holis n.n/ Un capítulo largo porque yo los amo jajaja ya está disponible el capítulo 56, ya todo está bien y todos somos felices XD no se olviden de dejar su amor en los comentarios y los que aun no dejan sus estrellitas en la reseña, por fis dejen sus bonitas palabras por ahí. Los amo millones de muchoooooo. PD: Ustedes siempre quieren maratón jajaja si para este fin de semana aun no termino el libro, les doy su maratón XD ya quiero terminar para comenzar el siguiente libro que yo sé que les va a gustar <3 <3 <3
-No teníamos un plan de evacuación. -Me confesó Rowan veinte minutos más tarde mientras yo estaba acurrucada en el costado de Bastian. Había cambiado lugar con Edson en el auto, y ahora los Betas estaban en frente. -Entonces… ¿Solo improvisaste? – Pregunté incrédulamente. -Obviamente lo hizo. ¿Sabes las posibilidades que teníamos de salir ilesos de lo que parecía un plan descabellado de carnicería? -Preguntó Edson con una sonrisa desquiciada. -¿Qué pasará con el tema de la guerra? No sabemos si vamos a sobrevivir a eso mañana, ¿Por qué le daríamos falsas esperanzas a esa manada? - Dje después de pensarlo por un momento. -No son falsas esperanzas. – Dijo Bastian. – Quitando de en medio los guardias de Skilltown, únicamente nos queda por tratar el convencer a seis manadas de que el culpable ha sido Luca y que tenemos pruebas de ello. -¿Nos escucharán?-Dije saliendo de su costado para mirarlo a los ojos. -Estoy seguro de que un par de manadas lo harán. -¿Y el otro par? -El otro p
Noa. -El Beta Edson y el Alfa Bastian se han ido, señor. – Dijo Emerson. Yo suspiré. Lobo demente, elevaría algunas oraciones a Nuestra gran Madre para rezar por su bienestar… o por su alma. No hubo nada que yo pudiera decir para persuadirlo de no ir directo a lo que podría ser una muerta segura, pero ¿Alguna vez escucha ese cachorro? Por supuesto que no. -Bien, ayuda a la última patrulla para terminar de colocar las trampas en el sector dos. – Dije con cansancio. – Cuando terminen, uno de ustedes reporte mientras los demás pueden ir a descansar. Puede que mañana sea un día muy duro. -Si, Alfa. Milagrosamente habíamos podido evacuar a todos por aquí; eso me traía un poco de paz, pero no significaba que no estuviera al borde de un colapso nervioso. Desde los tiempos de mi abuelo que no teníamos una guerra entre manadas. La última vez que había sucedido fue cuando se extinguió la décima manada: Lightmoon. Y en realidad aun nadie está seguro de por qué fue que se comenzó la guerra.
Vi en cámara lenta cómo Clarissa arrojaba lejos el cuerpo del Alfa Noa para poder evitar la mordida de un lobo hacia su garganta. Ambos rodaron por el piso y ella terminó transformándose para pelear contra Edson.Yo me apresuré a auxiliar al Alfa Noa. No hizo ningún sonido al caer y eso me preocupaba bastante. ¿Qué mierda le había hecho la desquiciada?No tuve que preguntarme por mucho tiempo; el Alfa Noa había caído con el pecho hacia abajo a la mitad de mi pasillo y su espalda era claramente visible.Estaba yo horrorizada de poder ver los huesos de su columna… o parte de ella, de todas formas. Era como si le hubiera sacado un pedazo o algo igualmente repugnante.Joder, joder, joder…-Alfa. – Murmuré suavemente. – Lo llevaré a la clínica, estoy segura de que algo podrán hacer por usted.Tomé su cabeza con cuidado para acomodarla en una posición cómoda; sus labios se movían pero no podía emitir sonidos.-No haga esfuerzos, se lo ruego. iré a ayudar a Edson y regresaremos por usted, se
Edson tomó prestado un auto; me negaba a pensar que lo habíamos robado a pesar de que tuvo que cruzar algunos cables para que arrancara. Se respiraba un ambiente de luto mientras él pisaba a fondo el acelerador. -Lo siento mucho, Edson. – Dije en tono suave cuando cruzamos la entrada de la manada. -Era el mejor de los Alfas. No te culpes, en cuanto me deshice de la loba pude ver su cuerpo… no había mucho que pudiera hacer nadie por él. – Dijo apretando los puños contra el volante. – Y, si te soy honesto, egoístamente me alegro de no haber sido yo quien lo hiciera. No podría haber vivido con la culpa de su muerte. -Lo sé. – Dije alcanzando su muslo para darle un pequeño apretón. – Y, desgraciadamente, no sé si está sobre la mesa lo de renunciar. Tú serías mejor Alfa que yo. ¿Abriría la tierra su deidad de mal carácter si rechazaba el comando? No quería averiguarlo. -Te lo dije ya una vez: No quiero ni aspiraba al puesto. No lo hago pero… ¿Estás bien? Me refiero a… bueno nunca un h
