Jeremías Cuatro años después —Cariño, puedes traer la ensalada. Sonrío a mi suegra antes de tomar el bol con verduras, trato de reconfortarla, la mujer que ha perdido a su esposo hace dos años. Salgo al jardín donde mis niños están correteando de un lado a otro con ese perro flacucho que ha crecido demasiado para mi gusto. —Lucas ayuda a tu madre a bajar las escaleras — le pido mientras coloco el bol de ensalada sobre la mesa — y no le dejes bajar por su cuenta. Mi hijo resopla, camina de regreso dentro de casa y supongo que está a punto de empezar su adolescencia porque esa cara de disgusto no la he visto nunca en su rostro. Lucía se acerca a mí con su pequeño hermano Mateo de la mano, mi hijo con Lizbeth ha sacado los ojos de su madre, cosa que simplemente me parece maravillosa. Hemos pasado estos años felices, tratando de superar poco a poco todos estos líos con mi tío, la empresa y mi madre. Porque, aunque aceptó nuestra relación, no soporta que Lizbeth simplemente no le haga
Sinopsis Lucas fue un niño feliz a pesar de lo que sucedió en su pasado, sin embargo, no se siente capaz de tener una relación estable con una mujer, así que decidió dedicarse únicamente a su trabajo como ginecólogo. Se prometió jamás casarse hasta que conoció a Beatriz, una chica desahuciada que llegó al hospital donde trabaja con un caso de desnutrición en medio del embarazo. Beatriz fue abandonada, dejada en la calle por su familia cuando descubrieron que estaba embarazada y realmente no le quedaban muchas fuerzas, pues no tenía nada, así que cuando el médico que está atendiendo le propone cuidar de ella y su embarazo a cambio de fingir ser su esposa ante sus padres ella no puede negarse.
Lucas—Te digo que estoy bien mamá, deja de preguntarme lo mismo todos los días.—No vienes todos los días — responde Lizbeth mientras coloca ese típico plato de macarrones frente a mí — ¿Ya tienes novia?—No, estoy muy ocupado.—Cariño, sabes que puedes contarnos todo — me mira — no vamos a juzgar si tú…—No soy gay, me gustan las mujeres — sonrío — es solo que no es tiempo aun para tener una mujer, estoy muy enfocado en tu trabajo.—¿Enfocado? — mi madre muerde un macarrón — tienes veinticinco, quiero ver a mis nietos correr y tu hermana va por el mismo rumbo que tú.—¿Lu no ha bajado?—No hace un mes que no sale de esa absurda cabaña que tu padre le regaló — ella niega — y tu hermano — sus ojos se achican — ese niño se olvida que salió de mí.Sonrío ante esa muy gráfica expresión, me pongo en pie para besarla en la mejilla, sintiéndome una vez más como el niño al que después de todo, salvo más de una vez, mi madre me abraza antes de despeinarme como si aún tuviera ocho años.—Yo si
Beatriz Me despierto asustada, mis ojos se abren rápidamente y aunque sigo sintiéndome débil, miro alrededor asustada. Sé que estaba en medio de la calle tratando de encontrar algún trabajo que hacer antes de que el mundo se volviera negro. Me doy cuenta de que estoy en un hospital al momento en que miro hacia la puerta de esta habitación. El pánico me llena cuando pienso en la terrible deuda que esto podría ocasionar. Muevo mi mano hasta mi vientre asustada también de que algo malo haya sucedido, pero al parecer todo está bien. Si hubiese sucedido alguna cosa con mi bebé, no estaría en este lugar, no estaría sola… ¿Verdad? La puerta de la habitación se abre entonces, mis ojos se encuentran con los de un hombre vestido con un polo azul y unos pantalones de vestir que lleva una bolsa en sus manos. Mi corazón se detiene ligeramente ante su mirada, es una mirada demasiado profunda. Demasiado pulcra tiene una expresión sincera. —¿Cómo se siente? —Bien — alejo la mirada de él al darme
