Se aferró como pudo a los hombros del caballero que la tenía de manera perfecta y bien cargada contra la pared. Sus besos le habían encendido la piel y con el amanecer del día simplemente se buscaron. La cama estaba desecha por su encuentro, pero ahora, bajo el agua tibia de la ducha, compartieron ese último apasionante momento del día, hasta que se volvieran a encontrar.
Tomó la boca de Darcy con esa necesidad que había despertado en ella, como quien apenas se da cuenta de lo vital que es respirar o tomar agua, le deslizó la lengua en la suya mientras se sentía atravesada por esas embestidas puntuales y perfectas que la hacían gemir de completo placer.El alto cuerpo la había posado contra el azulejo del baño. El agua tibia había creado un vapor que envolvía todo en el lugar, pero ellos se encontraban perdidos en su ritmo. Cuando Sunny pegó la cabeza a la pared, él no dudó en besarle el cuello, chupar del mismo, gimiendo con gravedad cuando acabó explotando de mElevó su mirada cuando tocaron su puerta. Había llegado al trabajo casi a las nueve de la mañana, pero con una sonrisa y la sensación de paz en su corazón. Tomó el desayuno con sus chicas y estuvo pendiente de que Sunny se tomara la pastilla, que consiguió de una sola dosis; sin duda, había sido un descuido completo lo que había hecho, pero ella lo alertó a tiempo. Tenía un día agitado y debía preparar todo para el siguiente día porque las niñas y Sunny llegarían. Se encontró con su equipo de diseño, a quienes recibió de manera inmediata, poniéndose de pie para moverlos hacia el área de sillones para que ellos le mostraran lo que habían conseguido hacer en los últimos días. Desde que empezó con la idea, Darcy se había comunicado con el mismo y le habían ayudado a llevar a la vida la idea central, al menos en las botellas, de las que habían llevado más de una opción. El empresario se veía impresionado del grandioso trabajo que habían realizado, porque ciertamente
Se encontraba sentada en el pequeño banquito dentro de la habitación de las gemelas. Las dos se habían encargado de arreglarla para la cita que tiene con su papi. No sabe de dónde han sacado algunos artículos de maquillaje, y quizás sea un riesgo dejar que ellas le arreglen, pero no sabe por qué se siente nerviosa. Claro que es la primera cita que tendrá como tal con Darcy, así que puede suponer que por ahí están naciendo sus nervios. En su cabello, Zarah se ha encargado de peinar sus hebras, mientras Zoey está aplicándole a toquecitos un labial un poco intenso para su gusto. Cuando se vio en el espejo de la mesita donde estaba, solo sonrió débilmente. Para ser el trabajo de dos niñas de diez años, no se veía tan mal, y eso lo podía aceptar. —¿Te quieres poner un lazo?—consultó Zarah, agarrándose de sus hombros. Ella solo sonrió. —Va a parecer una niña, Zarah—Zoey respondió con rapidez—. Debe usar algo de adulto, como una diadema para que su bonito cabe
Tan cómoda fue la noche para ellos que no sintieron el tiempo correr. Las sopas llegaron cargadas de sabor y Sunny demostró que efectivamente los palillos y ella no se llevaban, pero fue mejor con ese par de entretenimiento y adorable diseño, porque eran para niños, que le llevaron. Le encantó que Darcy la alimentara de manera clara, e incluso tuvo el gusto de ordenarse un cóctel más dulce, porque sin duda el sake le resultó pesado. La cita transcurría de manera perfecta, como ella había imaginado que debía darse una cita. Hablar de sus vidas, de ellos como personas, sus sueños, sus necesidades y sus familias. Darcy seguía diciéndole que ella era la que motivó su mente y le dio la guía para lo que será la nueva colección de la que también hablaron, e incluso le dejó saber el porcentaje de ganancia que tendría en caso de que la misma sea exitosa y se pretenda lanzar nuevamente como proyecto del año nuevo.Darcy se miraba emocionado con lo que estaba haciendo, con l
La familia disfrutaba nuevamente de una velada especial. Darcy solo se acercó a su hija Zoey, quien le quería compartir de sus ricas tostadas francesas, mientras Zara y Sunny hablaban de diseños de uñas que podrían hacer. Habían decidido que después de trabajar ese día irían al salón de belleza las tres para arreglarse las uñas. Claro que Zoey había aceptado porque Sunny iría, pero no estaba demasiado interesada en lo mismo. En cambio, su emocionada hermana ya había decidido que quería un diseño en cada uña y Sunny la complacía buscando desde su celular en una aplicación diferentes imágenes para inspirarla. Ese momento para Darcy tuvo un sentido de hogar, de mucha calidez y dulzura. Le encantaba ver a sus hijas felices, pero más aún cómodas y confiando en esa mujer que lo estaba volviendo loco. Sus sueños se invadieron de ella. Se vio disfrutando de una playa de agua azulada, con Sunny tomando el sol y las niñas jugando en el mar. Claro que esa es la parte que más le gusta pensar por
