Aunque sentía una completa incomodidad con la pelirroja en la mesa, Sunny no dudo en ayudarle a las pequeñas con sus hamburguesas, ya que el armado era completamente individual dándole a cada uno la oportunidad de hacerla a su gusto. Fue ella quien se puso de pie cuando Zarah pidió un poco de salsa ranch y si bien Lisa le dijo que no le hiciera caso a la invitada no invitada, ella estaba empezando a dudar de si era realmente buena idea comer donde la familia lo hacía.
Claro que nunca había sido niñera, pero si en un par de ocasiones hizo de empleada doméstica, aunque no duró demasiado, la última vez que lo intentó apenas consiguió terminar el mes, y aunque no era un ama de llaves como Lisa, comprendió que el trabajo era realmente agotador, demandante y poco remunerado como debía, pero al final sí, en ambas ocasione se vio tomando los alimentos lejos de donde lo hacían los dueños de la casa.Sabe bien que ese lugar en la mesa lo ha conseguido por las niñas, pero yNo fue el almuerzo más cómodo y agradable para un Darcy que pasó con la mandíbula apretada y el ceño fruncido escuchando la voz de Sunny mientras respondía las desubicadas preguntas que su socio le hacía. Claro que la chica no dijo nada fuera de lugar, señaló su edad, su especialidad como pedagoga, su sueño desde niña de trabajar con niños, y hasta su color favorito, quizás aprendió mas de ella en esa comida que en lo que ha hablado, pero no era de esa forma que quería que pasará. Claro que en sus planes no estaba conversar con vino y quesos con la niñera de sus hijas, pero ha sentido a Wesley como un completo desubicado, y hasta un poco fuera del lugar, porque lo dejó de lado de la conversación, a él y Portia que solo miraba como Sunny se llevaba un mechón tras la oreja cuando Wesley le hacía un tipo de elogio. Quizás la joven castaña no era tonta después de todo y su ingenuidad solo era parte de una apariencia porque para Portia era casi seguro que la misma en
Al llegar a su casa estiro los pies en la mesa ante ella y solo se recostó al sillón cerrando los ojos. Casi ha llegado a las ocho de la noche y eso que salió también casi puntual, ya que se paso unos quince minutos. Dejo a las gemelas bañadas, cambiadas con sus pijamas, con dientes lavados y por supuesto cenadas, un tiempo que también tomo con ellas.Se vieron la sirenita completa y cuando cambiaron a la cenicienta el señor Darcy se unió a sus hijas, para el final Zarah casi dormitaba en el pecho ancho y fuerte de su padre, y fue entonces cuando vieron la hora. Fue un día agitado para muchos, pero también cargado de tensión, de un poco de reto y visitas que parecían haber drenado las energías en ellos.Cuando su abuela se acerco a la joven esta separo su mano del rostro para verla a los ojos.—¿Pesado ese primer día oficial?—Pesado abuela
Dejó los lentes de protección que ha usado luego de un par de horas ante la computadora para restregarse los ojos y luego el rostro llevándose el cabello hacia atrás. Empezó temprano el trabajo y aunque lo invitaron a tomar el desayuno con sus hijas y la niñera, por supuesto, al final no lo hizo porque quería adelantar cuánto pudiera de eso que debe revisar y corregir antes de meterse de lleno con la empresa.Sabe bien que de él depende que Upton Perfumería vuelva a ser lo que una vez fue, pero en realidad el proceso creativo estaba siendo un poco complejo para su mente. Pensar en crear una campaña sin su esposa, en nombres, en fragancias sin la compañía de Amanda o su guía, era algo que lo atormentaba y ha sido la razón por la que no ha logrado avanzar desde su muerte.Cuando el mundo le obligó a entender que su trabajo había quedado olvidado, poco interés hubo en Darcy de recuperarlo de forma inmediata, claro que aceptó que si lo ignoraba mucho tiempo podría term
La joven tuvo que ocultar su sonrisa cuando miró a los Upton disfrutando, pero a niveles máximos, ese almuerzo que ella ha hecho para todos. Zoey ya ha servido por segunda vez la ración de puré en su plato y Darcy se aprovecha de los descuidos de Zarah para robarle un poco de milanesa, incluso Lisa ha tenido que llevar más de esa fresca ensalada de la que han comido con gusto. Parecía que hace mucho no tenían en sus platos ese sabor casero, porque ciertamente hasta Darcy se vio sirviendo una segunda ración de la comida, mientras miraba a sus hijas hasta danzar de hombros comiendo con gusto de la misma. Cuando el caballero volteó a verla, Sunny solo se puso a reír encontrándolo un poco coqueto incluso cuando le mostró como tomaba el último bocado. —¡Es la mejor comida del mundo!—celebró Zarah elevando su tenedor—gracias Sunny. —Sí, gracias Sunny, esta deliciosa—agregó Zoey con rapidez—¿papi te gustó? —La comida más deliciosa del mundo—señaló Da
