El primer impulso de Michael, en cuanto sintió los labios de Laura sobre los suyos, fue apartarla, mandarla muy lejos. No quería a ninguna otra mujer que no fuera Sophie, pero lo cierto era que ella había huido de él, lo había dejado sin dar explicaciones y probablemente estaba muerta.Se separó por un momento de su socia, mirándola a los ojos. Su mirada estaba cargada de furia, pero su entrepierna estaba dura, no tanto por excitación sexual, sino por la posibilidad de desahogar su frustración. Pensaba en cómo podría castigarla, como le gustaría hacerlo con Sophie, por atreverse a ponerse el vestido de su esposa, por esa grabación falsa que había destrozado el corazón de Sophie en el pasado y, sobre todo, por hacerlo ceder.— ¿Quieres volver a tener mi polla dentro de ti?Preguntó él con frialdad y arrogancia mientras daba un paso atrás y la observaba.Ella asintió, consciente de que había ganado cuando lo vio empezar a quitase la corbata.— Desnúdate, completamente Laura, la ropa de
Laura se mordía incansablemente el labio para no gemir, no podía permitirse hacerlo porque no quería renunciar a sentirlo poseerla, había estado tan celosa todo esos meses sin Michael, casi un año, viéndolo darle a otra mujer todo lo que ella merecía y siempre había deseado.Había sido su amante durante prácticamente dos décadas, siempre lo vio salir con otras mujeres pero a ninguna le daba importancia, ella siempre era la que lo acompañaba a fiestas y actos sociales, algo así como la principal, sin llegar a ser pareja, pero tenia suficiente con que ninguna estuviera por encima de ella, simplemente habia asumido que él era asi.Cuando Sophie apareció todo cambio, unos meses antes Michael se marchó de viaje de negocios a otro país y la siguiente vez que lo vio en esa fiesta, se había casado con la copia exacta de Marie, su amor de la adolescencia y del que jamás se había olvidado.Ahora por fin la había sacado del medio y estaba ahí, mordiéndose el labio hasta hacerlo sangrar y dejando
La llegada a la mansión de James y Sophie en Escocia marcó un nuevo capítulo en sus vidas. El imponente edificio se alzaba majestuoso entre los verdes paisajes escoceses, creando una atmósfera de misterio, más que buena mansión parecía un antiguo castillo. El chofer detuvo el automóvil frente a las enormes puertas de hierro forjado, y James ayudó a Sophie a bajar con delicadeza, sosteniendo a los pequeños en sus brazos.Sophie, aún desconcertada por la amnesia que la perseguía, observó la mansión con asombro. Las piedras centenarias parecían susurrar historias de tiempos pasados, mientras las enredaderas trepaban por las paredes, dándole un aire de cuento de hadas a la imponente residencia.James guió a Sophie hacia la entrada principal, donde la puerta de madera maciza se abrió, revelando un interior que combinaba la opulencia con el encanto clásico. Sophie inhaló el aroma a madera antigua y cera pulida, sintiéndose envuelta por la calidez de su nuevo hogar.En el vestíbulo, un mayor
James observó a Shirley alejarse con furia en los ojos, y la rabia se apoderó de él. Sabía que no podía permitir que esa mujer pusiera en peligro su relación con Sophie. Con paso decidido, se apresuró tras ella, para detenerla antes de que pudiera hacer algo impulsivo o que destruyera sus planes.Cuando alcanzó a Shirley en el pasillo, la agarró del brazo con firmeza, deteniendo su escape. La mirada de James ardía con una intensidad clavándose en los hermosos ojos de su amante de un modo que la hizo estremecer, pero no de excitación como otras veces, si no de furia.― No lo hagas, Shirley Shirley abrió la boca para responderle pero antes de que pudiera reaccionar, James la sujetó del cuello y la acorraló contra la pared más cercana, apretando lo suficiente como para que no fuera capaz de pronunciar una sola palabra.― Escúchame bien, Shirley. No puedes interferir en mi vida — Advirtió James — lo que tengo entre manos, está por encima de todo, por encima de ti y por encima de cualqui
