Darcy miró las carpetas que su socio había puesto ante él. Parecía muy seguro; de hecho, Wesley se sentía así. Se acomodó en la silla cuando el caballero frente a él tomó la primera carpeta, lo miró unos segundos a los ojos y luego comenzó a revisar las hojas. Había un contrato en dos traducciones, árabe e inglés, pero él se quedó con la versión traducida, observando la firma al final de las notas.
Cerró la carpeta y se dispuso a revisar las otras. La firma era la misma en dos de ellas, pero en las otras tenía una firma diferente, en realidad era como un garabato que no tenía mucho sentido o no parecía el nombre de una persona, pero no le importó. Revisó cada una, encontrando lo que ya esperaba y esa otra firma que no reconocía.Cuando terminó, se apretó el puente de la nariz y se quedó con la mandíbula apretada unos minutos mientras analizaba la situación. Podría haberse lanzado sobre su socio y partirle el rostro a golpes por lo que estaba intentando hacer, perLas manos fueron libres, recorriendo su cuerpo mientras ella se movía en esa ola que continuaba conectándola al mismo. Su mirada se había pegado en el techo, dejando que todo eso que sentía, esa conexión espectacular que le había erizado la piel y le había despertado el deseo se hiciera cargo de ellos. Sus gemidos delicados se movieron por esa habitación, pero pronto solo pudo buscar su boca. Desde la nuca la sostuvo para perderse en ese beso profundo, mientras la otra mano se deslizaba por su fina espalda hacia el área de los glúteos que apretó con fuerza, para luego dejar ir profundas estocadas que lograron que ambos jadearan. —Dios, sí, sí, así —pidió ella a esa lengua que se había enroscado en su pezón, continuaba moviendo las caderas para perderse en la nueva liberación que su centro buscaba, y cuando se encontró con esa mano fuerte en su cuello, asintió—. Darcy. Sí, sí, qué rico —continuó indicando, viéndose pronto envuelta en electricidad y un absoluto pla
Las curiosas rubias fueron las que dieron la bienvenida al equipo de cuatro que había llegado ese día, donde papá se quedó en casa y Sunny despertó con ellos. Fueron recibidas con un desayuno abundante y preparado por Darcy y Sunny. Si bien ellas despertaron tarde, en realidad los dos también tomaron los alimentos a la misma hora, porque las horas que pasaron en la habitación antes de empezar realmente el día las usaron para amarse una vez más. A las dos les encantaba ver a Sunny usando una camisa de botones que saben bien es de papá, aunque la joven llevase el mismo pantalón del día anterior. Claro que solo Darcy sabe que está usando uno de sus bóxer como ropa interior.Dada la situación presentada con Wesley y la forma en que él mismo estaba manejando las cosas, Darcy había seleccionado a un equipo especial de cada área para poder conseguir el lanzamiento con todos los cambios que tenía previstos. Sabía bien que no sería fácil y que podría terminar cos
Si bien ella no dijo demasiado durante las más de dos horas que duró esa reunión, sin duda se maravilló de ver a Darcy en un papel de jefe, siendo un CEO que ciertamente debió haber robado muchos suspiros a las empleadas femeninas, porque no podía negar que lucía glorioso en ese papel. Su voz elegante, el movimiento de sus manos y esa inteligencia que conseguía encontrar rutas y salidas cuando todo parecía haber quedado en un punto muerto, todo eso cautivó a Sunny. La idea de crear aromas que trascendieran el tiempo, las edades, las modas, era algo que ciertamente despertaba la chispa en sus ojos.Comprendió por qué la perfumería no solo era como el espacio donde él se sentía más cómodo, como un pez nadando en el océano más limpio, sino también representaba su trayectoria, herencia, familiaridad y, por supuesto, visión. En esas hor
Tras la despedida del equipo, quienes se fueron con esa sensación de anticipación y emoción, se quedaron solamente con Charlie, con quien compartieron la mesa para tomar el almuerzo un poco tardío. Claro que Darcy les había pagado un adelanto en efectivo a cada empleado que llegó ese día, y como era una parte externa a sus puestos, lo hizo como si fueran horas extras, así que también salieron felices con ese adelanto. En la mesa, las cosas no fueron demasiado amigables porque se sintió de inmediato la distancia que Sunny había establecido con su novio. Las niñas vieron lo mismo con confusión, y en algún momento sintieron que habían sido atrapadas en su travesura, porque era claro que algo sucedía entre papá y la niñera. Darcy no supo realmente cómo aliviar la molestia o ese resentimiento que cargaba la mirada de su novia. No podía negar que se sentía algo conflictuado, porque en realidad él había intentado que Sunny se sintiera segura en su posición dentro de su