Como un lobo al acecho, el pelirrojo se mantuvo cerca del área del laboratorio. Si bien la casa de perfumes árabe ya le había pagado una buena suma por la información previamente enviada, la que permitió que hicieran el lanzamiento, iban a duplicarla si les daba también las fórmulas de la colección que Upton Perfumería lanzaría para hacer verdaderos DUPE a nivel olfativo a inicios de año. Ha sido un negocio rentable durante el tiempo que la perfumería se vio en su dirección. Nunca pensó en realidad en volverse como un traidor del lugar donde sacaba un buen porcentaje de ganancia, pero ese duelo alargado de Darcy le fue abriendo puertas monetarias que él no desperdició, y cuando la casa árabe lanzó su primera línea “inspirada” en una de las colecciones más famosas de Upton Perfumería, y no solo fue exitosa, también le dio un buen porcentaje de ganancia, no dudó en vender todo lo que tenía a su alcance. Con Portia como su aliada, se ha dirigido mejor en lo que pens
Se aferró con fuerza a los hombros de él mientras se encontraba envuelta en el caos de esas embestidas. La mano firme la tomó de la mejilla, pero buscó su boca de inmediato donde los gemidos se liberaron mientras él arremetía en su interior. Desde la cintura, Darcy la empujó hacia el borde de ese escritorio donde había acomodado el cuerpo femenino, solo deslizándose con sus labios por mejilla, mentón y cuello, viéndola deslizarse hacia atrás sobre los papeles en los que trabajaba un momento atrás. La lengua se enroscó en su pezón y la hizo arquearse en la espalda. Darcy salió de ella para rozar las piernas con sus manos, pero pronto la tenía envuelta en placer cuando la lengua se empezó a deslizar por su centro. La mano delicada de Sunny se hundió en su suave cabello, posicionándolo en un punto donde la electricidad la envolvía. Chupó y lamió de ella, acomodándose las piernas sobre sus hombros para poder hundirse nuevamente. Los gemidos fueron delicados y él esta
Darcy miró las carpetas que su socio había puesto ante él. Parecía muy seguro; de hecho, Wesley se sentía así. Se acomodó en la silla cuando el caballero frente a él tomó la primera carpeta, lo miró unos segundos a los ojos y luego comenzó a revisar las hojas. Había un contrato en dos traducciones, árabe e inglés, pero él se quedó con la versión traducida, observando la firma al final de las notas. Cerró la carpeta y se dispuso a revisar las otras. La firma era la misma en dos de ellas, pero en las otras tenía una firma diferente, en realidad era como un garabato que no tenía mucho sentido o no parecía el nombre de una persona, pero no le importó. Revisó cada una, encontrando lo que ya esperaba y esa otra firma que no reconocía. Cuando terminó, se apretó el puente de la nariz y se quedó con la mandíbula apretada unos minutos mientras analizaba la situación. Podría haberse lanzado sobre su socio y partirle el rostro a golpes por lo que estaba intentando hacer, per
Las manos fueron libres, recorriendo su cuerpo mientras ella se movía en esa ola que continuaba conectándola al mismo. Su mirada se había pegado en el techo, dejando que todo eso que sentía, esa conexión espectacular que le había erizado la piel y le había despertado el deseo se hiciera cargo de ellos. Sus gemidos delicados se movieron por esa habitación, pero pronto solo pudo buscar su boca. Desde la nuca la sostuvo para perderse en ese beso profundo, mientras la otra mano se deslizaba por su fina espalda hacia el área de los glúteos que apretó con fuerza, para luego dejar ir profundas estocadas que lograron que ambos jadearan. —Dios, sí, sí, así —pidió ella a esa lengua que se había enroscado en su pezón, continuaba moviendo las caderas para perderse en la nueva liberación que su centro buscaba, y cuando se encontró con esa mano fuerte en su cuello, asintió—. Darcy. Sí, sí, qué rico —continuó indicando, viéndose pronto envuelta en electricidad y un absoluto pla