EnzoTenerla en mis brazos era algo maravilloso, abrazarla y besarla es de otro mundo, ella es de otro mundo. Estoy perdidamente loco por ella y sé que el sentimiento es mutuo. —Yo sé que entre nosotros no llevamos tanto tiempo como aparentamos —comenzó a hablar mirando hacia el frente pero no a mis ojos y me molestaría en otra ocasión, pero se le nota que le estaba costando ser sincera conmigo.—Las circunstancias de nuestra unión tampoco es que fuese normal, pero a pesar de todo eso, aprecio realmente todo lo que haces por mi. Yo suspiré y cansado de que no me viera a la cara, la tomé de la nuca y la hice verme. —No necesito que aclares las cosas, Olivia, todo lo que hice y hacemos es por un bien común y ambos sabemos que ese bien común no tiene nada que ver con el famoso contrato que firme con tu padre —le expliqué y vi de primera instancia como sus ojos se cristalizaron por el dolor que aun siente. Sé de primera mano que no fue nada fácil para ella separarse de sus hermanos y
Daemon No le bastó con habérmela robado, ahora se jacta presentandola a su jodida mafia anticuada de m****a. Ella es mi reina, solo mía. Sino fuera sido por el avaricioso de su padre, ella estaría aquí siento la jodida reina de mi mafia, la líder de todo lo que es mio. Toda esta situación me tiene los nervios de punta, estoy loco de atar, quiero matar y descuartizar más que antes, no tengo control sino la tengo a ella, la quiero a ella. Maldito sea el viejo de Arthur Manchester. Tanto que lloro por un buen negocio para darme a su hija, y prefirió venderla por veinte millones más de lo que yo le estaba ofreciendo. Tengo el mismo poder que tiene Enzo Cavalli, no veo la preferencia hacía él si somos del mismo charco. Pobre de mi suegrito cuando vea las imágenes de su hija matando a una mujer para iniciarse dentro de la mafia. Me había encantado verla manchada de sangre, y verle esa mira casi irreal llena de odio y ganas de matar. Dio un gran show para todos esos vejestorio
EnzoMe encontraba en mi despacho sumido en el trabajo acumulado de la oficina y la mafia. Ambas vidas estaban enlazadas, indirectamente, pero si tenían pequeñas cosas que las unía. Tuve que hacerlo cuando heredé la mafia de mi padre, me tocó ligar ambas cosas para poder tener una mejor dirección de mis negocios. Mi empresa estaba especializada en insumos y herramientas médicas, fue algo que cree de muy joven y ahora es un imperio tanto farmacéutico como en el área de la administración de servicios y salud. Apoyaba a muchas fundaciones y sectores de salud pública en casi todos los países de Latinoamerica, Estados Unidos y Europa. Normalmente estoy lleno de trabajo porque hago muchas importanciones y aunque tengo un equipo especializado en el área, me gustaba siempre estar al pendiente de mis cosas. Estoy ansioso de que mi esposa pueda adaptarse a los entrenamientos con sus guardaespaldas y pueda al fin asumir sus responsabil
OliviaSalvatore detuvo el entrenamiento cuando un Red acelerado lo llamo para indicarle algo. Ambos estaban histéricos al momento de que Red terminó de hablar y fue inevitable no acercarme a ellos mientras limpiaba el sudor de mi frente con una toalla, el enterizo se pegaba a mi piel y hacia que mis curvas se pronunciaran más de lo normal, no era mi intención exhibirme, pero era lo más cómodo que tenía para hacer actividad física. —¿Pasa algo? —mi voz fue demandante. Red me miró a los ojos y asintió sin decirme una palabra. —Dímelo —le ordene y dejé la toalla en la mesa con el armamento de práctica. —Hay una amenaza hacía usted —respondió Salvatore. Ya me había mostrado su rostro, al primer momento me impresionó pero ya luego de dos semanas llevando más golpes qué una pera de boxeo en lo que menos me fijaba era en sus tatuajes terroríficos. —Bien, entonces vamos con el capo —les ordené y caminé por delante de ellos. Podrían ser muy bies mis entrenadores, pero quien tenía el d
