¡Di que eres mía!

Pov Fernando:

Jamás había sentido lo que era la posesión, lo que era ese sentimiento de celos descontrolados que te hacen pensar que esa persona te pertenece, y eso me pasa con Samantha, siento que ella es mía, y que nadie puede, ni debe tocarla porque lo ajeno no sé toca, no se ve, y muchos menos se desea, pero ella, esa mujer de cabellera castaña, de ojos grises y de cara seductora y a la vez inocente, es una mujer rebelde, una mujer retadora que no se deja gobernar por nadie, lo sé, lo supe desde el primer día. Sin embargo, seguí procurandola, seguí buscándola y tentadola porqué me gusta ver el mundo arder, solo que estaba vez, esta ardiendo de celos.

Quita su saco y puedo verla de pie a cabeza. Una fuerte erección se planta entre mis piernas, y estoy seguro que en la de otros hombres y eso hace que el humo salga por mi cabeza de manera asesina. El imbécil de Stafano se la come con la mirada y ¿cómo no? La mujer en cuestión lleva un vestido rojo, de tela sexual y ajustada, con aber
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