Un beso que dejo sin aliento a Maite y con ganas de más, pero se contuvo, lo quería totalmente para ella, no a medias así que dejándolo allí, se dispuso a ir al baño y posteriorme a su habitación, necesitaba dormir y despejar su mente. En la mañana siguiente no dejaba de pensar en lo ocurrido, el hombre pretendía que con un beso todo se resolvería, ¡pero pues no! Lo quería totalmente para ella y el hecho de que estuviera con alguien le truncaba mucho sus planes, prefería estar sola que ser amante.Se levantó más tarde de lo normal, quería pensar en un plan para que la insípida se alejara y aunque siempre había sido una mujer correcta no podía negar que ver a esa arpía con su hombre le hacía doler la cabeza, algo debía esconder y lo más probable era la ambición por la fortuna de este, como mujer reconocería a una vividora desde lejos, pero como sabía, eran muy astutas y fingir es algo que se les da bien. No quería seguir trabajando mentalmente y su cuerpo necesitaba comida, así que s
Para Maite era difícil estar en cama, estaba acostumbrada a moverse y lo que sería un fin de semana de mucha acción se convirtió en una semana de restricciones y reglas, impuestas por Killiom ¡claro está, el dictador! Pensó tristemente en los pequeños, aunque quería a ese hombre con locura no podía negar que era un hombre demasiado serio, le faltaba picante, chispa, algo que le motivará o le hiciese sacar un carácter más alegré. Pensó en la mujer que siempre estaba detrás de él, no había encontrado la manera de alejarla, cada vez que el intentaba entrar y hablar con ella, estaba allí a su lado o más bien encima de él, era insoportable. Frunció el ceño al recordarla, estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no escucho la puerta abrirse. — Ostias y a ti que te a pasao?, estás lela mi niña — dijo Yayis sentándose a su lado. Esta al escuchar la voz de su amiga dio un respingón y la miró. — ¡No me asustes que bien mala si estoy!, no pensé que dañarse un tobillo sería tan tortura
Sabes que te quiero Maite y esta vez no te dejaré ir, así vuelvas mi mundo patas arriba, decide de una vez si quieres seguir conmigo o no - dijo con seguridad.— Bueno, sí, a eso he venido yo a este lugar, a recuperarte — respondió con una sonrisa sincera y añadió. — También te quiero, no lo olvides nunca — contesto.Kill se acercó a ella con rapidez y la beso con mucha dedicación, la quería y mucho no encontraría una mujer como ella en esta vida y no iba a desaprovechar la oportunidad de tenerla.— Hoy quiero invitarte a cenar para comunicarte algo más — con un beso dulce en los labios la dejo allí.La charla fue corta, era Killiom, un hombre de pocas palabras que hizo el esfuerzo de demostrar un poco de calidez y eso le agradaba, ella lo cambiaría, de eso estaba segura, necesitaba ponerle sazón a su corazón, pensó en ello un raro y sonrió como una niña pequeña, era un día estupendo y sería mejor.De levantó de su cama y dándose un baño en el cual disfruto del agua por unas horas,
— ¿Tu haciendo ejercicio tan temprano en la mañana? — pregunta Yayis al ver a Maite sudando como arroz mientras hacía unas cuantas abdominales.— Tengo que distraer mi mente o explotare, el muy condenado me negó el sexo hasta que sea su esposa, es que esto es mucho, le ha mirado el culo que se carga, es súper tonificado y ese six-pack de ataque que en cualquier momento me hará dar un infarto, debo quemar mis energías y así dejare de pensar tanto — respondió centrándose en hacer bien sus abdominales.Hubo un tiempo donde todo era ejercicio y dieta, pero con el tiempo dejo su trauma y se centró en conocerse y quererse más.— ¿Que te casas, me dices? ¡Madre mía, que tú con una más me vais a matar! — dijo con sorpresa.— Sii , me caso con ese buenorro papacito, anoche me lo propuso, mira, este es el anillo con la que sello la propuesta — respondió extendiendo la mano con una sonrisa de oreja a oreja, nunca había estado tan feliz como en ese momento.— Es hermoso, me encanta la delicadez
