EnzoMe encontraba en mi despacho sumido en el trabajo acumulado de la oficina y la mafia. Ambas vidas estaban enlazadas, indirectamente, pero si tenían pequeñas cosas que las unía. Tuve que hacerlo cuando heredé la mafia de mi padre, me tocó ligar ambas cosas para poder tener una mejor dirección de mis negocios. Mi empresa estaba especializada en insumos y herramientas médicas, fue algo que cree de muy joven y ahora es un imperio tanto farmacéutico como en el área de la administración de servicios y salud. Apoyaba a muchas fundaciones y sectores de salud pública en casi todos los países de Latinoamerica, Estados Unidos y Europa. Normalmente estoy lleno de trabajo porque hago muchas importanciones y aunque tengo un equipo especializado en el área, me gustaba siempre estar al pendiente de mis cosas. Estoy ansioso de que mi esposa pueda adaptarse a los entrenamientos con sus guardaespaldas y pueda al fin asumir sus responsabil
OliviaSalvatore detuvo el entrenamiento cuando un Red acelerado lo llamo para indicarle algo. Ambos estaban histéricos al momento de que Red terminó de hablar y fue inevitable no acercarme a ellos mientras limpiaba el sudor de mi frente con una toalla, el enterizo se pegaba a mi piel y hacia que mis curvas se pronunciaran más de lo normal, no era mi intención exhibirme, pero era lo más cómodo que tenía para hacer actividad física. —¿Pasa algo? —mi voz fue demandante. Red me miró a los ojos y asintió sin decirme una palabra. —Dímelo —le ordene y dejé la toalla en la mesa con el armamento de práctica. —Hay una amenaza hacía usted —respondió Salvatore. Ya me había mostrado su rostro, al primer momento me impresionó pero ya luego de dos semanas llevando más golpes qué una pera de boxeo en lo que menos me fijaba era en sus tatuajes terroríficos. —Bien, entonces vamos con el capo —les ordené y caminé por delante de ellos. Podrían ser muy bies mis entrenadores, pero quien tenía el d
Enzo—Eres un maldito imbécil —me gritó Salvatore a la cara.A cualquier otro le fuera volado la cabeza por solo levantarme la voz, pero Salva es una figura paterna para mi y le tengo demasiado respeto como para hasta replicarle.Me siento como un maldito estúpido, la dañe y me pesa en el alma más que nada, dañe a mi reina y ahora no quiere verme.—Vas a arreglar esta mierda, maldito imbécil —me apuntó con su dedo.Últimamente ha estado más sobreprotector con mi esposa, pero es normal porque se lo pedí, le pedí que la cuidara y fui yo el que le hizo más daño.La decepción , la pena y el desagrado no me salían de la mente y lo tengo bien merecido.—¿Le viste el cuello? —preguntó mi consejero con la rabia contenida. —¿Viste cómo la marcaste, pedazo de mierda?Con esto último en un arrebato me tomó del cuello y apretó tanto que me hizo doblar las piernas, manoteaba su mano y me sentí acelerado y por dentro pensaba que ella había sentido lo mismo que yo y había sentido miedo.—Esto mismo
OliviaDos semanas habían pasados, y aunque viva en la misma fortaleza que Enzo, me he encargado de no encontrarmelo ni por equivocación. Me sentía miserable y con una constante nostálgica al pensar siempre que él me creyó una traidora. No tenía mente para entender el por qué había llegado a esa conclusión si todo lo que había hecho en todo este tiempo es tratar de hacer las cosas bien para no ser un estorbo para él. Mi corazón estaba herido y aunque tratara de pensar en otras cosas, mi mente me seguía llevando a ese momento cuando miré a sus ojos carentes de esa familiaridad qué tanto me hacía sentir en casa. Sacudí la cabeza de lado a lado para salir de nuevo de esos sentimientos negros que me hacían sentirme débil. Los entrenamientos han dado frutos jugosos para mi personalidad, y aunque me sienta decepcionada de mi esposo no quiere decir que dejaré mis obligaciones de lado. Esta noche tenía que emprender un viaje a Roma en representación de la mafia Italiana, esta será mi pre
