Sabes que te quiero Maite y esta vez no te dejaré ir, así vuelvas mi mundo patas arriba, decide de una vez si quieres seguir conmigo o no - dijo con seguridad.— Bueno, sí, a eso he venido yo a este lugar, a recuperarte — respondió con una sonrisa sincera y añadió. — También te quiero, no lo olvides nunca — contesto.Kill se acercó a ella con rapidez y la beso con mucha dedicación, la quería y mucho no encontraría una mujer como ella en esta vida y no iba a desaprovechar la oportunidad de tenerla.— Hoy quiero invitarte a cenar para comunicarte algo más — con un beso dulce en los labios la dejo allí.La charla fue corta, era Killiom, un hombre de pocas palabras que hizo el esfuerzo de demostrar un poco de calidez y eso le agradaba, ella lo cambiaría, de eso estaba segura, necesitaba ponerle sazón a su corazón, pensó en ello un raro y sonrió como una niña pequeña, era un día estupendo y sería mejor.De levantó de su cama y dándose un baño en el cual disfruto del agua por unas horas,
— ¿Tu haciendo ejercicio tan temprano en la mañana? — pregunta Yayis al ver a Maite sudando como arroz mientras hacía unas cuantas abdominales.— Tengo que distraer mi mente o explotare, el muy condenado me negó el sexo hasta que sea su esposa, es que esto es mucho, le ha mirado el culo que se carga, es súper tonificado y ese six-pack de ataque que en cualquier momento me hará dar un infarto, debo quemar mis energías y así dejare de pensar tanto — respondió centrándose en hacer bien sus abdominales.Hubo un tiempo donde todo era ejercicio y dieta, pero con el tiempo dejo su trauma y se centró en conocerse y quererse más.— ¿Que te casas, me dices? ¡Madre mía, que tú con una más me vais a matar! — dijo con sorpresa.— Sii , me caso con ese buenorro papacito, anoche me lo propuso, mira, este es el anillo con la que sello la propuesta — respondió extendiendo la mano con una sonrisa de oreja a oreja, nunca había estado tan feliz como en ese momento.— Es hermoso, me encanta la delicadez
— Mucho gusto mi nombre es Mikelia Mcklain, un gusto conocerte cuñadita — dijo la joven que evidentemente estaba totalmente maltratada y algo cansada.— ¿Qué haces aquí y donde haz estado? — pregunto Kill cada vez más enfadado.— Creo que no es momento de pelear, Isobella deberías descansar y dormir un poco, creo que lo estas necesitando y después arreglan sus diferencias — intervino Maite, tratando de mediar entre ellos. — ¡Tú no te metas en esto Maite, te lo prohíbo! — grito Kill con gran irritación. — ¡Y tú a mí no me gritas¡ !me meto donde me da la gana y más cuando veo a alguien que necesita ayuda¡ — respondió ella poniéndose frente a él con toda la dignidad posible, odiaba que la gritaran y como siempre no dejara pasar el tema.— Creo que Maite tiene razón, Isobella ve a cambiarte y descansar, mañana hablaran con más calma — dijo Dhur que había estado en silencio ante lo que pasaba, estaba acostumbrado a eso, a que su familia explotara cada cierto tiempo. Ante esto, la aludi
Mikelia Mcklain, desde muy pequeña había tenido el privilegio del dinero a su disposición, los lujos, el poder y todo lo que cualquier persona deseara, pero hacía falta en su vida su familia. Su hermano había hecho lo posible por salvarla, pero en su rebeldía las decisiones la llevaron a situaciones que hasta ahora no la enorgullecían, después de muchos años de sufrimiento y dolor quería dejarles en paz, sus hijos necesitaban estabilidad, pero un nuevo lio la tenía obligada a volver, sentía vergüenza en cierta manera, pero era egoísta y prefería incomodar que verse en una situación aún más complicada, sabía que bajo el seno de la familia nada le pasaría.— ¿Te encuentras bien? — le pregunto Maite cuando la encontró en el jardín, se veía pensativa, como si algo le carcomiera la mente, su expresión denotaba que algo muy serio era. — Guárdate tu gentileza de mierda, escuche lo que decías ayer, tú no eres nadie para decirle eso a mi hermano — le respondió sin siquiera mirarla. — No soy