— Mucho gusto mi nombre es Mikelia Mcklain, un gusto conocerte cuñadita — dijo la joven que evidentemente estaba totalmente maltratada y algo cansada.— ¿Qué haces aquí y donde haz estado? — pregunto Kill cada vez más enfadado.— Creo que no es momento de pelear, Isobella deberías descansar y dormir un poco, creo que lo estas necesitando y después arreglan sus diferencias — intervino Maite, tratando de mediar entre ellos. — ¡Tú no te metas en esto Maite, te lo prohíbo! — grito Kill con gran irritación. — ¡Y tú a mí no me gritas¡ !me meto donde me da la gana y más cuando veo a alguien que necesita ayuda¡ — respondió ella poniéndose frente a él con toda la dignidad posible, odiaba que la gritaran y como siempre no dejara pasar el tema.— Creo que Maite tiene razón, Isobella ve a cambiarte y descansar, mañana hablaran con más calma — dijo Dhur que había estado en silencio ante lo que pasaba, estaba acostumbrado a eso, a que su familia explotara cada cierto tiempo. Ante esto, la aludi
Mikelia Mcklain, desde muy pequeña había tenido el privilegio del dinero a su disposición, los lujos, el poder y todo lo que cualquier persona deseara, pero hacía falta en su vida su familia. Su hermano había hecho lo posible por salvarla, pero en su rebeldía las decisiones la llevaron a situaciones que hasta ahora no la enorgullecían, después de muchos años de sufrimiento y dolor quería dejarles en paz, sus hijos necesitaban estabilidad, pero un nuevo lio la tenía obligada a volver, sentía vergüenza en cierta manera, pero era egoísta y prefería incomodar que verse en una situación aún más complicada, sabía que bajo el seno de la familia nada le pasaría.— ¿Te encuentras bien? — le pregunto Maite cuando la encontró en el jardín, se veía pensativa, como si algo le carcomiera la mente, su expresión denotaba que algo muy serio era. — Guárdate tu gentileza de mierda, escuche lo que decías ayer, tú no eres nadie para decirle eso a mi hermano — le respondió sin siquiera mirarla. — No soy
— ¡Me dijiste que la tendrías aquí ya! — Dijo el hombre al teléfono con evidente molestia, habían pasado veinte días en los que habían planeado todo, era algo que no debía salir mal, no iba a pasar, eran muchos meses y dinero invertido.— Lo sé, ya sé que crees que no pasara, mañana será el día en el que podrás tener todo lo que has deseado por tanto tiempo — contesto al otro lado de la bocina.— Mañana será un día bastante bueno para todos, ¿Estas segura de que quieres a tu madre en esto? — pregunto Coral a su prima, Maite estaba clara en que la única manera de sanar todo aquello que había pasado entre ellas era arreglando la situación.— No sé si es buena idea, pero creo que es necesario — dijo con seriedad, sentía bastante nerviosismo de lo que estaba a punto de ocurrir, claro que nunca cambiaría el estar al lado de Kill, él era el hombre para ella y no pensaría en nadie más que él. La conversación queda ahí, pues fue interrumpida por una Yayis bastante animada, era la despedida i
Nunca había sentido tanta molestia al ver a alguien, Frank no era de su agrado y esperaba verlo lejos pronto.— ¿Qué haces aquí? — le pregunto inmediatamente.— He venido por ti Maite, nunca pensé que esto se demoraría tanto tiempo y tendría que venir por ti en una boda que no tiene sentido —le contesto completamente seguro de lo que decía, estaba tan acostumbrado a que ella siempre volvía, que pensó que quizás el tiempo le haría reflexionar.— ¿Perdón? — le pregunto incrédula de lo que estaba pasando, habían dejado de hablar aproximadamente dos años, nunca se llamaron, inclusive le había visto en una revista de jetset con la chica que siempre le había celado, era algo irrisorio ver que podía volver a lo de antes como si nada hubiese pasado.— ¿Qué pasa Maite? — pregunto su madre con una sonrisa maliciosa.La miro molesta, enojada por lo que estaba pasando, sus amigas estaban igual de sorprendidas.— Tía, creo que esto no es correcto esto, piensa bien lo que dices — dijo Coral acercá