-Vamos Rose, tío Edson me ha pedido que te lleve a la oficina para que te presentes. – Dijo Amanda tomando mi mano. – También dijo que tienes que cojear mucho por el camino. -¿Cojear? – Pregunté sorprendida. -Si, toma este. – Dijo entregándome un bonito móvil con purpurina rosada. – Lo adorné yo solita ayer por la noche. – Dijo orgullosa. Lo tomé y lo guardé en el bolsillo de mis pantalones mientras seguía a Amanda por los pasillos. Los cachorros que nos observaban curiosos no tendrían más de ocho o nueve años; de hecho, creo que no había visto más pequeños que de seis años. Amanda tocó la puerta del final del pasillo y esperamos a que nos abrieran. -Adelante, por favor. – Dijo una loba algo mayor mirándome de arriba abajo antes de dirigirse a Amanda. – Gracias cariño, regresa con la señorita Jels Amanda me dejó tras un abrazo de despedida. -Tú debes de ser Rose. – Dijo la loba en cuanto cerramos la puerta. Yo asentí con la cabeza. - Debo admitir que el Beta Edson tenía razón,
En este piso solo había cuatro puertas… y una salida. Respiré hondo para reunir valor y caminar hacia la más próxima a las escaleras. La abrí lentamente y me saludó la oscuridad; mi piel se enchinó automáticamente y me preparé para saltar y golpear cualquier cosa que se moviera. A este punto, no me importaría golpear unas veces extra por asustarme de este modo. Con una mano temblorosa busqué el interruptor de la luz, ¿No se supone que siempre se encuentra junto a la puerta? Cuando por fin lo encontré, lo encendí de inmediato; archiveros y cajas, nada aterrador o amenazador que reportar. Solté el aire que no sabía que estaba reteniendo, apagué la luz y cerré silenciosamente. Aun quedaban tres puertas más. Las siguientes dos puertas eran más o menos iguales a la primera, un montón de papeles y algunas pequeñas mesas alrededor. No había sitio en donde alguien pudiera esconderse, así que no perdí tiempo en esas habitaciones. Justo cuando llegué a la última, mi sentido de supervivenci
-Así que trajiste amigas, Bianca. – Dije con voz calmada hacia la que parecía la líder del grupo. – Supongo que ya que tú sola no pudiste contra mí, viniste para atacar con algunos respaldos. No sé quién estaba más sorprendida con mi declaración. Quizá deba adelantar mi visita a la clínica, definitivamente algo no estaba bien con mi cabeza. ¿Por qué m****a la estaba provocando? - Por supuesto que no he venido sola, humana. – Dijo con desprecio. – Hemos venido a retarte a un duelo grupal. Mis cejas se elevaron. -¿Y eso qué m****a quiere decir? -Que vas a morir sola si en los próximos cinco minutos nadie se ofrece para pelear a tu lado. – Dijo con una carcajada cruel. Su grupo también comenzó a reír. No me preocupaba luchar sola hasta que llegara Edson y me las quitara de encima, me preocupaba llegar a hacerles un daño real y que después ese pequeño hecho me pusiera en la calle otra vez. Necesitaba el trabajo y estaba segura de que con mis habilidades de limpieza no llegaría muy l
-¿Se quedará a dormir, Alfa?- Preguntó Edson cuando terminamos de comer y ver dos películas infantiles. -No quisiera incomodar. – Dijo educadamente, pero no engañaba a nadie. Se veía a leguas que quería quedarse con nosotros. -No incomoda, Alfa. – Dijo Edson escondiendo una sonrisa. – Solo tendría que avisar a mi Alfa de su paradero. -Oh… - Dijo pensativo antes de mirarnos esperanzado. - ¿Y mañana podría llevarme Rose a la escuela? -Mejor aún, podríamos despertarnos más temprano y hacer un poco de entrenamiento ligero. – Dije despeinándolo. – Después el Beta y yo los llevaremos a la escuela. Edson me miró incrédulamente. -El Beta tiene que ir a trabajar temprano y le iba a pedir a la hermosa humana que llevara a los cachorros. – Dijo Edson mirándome divertido. -La hermosa humana no tiene problemas si el Beta le deja el desayuno a todos y luego le manda un bonito almuerzo a la escuela. -Trato. – Dijo rápidamente. – Eres mucho más barata que contratar a una niñera. -Comenzaré a
