LucíaMe despierto de un salto cuando Welly empieza a ladrar desesperado, escucho unos pasos fuera de casa y tomo con rapidez mi rifle, me digo que si son los nuevos vecinos van a saber muy claramente por qué no deben meterse en mi propiedad, pero cuando abro la puerta solo vea a un hombre sosteniendo a una niña en brazos.Mi mente lo reconoce al instante, es el tipo molesto del estacionamiento, él parece notarme también, pero cuando la niña en sus brazos golpea ligeramente su pecho él vuela toda su atención en ella.«Suéltame papá, déjame en paz»La niña mueve sus manos con prisas, el hombre que la sostiene, frunce el ceño durante unos minutos y me doy cuenta de que no entiende muy bien lo que dice la niña.—No vuelvas a salir de casa, no conoces a esta mujer.«¡Déjame en paz, no quiero estar contigo!, no me entiendes»El hombre chasquea su lengua antes de mirarme, su rostro me dice lo frustrado que está por no comprender lo que está diciendo la niña y descarga su molestia en mi pers
RogerAtravieso el corto camino hasta la valla que divide las tierras de las dos casar, mi hija sigue en refunfuñando en mis brazos haciendo esos pucheros a los que no solía ser inmune, aunque ahora tampoco creo serlo porque mi corazón duele por verla mirarme de esa manera tan disgustada.Una vez estamos en mi propiedad dejo a mi hija sobre el suelo, la tomo del brazo para caminar con ella de prisa hasta la casa, mi hija se suelta de mi mano una vez estamos en el interior de esta y respiro profundamente porque lo último que quiero es discutir con mi hija. Sé que las mudanzas son difíciles, en especial cuando ha pasado todo este año entre consultas o discusiones sobre qué hacer con ella.Me alejé de mi madre justo por eso, ella no dejaba de culparme, no dejaba de hablar pestes sobre la madre de Amy y realmente odio a mi esposa que sigue en paradero desconocido, pero sigue siendo la madre de mi hija, así que no puedo dejar que vea a alguien más hablando mal de ella.Los psicólogos que a
Lucía—¿Crees que alguien pueda tener más mala suerte Welly?Le pregunto a mi perro mientras me siento en el pequeño espacio que tengo para replantar y sembrar mis flores. Tomo una de las palas para jardinería de mi colección de herramientas para clavarla con molestia en la tierra húmeda de la maceta que estoy preparando.—Además, que esa niña… Encantadora, sea suya, es incluso espeluznante — cabo un poco más en la maceta — recuerdas que te hablé de un idiota en la tienda de arte, pues era el Welly — miro hacia la casa más allá de mi jardín — infiernos si me ve hablando contigo va a creer que estoy loca, aunque asumo que ya cree eso después de todo.Me pongo en pie para tomar la planta aún en bolsa que voy a replantar, la bonita flor ha crecido lo suficiente como para tener su propia maceta, así que porqué no pasar el rato haciendo esto. No me apetece pintar justo ahora y menos después de saber que mi nuevo vecino es un molesto sujeto que es tan sexy que es un desperdicio el hecho de
Roger Después de almorzar mi hija se marcha a su habitación, yo tomo mis propias cosas para organizar mi estudio al final del pasillo justo junto a la cocina y realmente trato de no pensar en todas las cosas con las que tendré que lidiar a partir de ahora. Lo agradable de vivir aquí es que puedo tomarme perfectamente mi tiempo mientras trabajo, además de pasar más tiempo con mi hija sin tener que estar escuchando a mi madre, culparme o reclamarme. Desempaco el papel tapiz negro que compré hace unas semanas y me preparo para colocarlo en las paredes del pequeño cuarto dentro de mi estudio. Pude haber dejado que alguien más organizar todo esto como con el resto de la casa, pero la verdad es que mi trabajo y el espacio donde revelo mis fotos son dos cosas que odio que alguien más prepare y organice por mí. Tarareo alguna canción de pop mientras comienzo lentamente a organizar las cosas en la pequeña habitación, me demoro alrededor de cuatro horas para conseguir terminar acomodar no so