Enzo No mentiré y diré que no me duele la distancia. Lo hace y me siento como un maldito puberto, porque la extraño demasiado. Sé que la cagué de sobremanera y que no importa si le bajo el cielo, porque ella no me va a perdonar si yo no me pongo los pantalones y me disculpo. Llevo dos semanas así y ni sé cómo acercarme a ella, trato de darle su espacio y no asfixiarla pero no se me da muy bien eso de respetar sus límites. Sinceramente he cumplido su orden más por obligación, Salvatore me tiene vigilado y no me dejará acercarme a ella hasta que me ponga los pantalones y le pida perdón. —Recuerda a lo que ella va, no quiero a ningún imbécil rondandola —le exigí a Salvatore y él asistió. Lo que es Red y Salvatore se han mantenido de lado de mi mujer y por nada del mundo he podido acercarme a ella más de lo debido. Confío plenamente en ella y en todo lo
OliviaTenía una molestia en el pecho qué me hacía respirar con lentitud. Lo extraño más que a nada y me duele no poder estar cerca de él. Mi cuerpo extraña sus caricias y eso es algo que es inevitable sentir. Aprieto la tableta con mis manos y reprimo las ganas de llorar. No quiero alertar a mis guardaespaldas, no quiero que me traten como una princesa en apuros. Cuando la camioneta se detuvo salí de mis pensamientos y noté que habíamos llegado a la base, Alexa bajó antes que yo y Red abrió la puerta de mi lado ayudándome a bajar, sentía que me iba a partir la cara en cualquier momento por los tacones, pero están tan hermosos que no pude evitar ponérmelos. Subimos al Jet de mi esposo y nos pusimos cómodos para el viaje de una hora y media hasta Roma. Me quité los tacones y pedí una copa de vino para relajarme, Alexa se sentó frente a mi viendo su celular y yo tomé la tableta para seguir revisando ciertos puntos. Estaba nerviosa, pero bastante preparada. Él evento se trataba de u
Olivia Nos quedamos un par de horas en el evento para que no quedara entre dicho que la dama de la mafia solo hacia apariciones para hacer negocios.Me envolví en el tema de la recaudación y pude ver que habían muchas personas que no tenían nada que ver con el mundo criminal interesados en aportar un granito de arena para ese lado humilde del mundo, son seres humanos que también tienen derecho a una buena vida a pesar de no contar con todos los recursos.Me involucré en una que otra fundación para tener algo que hacer cuando llegara a casa, porque eso de solo estar en la habitación con Iskra y en la tarde entrenando con mis guardaespaldas me estaba llevando a la locura.Y como no tenía a Enzo cerca, me aburría muchísimo más.—Es un verdadero honor tenerla dentro de la función, Sra. Cavalli —me agradeció la señora Tyler, dueña de las organizaciones de recaudación más famosas del mundo entero.—El honor es mío, Sra. Tyler —resoond
Olivia—Respondeme reina mía —me instó a responderle.Pero no lo hice, estaba anonadada y asustada, pero nunca lo dejé de apuntar.—Solo necesito que me dejes en paz —dije con tono de súplica.De verdad que estaba cansada de ésto y preocupada por no tener escapatoria.—No voy a llevarte conmigo —hizo una estúpida pausa. —Por ahora, claro —me sonrió como sádico.—No me iré contigo jamás —le quité el seguro a la pistola y él subió las manos al aire con burla.Se creía muy listo si piensa que no soy capaz de dispararle ahora, antes lo hice pero no tenía el entrenamiento necesario, eso no pasará ahora, ésta vez sí contaba con buena puntería.—Eso déjaselo a tu querido padre —la burla en su voz me hizo tensarme. —Cuando tu querido marido lo deje en la calle vendrá hasta mi y hará lo posible para no ser un maldito pordiosero.Sus palabras hicieron que algunas lágrimas salieran de mis ojos, y él se acercó a tr