Bastian. -… no pueden venir. ¿Estás seguro de que no podemos contratar humanos? Esto sería mucho más rápido. - Dijo Rowan sentándose enfrente de mi escritorio provisional. Yo solo le gruñí. Ni siquiera me dignaría en responder a eso. Si no fuera por el padre de Clarissa y nuestro estúpido contrato, ni siquiera estaríamos aquí discutiendo sobre obreros humanos. -De acuerdo. Jodidos humanos, estúpidos humanos… ¿Por qué m****a siguen respirando? – Dijo bromeando mi Beta. -No estoy de humor, Rowan. – Dije cortando su m****a. – Pide apoyo a la siguiente manada, la construcción de la Casa de la Manada es nuestra prioridad. -Si, Alfa. – Dijo Rowan distraídamente. - ¿Algo más? -¿Ya ha regresado la partida de búsqueda? -Hace unos veinte minutos. No la han encontrado. – Dijo sacando su móvil y mirando algo ahí. – La ciudad humana es enorme, nos tomará un par de semanas investigar a fondo para su ubicación. -¿Alfa Frederick? -Sigue perdido. Nuestros rastreadores hacen lo que pueden pero
En los últimos meses que había permanecido en esta manada, el invierno finalizaba pero mis tetas dejaron de congelarse hasta hace un par de días. Entrenar con Chase siempre era divertido, pero no cuando apenas sentía mis dedos. Por fin la jodida primavera comenzaba a sentirse. El dolor de mi tobillo había estado mejor gracias a que tenía citas semanales en la clínica y, además de ponerme un montón de buenas medicinas para el dolor, tenía fisioterapia que me ayudaba a relajar los músculos. Incluso habíamos estado hablando de que me podrían operar, pero eso era en un futuro distante cuando mi deuda con Bastian estuviera saldada. Necesitaba dinero para poder mantenerme mientras descansaba de la operación; el futuro parecía brillante. -No eres divertida. – Dijo Chase la siguiente vez que lo arrojé lejos de mis piernas en su forma de cachorro. - ¿Se puede llamar entrenamiento si solo te limitas a arrojarme sobre un montón de naturaleza muerta? -Lo es. Hace un mes ni siquiera te levantab
Quizá mi breve tiempo en esta manada, en donde no tenían ataques de otras manadas por no tener a un Alfa idiota, me habían ablandado y dejé de tener la guardia alta. Los aullidos de lobos fuera del edificio me hicieron ponerme en acción; primero que nada, tenía que llevar a los pequeños a un lugar seguro. No podíamos quedarnos aquí por el simple hecho de que es un lugar fácil de defender pero difícil para hacer una evacuación en caso de que de alguna forma comiencen a incendiar el lugar. -Bien chicos, nuevo plan. – Dije a los cachorros que parecían bastante asustados. – Chase, sé mi segundo al mando de nuestra pequeña manada provisional. -Si, Rose. – Dijo frunciendo el ceño. Habíamos practicado la formación justo la semana pasada. Para casos en los que tuviéramos que salir del lugar y nos encontráramos solos, necesitaba a un cachorro valiente que me ayudara con la retaguardia. Su principal trabajo sería estar alerta y avisarme si algo nos persigue para que yo pueda reaccionar. -Lo
Lo único bueno de los ataques de otras manadas a cualquier territorio, era que les gustaba utilizar sus colmillos y garras. No sabía el motivo de esto, pero suponía que era mucho más personal que las balas, así que no tendría que cuidarme de recibir algún proyectil. Una preocupación menos. El edificio de la señorita Candice se encontraba a unas buenas dos cuadras largas de distancia; nosotros estábamos a la mitad de la primera cuando un lobo salió de la nada y se dirigió directo hacia mí. No detuve la marcha y tampoco sentí preocupación; el lobo estaba bastante herido y no me mostraba los colmillos, por lo que mi mejor suposición es que era alguien de esta manada. A pocos metros de encontrarnos, se transformó y mi nivel de tensión creció. -¡Lucía! Ella arrastraba una pierna muy mal herida y se tapaba un lado del cuello con una mano; estaba mortalmente pálida. -¡Gracias a Nuestra Gran Madre que están bien! – Exclamó cuando estuvo cerca. – Muy buen día para que decidieran darle man