Lucía—¿Te gusta?La niña sentada en mi mesa de té asiente, la veo comer uno de los pastelitos que tanto me gustan en completo silencio mientras mi perro mueve su cola demasiado feliz junto a la mesa.—Papá me dijo que no podía venir aquí.Dice ella moviendo sus manos rápidamente, sonrío sabiendo exactamente por qué le dijeron eso.––No deberías desobedecer a tu padre, él te quiere cuidar.––Mi papá es tonto––repite––ni siquiera me preguntó si quería venir aquí.––¿No querías venir?––No lo sé, la abuela era buena conmigo––toma otro pastelito––pero discutía mucho con papá por mí.Sé muy bien que no es mi asunto, estoy más que segura de que no debería involucrarme, pero no puedo simplemente quedarme aquí en silencio con esta niña que definitivamente quiere charlar con alguien.––Estoy segura de que no discutían por ti nena.––Si lo hacían––responde con tranquilidad––la abuela dice que papá tiene la culpa de que no escuche por casarse con mi madre––suspira––mamá me abandonó en un auto y
RogerCojeo hasta mi maldita casa sintiendo la sangre correr por mi pierna, no puedo creer que ese perrucho feo me haya mordido. Como pudo ser eso posible. Mi hija se mueve ligeramente en mis brazos, debo admitir que verla tan plácidamente dormida bajo esa mullida manta me hizo calmar un poco mi rabia, pero tengo otras cosas por las que estar rabioso ahora mismo.La primera de ellas está en mis malditos pantalones, como puede ser esto posible, no ha mostrado ningún tipo de interés en una mujer en casi un año, pero ahora solo tengo que caer sobre esa desagradable mujer y oler un poco de su suave colonia floral para estar duro como una piedra.¡Por el amor de dios!Es verdad que es bonita, vi su rostro tan cerca que hasta los destellos plateados en sus ojos azules fueron fáciles de diferenciar. Puede que su delicado cuerpo estuviera tan pegado al mío que noté las duras puntas que coronan sus pechos contra mi piel bajo su vestido, un vestido demasiado corto para cualquier hombre que leve
Lucía—¡Porque lo mordiste! — le cuestiono a mi perro como si realmente pudiera responderme — porque cuando ya estaba dentro de casa, he tenido que ir y curarlo.Mi perro gimotea, me dejo caer en el sofá de mi sala de estar y es solo entonces cuando me doy cuenta de que he ido en ropa de dormir a la casa del vecino, ropa de dormir extremadamente reveladora. Sobre todo, sin sostén. Mi perro se acerca, pero solo puedo mirarlo con molestia.Mis ojos se encuentran con el paquete de sándwiches sobre la encimera más allá de la sala de estar. Camino en silencio hasta ellos y tomo uno. Lo muerdo sintiéndome todavía más sola que antes, Camino hasta mi pequeño estudio de pintura. Los cuadros amontonados por todos sitios me miran acusadores, hace más de dos semanas que no pinto una sola línea. No tengo ganas de hacerlo y estoy deprimida como todos los años.Dentro de dos semanas es el aniversario de muerte de mis padres, también es justamente por las fechas en las que huí como una cobarde del ún
Roger¿Acaso puedo tener tanta mala suerte?Aquí, al lugar donde me marché sin decirle absolutamente nada a nadie, justamente para que no vinieran a acosarme, tenía que encontrarme con alguien que me conocía. Aunque también es mi culpa por ir de la nada a darle una absurda bandeja de puré de patatas a mi vecina solo porque me curó la mordida que su perro me dio.¿No es eso una locura?Regreso a mi casa azotando la puerta más de lo necesario. Agradezco que mi hija no pueda escuchar eso porque se habría asustado y me dejo caer en el sofá de la sala principal. No sé por qué motivo esa mujer conocería a una de las mejores representantes de este mundo, pero supongo que son amigas.Además, leí unos cuantos artículos sobre su familia y definitivamente tienen el dinero suficiente para comprar lo que les diera la gana e incluso mucho más. Me pongo en pie porque hay mucho que hacer todavía en este lugar.Sirvo la comida para mi hija antes de llevársela a su habitación y me acuesto a su lado par