-Has llegado mucho antes de que fueras convocada, Rose Paper. – Dijo una voz en la oscuridad. - ¿Vienes por tu propia voluntad? -Define “propia voluntad” – Susurré a la voz. - ¿Venir aquí sin saber una m****a cuenta? Sentía el cuerpo pesado, como si hubiera corrido por horas y ahora me encontrara exhausta. -Tienes una extraña forma de expresarte. Entonces la oscuridad fue súbitamente absorbida y me encontraba sobre el suelo mirando un cielo muy limpio. Una suave brisa hacía que el pasto a mi alrededor se meciera suavemente. Intenté levantarme nuevamente pero fue en vano. Mi cuerpo no me respondía; inhalé y exhalé resignándome a cualquier cosa que me fuera suceder a partir de ahora. -Eres la primera que no está asustada o que no tiene un montón de preguntas qué hacer. – Dijo la suave voz. – Es… refrescante. -Tengo preguntas. – Dije en un susurro. – Es solo que la vida me ha enseñado que las preguntas son inútiles si quien te las puede resolver no se digna a ello. Entonces… ¿Para
El suelo se movía. Abrí mis párpados pesadamente y me saludó la semi oscuridad; aun me tardé algunos segundos para tranquilizar a mi corazón y convencer a mi cerebro de que no me encontraba en mi antigua celda. Intente incorporarme sobre mis codos solo para descubrir que el suelo no era el que se movía, sino que yo era la que temblaba sin control. Me eché un vistazo rápido y me horroricé al encontrarme cubierta de sangre. Revisé la muñeca que el señor Fred había cortado y encontré piel perfectamente lisa. Miré a mi alrededor y encontré a unos pocos metros de mí una mochila y lo que parecía ser un trozo de papel sobresaliendo; me estiré para tratar de alcanzar la cosa pero mi cuerpo protestó de dolor. -¿Dolerá un poquito? ¡Ja! – Exclamé miserablemente en la cueva vacía. - ¡¿Por qué no eres honesta y dices que desearé morir a cambio de tu pequeño regalo?! No sé cuánto tiempo pasé maldiciendo, pero en algún punto la cueva se iluminó lo suficiente como para que no tuviera que forzar
-…¡Un poco más! Habían un montón de sonidos a mi alrededor pero estaba muy ocupada orientándome como para prestar atención a lo que decían. Algo taladraba mis oídos y yo me movía intentando alejarme del sonido. -¡Sujétela con fuerza, Beta! No podía moverme y eso me puso más nerviosa. Abrí mis ojos por fin y enfoqué lentamente a algunas lobas que me miraban con horror. -¿Rose? ¿Rose? ¿Puedes oírme? – Dijo casi en mi oído una voz. Giré mi cabeza todo lo que pude y vi a Edson lucir preocupado. No entendía lo que estaba pasando. -Estás bien, cariño. Estás aquí y estás a salvo…no, Rose, mírame… eso es… deja de gritar, aquí estoy… ¿Gritar? El sonido penetrante desapareció de pronto. -Eso es. – Dijo Edson comenzando a acariciar con dos dedos mi nariz. – Inhala, exhala… lo tienes… Hice lo que me pidió y pronto me tranquilicé lo suficiente para darme cuenta de que estaba siendo retenida por un montón de lobas mientras Edson me trataba como un animal herido. ¿Qué m****a? La sensación
-Detrás del Beta Edson y de mí, todos, por favor. – Dije levantando la voz todo lo que pude. Aun me dolía la garganta por lo que había pasado en la clínica más temprano. Los chicos me obedecieron de inmediato después de algunos gruñidos en dirección al Alfa Bastian. Desde mi posición podía ver que algunos guardias y Rowan intentaban distraer al Alfa para que se pudiera evacuar a los civiles. Jodida sea la vida, escogió el peor momento del día para volverse loco Bastian; a esta hora comenzaban a salir de la escuela los lobeznos y muchos salían de sus trabajos para regresar a comer a sus casas. El Alfa Noa se encontraba en un costado de un edificio cercano tocándose el hombro mientras daba algunas instrucciones a algunos otros guardias y… m****a, ¿Había traído a lobos de su manada? Reconocí algunas caras de la manada de Bastian; un pequeño grupo con bolsas y algunas maletas que miraban asustados hacia su Alfa. Al ver algunos cachorros temblar, me puse en marcha. ¿Qué estaba pasando a