Salió de su baño envuelta en su bata. Se había dado un baño tibio y estaba dispuesta a irse a dormir. Después de todo, no se había quedado en casa de los Upton, y aunque las cosas parecieron haberse arreglado, cuando llegó a su hogar, la sensación de nostalgia y duda se instaló pesadamente en ella, cargándola con una pesadez que le impidió compartir adecuadamente con su familia. Su abuela y hermano quisieron ponerla al día de lo que había pasado con ellos en esos días que no los había visto, y aunque atendió todo lo que pudo, de pronto los bostezos fueron más continuos y profundos, así que la mandaron a dormir. Ya había hablado con su padre, quien le explicó lo que había conseguido arreglar con el abogado que Darcy les consiguió. Según el mismo, la situación era sencilla y si el banco había dado un monto y tiempo estipulado, lo mejor era cumplirlo. El abogado ya había empezado con el procedimiento de cambiar las escrituras de la casa y aunque Sunny consideró que
La sonrisa en ella se amplió cuando, con la ayuda del espejo retrovisor, logró ponerse el bellísimo collar. La manera en que resaltaba en su cuello y cómo la hacía lucir elevada en elegancia y presencia. Lo acarició de manera delicada, pero no dudó en tomar la bufanda que enrolló en su cuello, la misma que Darcy le había dado, y se cubrió con el abrigo que apenas colocó en sus hombros. Era un día frío y le tomó un poco más de tiempo llegar porque algunos tramos de la vía estaban resbalosos, al parecer con cierta presencia de hielo. Abrió la puerta del copiloto y sacó la caja con los chocolates, las dos flores y su bolso. En la parte de atrás sacó la maleta para no hacer doble viaje, ya que ciertamente con el día tan helado solo quería refugiarse en los brazos de su novio y pasar el tiempo con sus niñas. Suspiró de manera pesada y pasó hacia el interior de la casa. Se encontró con mucho silencio, pero no se anunció, buscando solo el interior de la cocina donde en
El pelirrojo arqueó la ceja cuando, al intentar detener a su socio, este por poco le deja ir un derechazo. Darcy solo suspiró de forma pesada, viéndolo de pies a cabeza, pero buscó el interior de la casa, por lo que aquel Wesley, que estaba resistiendo la urgencia de soltar una carcajada al ver lo bien que el plan de telenovela funcionó, lo siguió.Las niñas yacían en la escalera, ambas llorando, y cuando vieron a su agitado padre buscar el segundo piso, no dudaron en salir corriendo de él. Darcy, en ese punto, estaba caóticamente envuelto en mucho y nada de lo que sentía era bueno o incluso coherente. Sin dudarlo, buscó la habitación de sus hijas, pero al ver el collar en su mano, lo metió en el bolsillo de su pantalón.— Niñas, abran —pidió cuando encontró el seguro.— ¡No! —gritó Zoey— ¡Vete, no queremos verte!— Por favor, por favor, abran. Debemos hablar.— La trataste horriblemente y por eso fue —indicó Zarah con la voz cortada—. Nu
Salió corriendo apenas se estacionó en el área de emergencia del hospital en cuestión. No había llamado a nadie en su casa y no sabía bien qué tan grave estaba su novia, pero su agitado corazón le indicaba que donde debía estar era con ella. El caos continuaba llenando su mente y todo lo que hizo, dijo y pensó se volvían dedos que lo señalaban como culpable de lo que había pasado. Pasó de manera inmediata al área de emergencia donde las exigencias del caballero apenas fueron entendidas por el equipo del área. Cuando el enfermero se puso de pie y le pidió que respirara para poder entenderle, él solo se llevó el cabello hacia atrás, soltó un pesado suspiro y de nuevo se acercó a ellos. —Necesito saber sobre Susannah Gray —indicó al caballero—. Estuvo en un accidente de automóvil, acabo de pasar por el área hace como unos veinte minutos, y me indicaron que venía a este hospital. —Permítame. El enfermero empezó a revisar. Si bien no tenían registr