Horas después, Shirley salió del estudio, con la mente todavía revuelta por todo lo que James le había revelado. Se sentía intrigada y, a la vez, incómoda por el papel que estaba a punto de desempeñar. Tendría que aguantar muchas atenciones del hombre con el que llevaba años a otra mujer y aceptarlas con una sonrisa, aunque tenía un plan para sacarse a la tal aurora del medio.Sin embargo, entendía las razones de James y estaba dispuesta a colaborar, a su manera.— Entiendo todo, James. Comprendo tus razones — empezó a hablar decidida a hacer lo que fuera necesario para ayudarlo —Me haré pasar por la niñera de esos bebés y estaré a tu lado en esto.James asintió con satisfacción, mostrando un destello de agradecimiento en su mirada.— Bien, ve a cambiarte. Usa ropa sobria y recoge tu cabello. Debes parecer una niñera bien preparada. Te veré en la cena para presentarte a Aurora.Shirley asintió, reprimiendo cualquier rastro de disgusto o duda que pudiera sentir. Estaba comprometida co
Michael despertó aturdido, con la cabeza latiéndole como si un tambor tocara un ritmo constante en su mente. Abrió los ojos lentamente, solo para cerrarlos de inmediato ante la luz que penetraba por las cortinas entreabiertas. Se encontraba en el sofá de su estudio, con la memoria emborronada y el sabor amargo de la resaca inundando su boca.Con un gemido de dolor, se llevó una mano a la frente, tratando de contener la jaqueca que martilleaba su cabeza. Las imágenes de la noche anterior comenzaron a desfilar frente a sus ojos cerrados, fragmentadas y confusas, como piezas de un rompecabezas que no encajaban del todo.Recordaba los tragos de más y lo que había sucedido con Laura. Se reprochaba a sí mismo haberse dejado llevar por la corriente del alcohol una vez más, ahogando sus penas en cada sorbo de whisky y por haber cedido al impulso sexual con Laura.Con un esfuerzo, se puso en pie, sintiendo cada músculo quejarse por el abuso de la noche anterior. La luz del día filtrándose por
Michael salió de la ducha, sintiendo cómo el agua caliente finalmente aliviaba el dolor de cabeza que lo había atormentado durante horas. Se vistió elegantemente y se encaminó hacia su oficina con paso firme. A su paso, todos se quedaban impactados; apenas un día antes había enterrado a su esposa, o algo así, dado que el cuerpo no se había encontrado, un hecho que era de dominio público.El silencio reinaba a su paso, como si su caminar llevara implícita la palabra "silencio". Llegó a la mesa de su secretaria y la saludó con un gesto de su cabeza.— Buen día, Lisa. Por favor, tráeme todos los reportes de los últimos días a mi despacho —ordenó Michael con voz firme.La secretaria asintió, pero se mostraba nerviosa. No sabía si debía llevarle todos los informes, especialmente la factura hospitalaria de la tarjeta de Sophie, un tema delicado. Michael la observó con determinación.— La señora Laura se encargó de todo.No debe preocuparse por eso — respondió la secretaria.— Laura se ha enc
El hombre desconocido yacía en un charco de sangre, sus palabras resonaban en la mente de Sophie.— Te amo…Sophie— Decía. Ella intentaba desesperadamente ayudarlo, pero la sangre fluía sin cesar, y el dolor la abrumaba. Con cada intento de acercarse, era como si la sangre la absorbiera, sumergiéndola en un mar de desesperación. Atrapada en un océano de angustia, luchaba por salir a flote, pero las olas de dolor la arrastraban hacia abajo, llenando sus pulmones de agua.En su sueño, parecía incapaz de encontrar una salida. La sensación de ahogo la envolvía mientras luchaba por mantenerse a flote en el mar. Justo cuando parecía estar perdiendo la batalla, despertó de golpe, gritando con fuerza y llevándose la mano al pecho, respirando agitadamente como si realmente estuviera ahogándose.Pasaron apenas unos segundos cuando James entró sin llamar. Los niños lloraban, pero ella, a pesar de ser una madre dedicada que corría a socorrerlos cuando lloraban, en ese instante estaba paralizada en