.—No cantes tanta victoria, que también eres feo —dijo Anaís mientras negaba.Rebeca no pudo evitar reírse.—Kelvin es feo, ja, ja, ja.—Ya quisiera ser niña otra vez —dijo Evelin apoyando sus manos en la mesa, mientras observaba como Kelvin salió corriendo detrás de Rebeca—. Es el tiempo en que más felices somos.—¿y quién no quiere ser niño? —dijo Fanny—. No hay preocupaciones, no hay gastos y si hay problemas, se te olvidan e incluso, si peleas con tus amigos, a los cinco minutos, estás como si nada.—Es la inocencia de ser niños —comento Anaís—. Creo que lo estamo
—Mami, ¿me veo guapo? —pregunto Kelvin mientras giraba.—Claro que si mi niño, ven acá, vamos a colocarte el lazo.—Mamá, cuando también te cases, ¿llevaré uno de los anillos?—Claro,—¿Rebeca estará conmigo?—Por supuesto, Alessia aún es muy pequeña, así que le toca a ella.—Mamá, lo malo es que me veo pequeño, delante de ella.—ja, ja, ja, es obvio cariño, Rebeca tiene 10 años y tú tienes 6 años.—¿Por qué ella tiene más años? Eso no es justo, papá Gerald es más alto que tú, mi papá también es más alto que tú, entonces ¿por qué hay niñas que son más altas que yo?—ja, ja, ja —Anaís estalló en carcajadas—. Porque ella nació primero, cariño, al igual que todas esas niñas que tienen más altura y además, Rebeca es tu mejor amiga ¿o no?Kelvin asintió.—Es la única niña que juega conmigo con los carros, las otras no quieren, porque se la pasan con las muñecas y a mí no me gusta jugar con las muñecas, al menos que sea como el juego de Rebeca.—Pronto jugarás también con Alessia.—Alessia