Con ese adelanto de dinero que pidió, logró pasar por el supermercado comprando la lista que su abuela le envió en el día, además que ese día quiso celebrar con su familia lo bien que las cosas estaban saliendo así que pasó buscando un pollo asado con soda grande. Llevaba un extraño cosquilleo en su panza y se siente como sumergida en sus pensamientos, aunque esos mismos solo tienen un protagonista, su jefe. Sabe bien y desde el primer momento que fue contratada, se hizo el recordatorio, que no había ninguna razón para confundir la cercanía de ese apuesto hombre. No solo era su jefe, era el padre de esas niñas que cuida y quiere mucho, además que confundirse en sus pensamientos, en emociones que no deberían de surgir bajo ninguna circunstancia, era algo que no se podía permitir. Comprende que, si se deja llevar por las emociones, podría terminar confundiendo todo. El es un hombre viudo, que ahora mismo se está dedicando a sus hijas, a su empresa que quiere recupe
El caballero bajó en el restaurante dándole las llaves al valet, pero fue él quien ayudó a sus hijas a bajar una a una de la enorme camioneta que han usado para el viaje. Cada una tomó una mano y de esa forma ingresaron al que era un restaurante muy visitado en aquellos tiempo, donde incluso una vez se celebró el cumpleaños de las gemelas con un desayuno para ellas y todas sus compañeras de la academia. Darcy iba un poco nervioso ante lo mismo, volver no era solo una complicación para su mente, sobre todo a un espacio que fue tan visitado en momentos de amor, de celebración o de simple necesidad de salir de la rutina, también era volver ahora solo, con todos sabiendo que, si su esposa ya no está con ellos es porque nunca más volverá a estar, sumándole claramente que así como lo vieron llegar a él, verán a esa castaña ubicarse con ellos. —Señor Upton, señoritas—saludó el capitán de los meseros, viéndolos con una amplia sonrisa—bienvenidos nuevamente a Mugs, que gu
La mesa estaba cargada de risas, las niñas han disfrutado de la compañía de su padre mucho más alegre que nunca, compartiendo incluso con ellas de su bacon tostado y hasta alimentando a esa curiosa Zoey de su desayuno. Sunny ha disfrutado mucho de ese momento y aunque pensó que su condición como empleada podría haber tornado el mismo como algo incómodo o incluso que estaría más cuidando de las niñas, ciertamente la ha pasado muy bien con la compañía. Darcy ha hablado con soltura de sus hijas, de esas travesuras que han hecho desde siempre. Como esa vez que por error le prendieron fuego a un colchón intentando entender cómo funcionaba el encendedor de velas que mami tenía y como esperaban que la leche de sus biberones fuera suficiente para apagarlo, afortunadamente llegaron a tiempo para evitar un mayor accidente. Claro que Sunny tenía mucho que compartir, sobre todo porque Lorenzo, aunque ha sido un niño con muchas restricciones por su condición respiratoria, no
Padre e hijas llamaron la atención cuando llegaron al lujoso supermercado donde las niñas han querido pasar. Claramente Darcy era un hombre atractivo, pero de la mano de dos bellezas rubias que lo movían de un lado a otro pidiendo y él solo asintiendo, era algo adorable y elevaba el atractivo del hombre por mucho, sobre todo para las damas en aquel lugar, tanto compradoras como empleadas. Tomó la carretilla que él fue empujando mientras las gemelas delante la iban llenando de cosas, necesarias, según ellas, para poder resistir los días que venían ya con él en la oficina. Pasaron de golosinas de todos los tipos, hasta frutas, verduras, aderezos que saben bien se han ido agotando, más helados, y otras cosas que consideraron Sunny podría necesitar para hacer de sus deliciosas comidas. Lo fueron moviendo de un lado a otro, cuando les decían que no las rubias se cruzaban de brazos hacían pucheros y continuaban el recorrido con una molestia que se iba hasta que eran co