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Capítulo 4: Un almuerzo con los Dream Boys

—¿Soy yo o toda la escuela nos está mirando?— dirigí mi mirada preocupada hacia Becca.

—Pues a ti y a Michal los están viendo. Sólo mírate, cubierta por manchas cafés— Se burló ella.

Luego de haber llegado a la cafetería Beck se nos unió, él también estaba repleto de manchas  por el desastre en el laboratorio así que, podía ser posible que nos estuvieran viendo por eso o porque simplemente dos desconocidas estaban con los Dream Boys.

Era más probable la segunda opción.

Yo le hice una mueca y luego nos dirigimos a la fila para conseguir comida. Casi lloro al ver la enorme fila de la cafetería.

—Nos llevará siglos pasar esa fila— Se quejó Jake. Yo concordaba con él.

—Vayan a buscar lugares para sentarnos, Becca y yo les llevaremos la comida.— Habló Elliott.

—¿Nosotros?— preguntó mi amiga sorprendida al igual que yo.

—Sí, nosotros Becca— Mi amiga me miró confundida pero aún así siguió al chico.

¿De qué me había perdido?

—Bella durmiente, vamos.— Me indicó Michael el camino y al encontrarme sin Becca lo seguí.

Más tarde hablaría con Becca sobre lo que sucedía entre ella y Elliott. 

Unos segundos después, encontramos una mesa cerca de las ventanas, al fondo de la cafetería.

Todos nos acomodamos. Yo me sentía algo tensa ya que varias chicas me lanzaban miradas furiosas por sentarme junto a los Dream Boys. Era obvio que esto sucedería, las chicas en ocasiones eran muy ridículas o demasiado envidiosas.

—Entonces Charly ¿tienes hermanas?— preguntó Jake y André le dio un golpe en la cabeza.

—Deja de pensar en conquistar chicas amigo. Reserva algo de tú cerebro para las clases.— El rubio rio.

—Y ¿tienes hermanas?— insistió mientras yo me reía. En verdad era gracioso.

—Tengo dos hermanas. Sophie y Lindsey. Yo soy la mayor de las tres.

—El nombre Lindsey me gusta ¿Es linda?— Me reí internamente aquella criatura que únicamente sabía babear y vomitar a veces tenía su encanto.

—Oh es muy linda, creeme. Algún día te la presentaré.— Jake sonrió orgulloso mientras yo me carcajeaba.

Justo en ese momento Elliott y Becca llegaron con varios platos de comida.

—¿Cómo consiguieron todo esto?— pregunté. Becca me miró aturdida.

—Ustedes sólo coman, no pregunten.— Le lancé una mirada a Becca y ella me dijo susurrando "te cuento luego."

Así que asentí mientras observaba la enorme hamburguesa que iba a alimentarme y a manejar mi apetito voraz.

Mi estómago rugía y aquel delicioso platillo pronto desaparecería.

La tomé y le guiñé un ojo.

—Te ves tan deliciosa.— Y le di un mordisco. Los chicos se reían de mi debido a mi diálogo con la hamburguesa pero no me importaba en lo absoluto.

—¿Siempre hace eso?— preguntó Jake curioso.

—Si ve comida que le gusta, se lo traga así como lo está haciendo ahora— respondió mi amiga mientras jugeuteaba con su pajilla.

A los segundos dejé de prestarle atención mientras devoraba mi deliciosa comida.

Al acabar sonreí satisfecha. Michael me ofreció una servilleta.

—Bella durmiente, comes como animal.— Los chicos explotaron en carcajadas y yo lo miré mal.

—Ya lo sé— De nada me servía negarlo.

(...)

Los examenes trimestrales habían llegado a su fin. Era sorprendente lo rápido que el tiempo había pasado.

Apenas hace unos meses había sido transferida a este instituto y luego, en mi primer día de clases me  encontré con gente nueva. Unos más odiosos que otros, (sí, me refiero a Michael) pero estaba bien.

—¡Becca!— exclamé al verla saliendo del salón.

—¡Charly!— se sentó al lado mío.—¿Qué tal te fue?— preguntó.

—Muy bien.

—No me extrañaría que fueras la primera de la clase— sonrió mi amiga.

—Ni a mí.

Lo sé soy una chica orgullosa. ¿Pero qué puedo hacer?

—¿Y a ti que tal te fue?— le pregunté.

—Supongo que bien. Aunque me quedé en blanco en un par de preguntas del examen de inglés.— Admitió. Becca era una chica inteligente y yo lo sabía muy bien. Sólo que a veces le daba flojera estudiar.

—Oye, ¿por qué no hacemos una pijamada? Es viernes y terminamos exámenes.— Sonrió mi amiga.

—Bien, esta vez toca en mi casa.— Le dije. Ella estuvo de acuerdo así que comenzamos a platicar para hacer nuestros arreglos.

Más tarde me fuí para mi casa a arreglar mi cuarto y a avisarle a mis padres que Becca vendría.

Al entrar mamá estaba en la cocina cargando a mi hermanita Lindsey mientras limpiaba la mesa del comedor.

—Hola mamá— le dije para luego besar la cabecita de mi hermana.

—Hola cariño ¿Qué tal te fue?

—Genial mami ¿y a ti?

—Cansada pero bien.— Me sonrió y decidí cargar a Lindsey. Sabía que el papel de las madres era un trabajo arduo. Ella actualmente no trabajaba en el bufete con papá ya que estaba decidida a disfrutar de Lindsey. La admiraba por ello.

—Mamá, ¿puede venir Becca para celebrar que finalizamos exámenes?— pregunté ferviente.

—Por supuesto hija. — Celebré internamente a punto de retirarme, pero su voz me detuvo.      —Por cierto, mañana aparta tu tarde-noche. El jefe de tú padre y su familia vendrán a comer.

—Ah, está bien.— Me levanté finalmente y me acerqué a darle un beso en la mejilla.—Iré a mi habitación y cuidaré de Lindey mientras tanto.

—Gracias linda.— Respondió en lo que yo me acercaba a las escaleras.

Justo cuándo pisé el primer escalón tocaron la puerta. Me dí la vuelta y la abrí.

—Hola Charly.— Sonrió mi mejor amigo.

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