— ¡Me dijiste que la tendrías aquí ya! — Dijo el hombre al teléfono con evidente molestia, habían pasado veinte días en los que habían planeado todo, era algo que no debía salir mal, no iba a pasar, eran muchos meses y dinero invertido.— Lo sé, ya sé que crees que no pasara, mañana será el día en el que podrás tener todo lo que has deseado por tanto tiempo — contesto al otro lado de la bocina.— Mañana será un día bastante bueno para todos, ¿Estas segura de que quieres a tu madre en esto? — pregunto Coral a su prima, Maite estaba clara en que la única manera de sanar todo aquello que había pasado entre ellas era arreglando la situación.— No sé si es buena idea, pero creo que es necesario — dijo con seriedad, sentía bastante nerviosismo de lo que estaba a punto de ocurrir, claro que nunca cambiaría el estar al lado de Kill, él era el hombre para ella y no pensaría en nadie más que él. La conversación queda ahí, pues fue interrumpida por una Yayis bastante animada, era la despedida i
Nunca había sentido tanta molestia al ver a alguien, Frank no era de su agrado y esperaba verlo lejos pronto.— ¿Qué haces aquí? — le pregunto inmediatamente.— He venido por ti Maite, nunca pensé que esto se demoraría tanto tiempo y tendría que venir por ti en una boda que no tiene sentido —le contesto completamente seguro de lo que decía, estaba tan acostumbrado a que ella siempre volvía, que pensó que quizás el tiempo le haría reflexionar.— ¿Perdón? — le pregunto incrédula de lo que estaba pasando, habían dejado de hablar aproximadamente dos años, nunca se llamaron, inclusive le había visto en una revista de jetset con la chica que siempre le había celado, era algo irrisorio ver que podía volver a lo de antes como si nada hubiese pasado.— ¿Qué pasa Maite? — pregunto su madre con una sonrisa maliciosa.La miro molesta, enojada por lo que estaba pasando, sus amigas estaban igual de sorprendidas.— Tía, creo que esto no es correcto esto, piensa bien lo que dices — dijo Coral acercá
— ¡Es momento de un cambió! — se dijo Maite mientras se miraba en el espejo y comenzaba a cortar gran parte de su cabellera. Había comenzado un proceso de transición en la cual dejaría su cabello al natural, libre de químicos e insufribles horas poniéndose la secadora y la plancha. Esa mañana era el momento del gran corté, no quería quedar totalmente calva, como muchas mujeres hacían, decía que su rostro no lo luciría bien, así que solo dejo de ponerse cremas alisadoras por 6 meses y dejar que sus rizos volvieran a nacer, ya cuando vio que tenían un largo digerible para ella, cortó la parte que llevaba el químico.Su melena que llegaba a la cintura se vio reducida en unos rizos muy ondulados que llegaban a tapar solo un poco de sus orejas, era un cambio drástico pero lo necesitaba. Con cada corte de su tijera lloraba, fue bastante triste ver años de tratamientos y sacrificios en el suelo, pero si deseaba ser ella misma, debía cortar con esto; se miró al espejo y no se reconoció al ins
Habían pasado dos días desde la cancelación de su matrimonio, se sentía una mierda, nunca se imaginó terminar con algo que había planeado desde que tenía 7 años. Siempre soñó con casarse con su príncipe azul y ser feliz para toda la vida.Pensar en eso la hundía mucho más y la ponía peor que antes, su madre le había gritado miles de cosas; para la señora Rosalía Suárez de León la cancelación del matrimonio era un acontecimiento totalmente devastador para su reputación, para ella era más importante su posición que los berrinches de su hija mayor que ya no estaba en edad para esas cosas y para colmo dejar a un hombre como Frank no le hacía nada de gracia, por Dios era el hombre más cotizado de la jet set de Barcelona, ¿Qué pensarían sus amigos? Qué vergüenza pasarse este mes por el club, los rumores la harían pedazos.— ¡Maiteee, porque me haces la vida de cuadritos! ¿Quieres arruinarme? — le gritó su madre al acercarse al borde de la cama en la cual Maite se derretía en lágrimas