Lucas Salgo de la habitación donde la chica desvalida que he decidido ayudar, duerme después de unos minutos. Tomo el bol vacío que mi madre me preparó sintiéndome agradecido de poder hacer este tipo de cosas, aunque sus padres realmente me parecen crueles después de todo lo que me contó. Camino por el pasillo hasta mi consultorio y suspiro sentándome en mi silla durante un minuto, me digo que debo hacer que mi madre deje de preguntarme todo el tiempo cuando voy a presentarle a alguien. No quiero a nadie en mi vida, no quiero atarme emocionalmente a alguien que podría dejarme solo una vez más. Miro hacia la ventana detrás de mi escritorio en silencio, la oscuridad más allá se llena de esas sensaciones oscuras que me llenan desde que tuve aquel accidente en mi infancia. Sé que mi madre ayudó mucho a que mis ataques de pánico pasaran, probablemente sin ella no habría podido siquiera tener una vida mínimamente agradable. Porque a pesar de todo las pesadillas siguen ahí, nunca se han
Beatriz—Si no quiere dinero no sé cómo puedo ayudarlo — le digo al hombre que, aunque apenas conoce, me da mucha seguridad — no tengo nada que dar y no podría dormir con alguien que…—Dije que no pensaras cosas raras — responde él señalando la comida — come, esta la preparé yo, así que no es tan buena como la de antes.—Gracias—murmuro comiendo el primer bocado — yo, realmente no puedo quejarme — lo miro durante un instante—no he comido bien en meses.—Exactamente, eso es lo que podríamos arreglar — el doctor que hoy si lleva su bata se sienta cruzado de piernas en el sofá próximo a la cama del hospital donde me encuentro — verás, puedo darte una casa y todo lo que necesites durante el embarazo — noto su seguridad — quiero ayudarte mientras me ayudas tú.—¿Cómo podría ayudarte?—Necesito una novia.Dice el hombre sentado frente a mí y abro mis ojos en pánico, lo miro detenidamente, la mandíbula marcada, los ojos profundos. La atractiva forma de su rostro no lo hacen lucir como un des
Lucas No sé si estoy haciendo lo correcto o si ella realmente aceptará esta absurda y loca idea que le he propuesto, pero no puedo dejar de pensar en ello. Esa chica se ve lo suficientemente buena como para este trabajo y puede que esté cometiendo un error, pero estoy casi seguro de que la juzgué bien.He sido bueno para juzgar a las personas durante años, pero siempre se puede fallar. Dejo los resultados de los exámenes que he estado examinando sobre mi mesa, miro una vez más el teléfono dudando si debería o no llamar para ver cómo está la chica que se llama Beatriz.Resoplo cansado antes de tomar el teléfono, marco la línea fija en casa de mi hermana y el teléfono tarda tres tonos en ser contestado. Organizo distraídamente los exámenes en mi escritorio mientras escucho la dudosa voz del otro lado de la línea.—¿Dígame?—Soy Lucas, llamaba para… — dudo por unos minutos — saber si está todo bien en casa de mi hermana, envíe a alguien para limpiar, así que no sabía si…—Todo está muy
BeatrizEl hombre que está cortando las manzanas, sentado frente a la encimera, justo del otro lado donde yo estoy, me tiene completamente minorizada. Realmente no puedo creer que sea tan servicial.Mis ojos también se fijan inexplicablemente en venas que se han hecho más notables cuando empuña con fuerza el cuchillo. Carraspeo sintiendo que es del todo inapropiado mirarlo de este modo. Peino hacia atrás el mechón de mi cabello que se ha soltado de mi peinado diciéndome que debería haberme vestido de otra forma.Este vestido de pijama que llega hasta mis rodillas cubierta en los hombros con la bata de dormir a juego no es apropiado en lo absoluto, pero tampoco esperaba que él viniese aquí. Corto cuidadosamente las verduras que voy a preparar como ensalada. El hombre a unos metros de mí comienza a hablar.—Realmente no quiero forzarte o que pienses que me debes algo, pero necesito tu ayuda — suspira — no quiero lastimar a mi madre y solo quiero que sea feliz.—Comprendo — digo sin deja