Edson. Edson. Subí el vidrio del auto poniéndome serio de nuevo. Por el espejo retrovisor vi cómo Rose revisaba sus armas y miraba el auto avanzar. Regresé mi atención al frente. La distracción de conducir como si mi vida dependiera de ello era muy necesaria y agradecía el encargo de mi amiga. Las últimas horas habían sido… intensas. Bueno, mi última semana había sido intensa. Matar a esa loba al contrario de lo que pensé, no me produjo ninguna sensación de alivio por vengar a mi Alfa, a mis compañeros de manada caídos o mi tiempo de tortura en sus manos. Me sentí vacío. Tan vacío que dejé de ver un propósito claro a todo lo que había trabajado para ser un Beta. ¿De qué servía que yo fuera el corredor más rápido en cuatro patas de la manada si no podía llegar a tiempo cuando más me necesitaban? No valía como Beta y esa realización me tenía un poco perturbado. Lo mejor sería renunciar al puesto y encontrar otro propósito a mi vida. Quizá volver a ser solo un simple guardia, uno q
“No tengo miedo, no tengo miedo, no tengo miedo…”Pero claro que tenía miedo. Sobre todo cuando mis lobos (de verdad que algún día me acostumbraría a decir eso) habían regresado después de aullar un montón.El primero en llegar se transformó y me miró con expresión solemne.-Estarán aquí en los siguientes dos minutos.El resto de los lobos que había enviado como centinelas regresaron en los siguientes segundos. Yo miré a los ojos a los cerca de veinte lobos frente a mí.-Seré franca. – Dije en tono suave mientras sujetaba con más fuerza mi bastón. – No sé si mi plan para ganar tiempo y evitar una pelea lo más que pueda funcione. Así que quiero preguntarles a todos: ¿Quiénes de ustedes tienen cachorros pequeños que dependan de ustedes?No llevaría a su muerte a estos lobos, o al menos esperaba que no, pero en caso de que todo se fuera al carajo, no quería dejar sin padres a algunos cachorros de mi manada.Debía de aceptar la realidad: Quizá Bastian y la caballería no llegarían antes de
Chase. ¿Por qué los adultos me llamaban solo para preguntar por otros adultos? Ahora ni siquiera podía llamar a nadie porque el señor Fred había decomisado mi móvil para poder comunicarse con mi padre y Rose. -¿Qué pasa, Chase? – preguntó Amanda suavemente tomando mi mano. Yo le regalé una sonrisa. -Es solo que no me gusta ser cachorro en este momento. -Oh… - Dijo Amanda con cara de comprensión. – Ya llegará tu momento de patear traseros. -Espero de todo corazón que no. – Dije honestamente. – Eso implicaría que tenemos algún conflicto con otra manada, con los exiliados o… -Con alienígenas. – Dijo rodando los ojos. – Lo entiendo. -Iba a decir que con vampiros u otros cambiaformas. – Dije medio divertido. – Como sea, es difícil permanecer quieto cuando sé que podría ser de ayuda. Ella me miró con curiosidad. -¿Cómo? -Bueno, para empezar yo… Me quedé en blanco y comencé a sonrojarme. ¿A quién intentaba engañar? Era un cachorro sin nada de información sobre la situación de afu
Vanesa.Yo estaba recostada sobre un prado verde y enorme mirando a un cielo sin nubes.Mi cuerpo se sentía ligero y se respiraba mucha calma en el lugar.-Mi hija. – Dijo una voz femenina desde algún lugar. – Una de mis pequeñas niñas.-¿Gran Madre? – Pregunté desconcertada.-Lo soy. – Dijo la voz mimetizándose con el viento.-Pero yo… ¿Por qué estoy aquí? ¿He muerto? – Pregunté con lágrimas en los ojos.-Tranquila, mi dulce niña. Estás aquí porque necesito pedirte un favor.-Lo que sea, Gran Madre. – Dije automáticamente.La señorita Susie nos había enseñado a mi hermano y a mí desde pequeños que nuestra deidad era la Madre de nuestra especie… bueno, la especie de mi hermano, ya que técnicamente yo era humana. Sin embargo yo creía fervientemente en ella. ¿Cómo no podría hacerlo? La demostración más grande de su existencia era mi manada.Aun en mi cautiverio y en todos estos años de angustia, incertidumbre y dolor, yo dirigía mis plegarias y oraciones a ella. Que me pidiera un favor