Observo sus ojos azules, no hay una sola pizca de buen humor a pesar de que se supone es una gran fecha para él, tengo que abrir la boca para poder respirar, y después de tanto siento levemente como mi corazón se agita con su sola imagen.
— ¿Para qué me traes esto?— Solo lee el artículo — me indica con exasperación Emily.Intento volver a leer, pero me distrae su foto decorando algunas palabras que han puesto en el artículo del periódico londinense, a pesar de que no sea la mejor calidad para la imagen, sus ojos azules se hacen notar por encima de todo.El gran chef Alejandro Fonollar declara qué: su magnífico restaurante Alejandro´s Fonollar no lleva su nombre, si no el de su padre. Aunque muchos ponen en duda aún esta declaración e indican que es una jugarreta por parte del chef y se lo atribuyen a su carácter y ego, esto fue lo que él nos indicó.“Mi padre fundó su primer y único restaurante en 1984, quien le puso Alejandro´s Fonollar, el noEl sonido de la alarma me despierta abruptamente, miro a mi lado a mi pequeño, completamente dormido, ni siquiera el fuerte sonido lo puede remover. Le acaricio su pequeño rostro, cada vez se parece más a él a Alejandro.Me levanto y me preparo rápidamente para ir a trabajar, miro el reguero en la sala de estar, los juguetes y la ropa que Emily le trajo de cumpleaños a mi pequeño, no tengo tiempo para recoger nada, así que dejo todo tal cual, y me dispongo a despertar a Martín, para bañarlo y llevarlo al jardín. Corro por las calles de Paris, tratando de cumplir con el horario del jardín y mi trabajo, simultáneamente, pero es más que imposible, cuando en ambos lugares debería estar a las 8:00 am y están a unos cuantos kilómetros de distancia. — Buenos días, Luca — saludo al dueño de la pequeña cafetería, agitada, cansada y sudorosa, hoy como todos los días se ve molesto por mis minutos de tardanza.— Tengo que hablar contigo, Olivia — con un gesto me ha
— ¡Oli! — me grita Emily desde lejos, molestando a varias personas alrededor, sacude sus manos por si aún no la hemos visto, aunque eso sea imposible. Martín la reconoce desde lejos y estira sus pequeñas manitos para que lo alce, apenas nos encontramos Emily lo alza y lo abraza con fuerza dándole varios giros en el lugar, haciéndolo reír a carcajadas. Dos hombres trajeados acompañan a Emily y me ayudan con las pocas maletas que traigo. Son los guardaespaldas que Nick le puso a ella, su vida ha cambiado tanto desde que se casó con él, incluso ya no lleva su cabello de colores, temo tanto que haya perdido la esencia de su personalidad y lo que la hacía a ella tan única. — Estoy muy feliz de tenerlos aquí, sé que no te vas a arrepentir.— Eso espero — le digo entre dientes — ¿Que ya no hay taxis en Londres? — le pregunto de manera irónica mientras nos subimos a la limusina. — Solo disfrútalo, Olivia — rueda los ojos en protesta por mi pregunta, el
Tomo la cebolla y la corto en cubos, seguido de la zanahoria que va en rodajas, la cocina está en silencio salvo el choque del cuchillo con la tabla de madera, no hay nadie más acompañándome, estoy completamente sola en la inmensidad de esta cocina, se siente extraño volver a este lugar, muchos recuerdos me rodean y solo tengo que concentrarme en lo que estoy haciendo. Ya he hecho esta receta en muchas ocasiones, me la sé de memoria, solo tengo que dejar deslizar mis manos por todos los ingredientes. Mi padre, debo concentrarme en su recuerdo y en los años que pasó cocinando en este lugar, mi pequeño Martín, le hubiese gustado conocerlo, me diría que es el abuelo más feliz de todo el mundo, cocinaría para él miles de recetas que también cocinó para mí, tal vez si hubiese vivido más tiempo le hubiese enseñado a cocinar, como lo hizo conmigo. Pongo una a una la codorniz en la sartén después de condimentarlas y las sofrío por todos lados, las saco del sartén y las dejo
— ¡Oli! — grita eufórica — ¡Ese me encanta! — se lleva las manos a las mejillas y no para de sonreír y yo por supuesto no puedo evitar sentirme sonrojada y avergonzada. Me miro al espejo y Emily tenía razón este vestido color vere oliva hace resaltar el color de mis ojos — Queda perfecto con estos zapatos ¡Póntelos! ¡Póntelos!Me pasa unas sandalias doradas de correas con destellos brillantes que se asemejan al aplicativo que tiene el vestido en el borde del cuello strapless, después de hacerme probar una infinidad de vestidos es posible que este sea el indicado para ella. Yo me hubiese quedado con el primero y ya. Vuelvo a mirar la etiqueta del precio y me da escalofrío — Emily, no estoy segura. No con ese precio — le enseño la misma etiqueta. — El precio es lo de menos, ya tendrás luego para pagarme — hace una seña con la mano como si no tuviera mucha importancia, tendría que trabajar por el resto de mi vida en la pequeña cafetería para pagarle y no es una e