Enzo—Eres un maldito imbécil —me gritó Salvatore a la cara.A cualquier otro le fuera volado la cabeza por solo levantarme la voz, pero Salva es una figura paterna para mi y le tengo demasiado respeto como para hasta replicarle.Me siento como un maldito estúpido, la dañe y me pesa en el alma más que nada, dañe a mi reina y ahora no quiere verme.—Vas a arreglar esta mierda, maldito imbécil —me apuntó con su dedo.Últimamente ha estado más sobreprotector con mi esposa, pero es normal porque se lo pedí, le pedí que la cuidara y fui yo el que le hizo más daño.La decepción , la pena y el desagrado no me salían de la mente y lo tengo bien merecido.—¿Le viste el cuello? —preguntó mi consejero con la rabia contenida. —¿Viste cómo la marcaste, pedazo de mierda?Con esto último en un arrebato me tomó del cuello y apretó tanto que me hizo doblar las piernas, manoteaba su mano y me sentí acelerado y por dentro pensaba que ella había sentido lo mismo que yo y había sentido miedo.—Esto mismo
OliviaDos semanas habían pasados, y aunque viva en la misma fortaleza que Enzo, me he encargado de no encontrarmelo ni por equivocación. Me sentía miserable y con una constante nostálgica al pensar siempre que él me creyó una traidora. No tenía mente para entender el por qué había llegado a esa conclusión si todo lo que había hecho en todo este tiempo es tratar de hacer las cosas bien para no ser un estorbo para él. Mi corazón estaba herido y aunque tratara de pensar en otras cosas, mi mente me seguía llevando a ese momento cuando miré a sus ojos carentes de esa familiaridad qué tanto me hacía sentir en casa. Sacudí la cabeza de lado a lado para salir de nuevo de esos sentimientos negros que me hacían sentirme débil. Los entrenamientos han dado frutos jugosos para mi personalidad, y aunque me sienta decepcionada de mi esposo no quiere decir que dejaré mis obligaciones de lado. Esta noche tenía que emprender un viaje a Roma en representación de la mafia Italiana, esta será mi pre
Enzo No mentiré y diré que no me duele la distancia. Lo hace y me siento como un maldito puberto, porque la extraño demasiado. Sé que la cagué de sobremanera y que no importa si le bajo el cielo, porque ella no me va a perdonar si yo no me pongo los pantalones y me disculpo. Llevo dos semanas así y ni sé cómo acercarme a ella, trato de darle su espacio y no asfixiarla pero no se me da muy bien eso de respetar sus límites. Sinceramente he cumplido su orden más por obligación, Salvatore me tiene vigilado y no me dejará acercarme a ella hasta que me ponga los pantalones y le pida perdón. —Recuerda a lo que ella va, no quiero a ningún imbécil rondandola —le exigí a Salvatore y él asistió. Lo que es Red y Salvatore se han mantenido de lado de mi mujer y por nada del mundo he podido acercarme a ella más de lo debido. Confío plenamente en ella y en todo lo
OliviaTenía una molestia en el pecho qué me hacía respirar con lentitud. Lo extraño más que a nada y me duele no poder estar cerca de él. Mi cuerpo extraña sus caricias y eso es algo que es inevitable sentir. Aprieto la tableta con mis manos y reprimo las ganas de llorar. No quiero alertar a mis guardaespaldas, no quiero que me traten como una princesa en apuros. Cuando la camioneta se detuvo salí de mis pensamientos y noté que habíamos llegado a la base, Alexa bajó antes que yo y Red abrió la puerta de mi lado ayudándome a bajar, sentía que me iba a partir la cara en cualquier momento por los tacones, pero están tan hermosos que no pude evitar ponérmelos. Subimos al Jet de mi esposo y nos pusimos cómodos para el viaje de una hora y media hasta Roma. Me quité los tacones y pedí una copa de vino para relajarme, Alexa se sentó frente a mi viendo su celular y yo tomé la tableta para seguir revisando ciertos puntos. Estaba nerviosa, pero bastante preparada. Él evento se trataba de u