-Rose. – Fue lo primero que salió de sus labios y eso me hizo levantar la vista. No me disculparía por quedarme viendo fijamente lo que tenía entre las piernas, prácticamente gritaba “Mírame”. Mis ojos hicieron un lento recorrido hacia arriba sin poderlo evitar; tal vez era mi impresión, pero había ganado músculo desde la ultima vez que lo espié como la acosadora que obviamente no era. Lástima que en nuestra pelea de hace unas horas no había podido apreciarlo correctamente. -Rose. – Volvió a repetir y tuve que sacudir mi cabeza lujuriosa. -¿Qué haces aquí? -Yo… uh… estás desnuda. – Dijo dándome un vistazo y apartando la vista rápidamente. Miré hacia mi cuerpo para asegurarme de que aún tenía las burbujas suficientes para no mostrarle dos pequeñas cosas delatoras de lo que me hacía sentir cada vez que tenía la oportunidad de admirar su cuerpo. -Bueno, es lo que normalmente pasa cuando alguien se da un baño. – Dije lentamente. -Yo… esperaré a que termines. Y con eso se fue cerra
Bastian.Voces ruidosas resonaban en mis oídos.Intenté abrir los ojos pero todo estaba oscuro; poco a poco fui recordando mi día y me tensé.-Contrólate, Bastian. – Dijo Rowan en algún lugar de la oscuridad en clara respuesta a mi gruñido molesto. - Tienes suerte de que el Alfa Noa sea comprensivo, porque sino el resto de nuestra manada estaría acampando en el maldito bosque.Me controlé, pero solo un poco.-¿Dónde estamos?-En tu habitación provisional hasta que me asegure de que no vas a intentar matar a nadie de nuevo. – Dijo seriamente.-Rose…-Ella está bien. Herida, pero por lo que pude ver, estaba bien después de patear tu culo hasta la inconsciencia.Eso me detuvo en seco.-¿Qué?Mi Beta soltó un suspiro.-La buena noticia es que a pesar de que el auto que encontramos en nuestro camino parecía una escena del crimen, Rose está viva y se encuentra viviendo en esta manada. La mala noticia es que estuviste a punto de matar al Beta favorito de esta manada, heriste al Alfa Noa, algu
Hoy no tenía a ningún grupo de cachorros que enseñar después de la escuela, así que me limité a abrazar a los cachorros que hicieron fila para ello a la hora de la salida. Ni siquiera sé cómo pasó eso. En fin, me preocupaba un poco Chase. Lo había visto taciturno en sus clases. -¿Qué pasa pequeño? -Nada. -¿Seguro? Podríamos ir por un helado y… -No, gracias. – Dijo serio cuando comenzamos a caminar por la calle rumbo a casa. – De hecho, si no te importa, ¿Podrías llevarme a la Casa de la Manada? -Claro. – Dije lentamente. - ¿Está todo bien? -Si, solo quisiera ver a mi padre. -Ah. Por supuesto cachorro. – Dije sintiéndome tonta por no haber pensado en que extrañaría a su papá. Lo dejé dentro del edificio y luego partí hacia la casa de Edson para buscar al señor Fred. La última vez que lo ví desapareció dentro de mi habitación para unas horas extras de sueño. Tristemente cuando llegué no estaba ahí así que tuve que ir a buscarlo a casa de Lucía… digo, mi casa. Lo encontré ahí s
-¿Crees que no puedes con el reto, Rose? – Preguntó Bastian divertido. -Duh, sé que puedo. – Dije rodando los ojos. – Es solo que no me gusta este trabajo. -Duplicaré tu paga. – Dijo con una sonrisa letal. Mis. Bragas. Ayuda. -No se trata del dinero. – Dije sacudiendo mi cabeza. – Se trata de… bueno, sin ofender, no quiero estar cerca de ti. -¿Por qué no? – Preguntó intrigado. Decidí ser brutalmente honesta. La verdad nos hará libres y todo eso. -Porque tengo la fortuna de ser herida de una u otra forma a tu alrededor. – Dije desestimándolo con un gesto de la mano. – Ya he estado al borde de la muerte en los últimos días y déjame decirte que no es divertido. Eres un Alfa que atrae un montón de problemas y enemigos, a mí me gusta vivir, así que no creo que este sea el trabajo adecuado para una humilde humana. Miré de nuevo el sobre lleno de billetes y tomé un par antes de regresarle el sobre al Alfa Noa. -Además, tengo algunas clases y un trabajo al que no puedo faltar para ser