— Buenas noches a todos los grandes empresarios, dueños de restaurantes y chefs de esta magnífica ciudad, queremos darle la bienvenida a este reconocimiento por parte de los mejores chefs en todo el mundo y… — Las palabras del presentador se me van perdiendo, se van escuchando más y más lejos. Alejandro parece prestarle atención al evento, y no haberle en afectado para nada mi presencia en el lugar, la chica rubia le toca el brazo de vez en cuando tratando de llamar su atención y veo que él realmente no ha cambiado en nada, sigue siendo el mismo mujeriego.Todos, absolutamente todos siguen con el ritmo de la premiación. Me tomo otra copa de un solo sorbo con la misma tonta esperanza de sentir alivio. Y no querer volver a Francia con todo y mis deudas. — …El señor Nick Johnson — los aplausos de la gente me hacen volver a esta pequeña y caótica realidad. Nick se levanta con galanura de la silla y le sonríe a todo el mundo y a nadie al mismo tiempo. Se dirige despacio ha
Me tomo un sorbo de mi trago, el ardor baja por mi garganta haciéndome olvidar tan solo por un instante los nervios que me atenazan su presencia, sigo sin creer que Olivia esté aquí a mi lado, justo en este inolvidable lugar. Después de estos años sin dejar de pensar en ella, siento que es una ilusión, de esas que a veces veo en mis sueños. — Como escuchaste, de algo que tenemos en común tú y yo — le repito, y se pone aún más nerviosa, ¿Será posible que aún sienta algo por mí?— ¿Qué… qué podríamos tener en común? — sus palabras vacilan y no deja de ver el horizonte oscuro de la ciudad. Me gustaría contestarle que el amor que siento por ella, que no la he podido olvidar, pero no estoy seguro si ella sienta lo mismo por mí. Así que no sé si es algo que tenemos en común. La miro y hay algo diferente en ella, aparte de ese vestido verde oliva que resalta su increíble figura, sus caderas se ven más anchas, en el recogido de su cabello se puede nota
Una olla con crema de leche, leche, azúcar, almendras enteras y unas flores de lavanda. Son los ingredientes principales para la preparación del Panna Cotta, llevo todo a fuego lento para que los sabores de cada uno se vayan impregnando en el líquido.Respiro profundo y espero que este plato, bueno en esencia es un postre, este postre si me salga bien, tengo que seguir intentándolo, si quiero volver a cocinar alguna vez en mi vida, lo tengo que seguir intentando. Cierro mis ojos mientras revuelvo la leche despacio, e inevitablemente no puedo evitar recordar el beso de Alejandro en despedida sobre mi mejilla, sus ojos azules, su olor, su manera de hablar y su mera presencia me van calentando como calienta el fuego esta preparación. Revuelvo la harina con las almendras molidas para formar la masa de las tejas, ya he vertido la gelatina en la leche, la he puesto en moldes y llevado a la nevera. Tomo la miel y la voy agregando de a poco a la masa, la miel me hace recordar
En sus ojos esmeraldas veo todo, el dolor que le causé, todo lo que le cuesta mantenerse en este lugar justo en este momento. Incluso que este tiempo en Paris no ha sido del todo muy bueno y quién sabe cuántas cosas más no sabré. Su boca se entreabre, esperando que la bese, después de todo lo que le he hecho ¿Aún puede quererme? O será una falta de buen juicio, o una traición de sus libidinosos deseos. ¿Podría besarla incluso después de todo lo que le he hecho?Mis ojos se deslizan por todo su rostro pálido y solo el cielo sabe cuánto deseo finalizar la distancia entre nosotros, podría tomarla de nuevo en esta cocina hacerle el amor como alguna vez se lo hice, pero me ha hecho caer en cuenta de todo. ¿Qué podría ofrecerle a ella a parte del dolor? Cómo puedo llegar a ser tan canalla de quererla conmigo sin importar todo el daño que le he hecho. — Lo siento — susurro cerca de su boca, el olor a todo lo que ella a preparado, las frutillas, lavanda, mantequilla, se m