Daniel se acercó a Sophie con delica, la tomó de la mano y la miró directamente a los ojos para ser más creíble, tenía que ser muy convincente con lo que iba a decir . Las palabras se amontonaban en su garganta, esperando ser liberadas.― Sophie, soy tu esposo ―dijo Daniel sin soltar la mano con la que la sostenía Sophie parpadeó, su cabeza era un lío en ese instante, era cierto que no recordaba nada, pero una esperaba que si alguien le confesaba ser su pareja y el padre de sus hijos sentiría algo en el pecho que le diría que era verdad, pero en su pecho solo había frío, no sentía por ese hombre.― No lo recuerdo... pero tampoco tengo motivos para no creerte ―respondió Sophie acariciando la cabecita de su bebé quien acababa de soltar el pecho quedando completamente dormido y sin hambre.Daniel asintió mostrándole comprensión no era momento de presionar, sino de mostrarse comprensivo y buen esposo y padre ya tendría tiempo más adelante de manipularla.En ese momento, el llanto agudo de
El sol apenas asomaba por el horizonte cuando Michael se preparaba para enfrentar uno de los momentos más difíciles de su vida: el entierro de Sophie, su corazón parecía no palpitar en su pecho, solo sabia que lo hacía porque la cruel muerte no lo había llevado a su reino .― Todavía presiento que... que podría estar viva ― confesó Michael arreglándose la corbata negra frente al espejo de la habitación.Laura lo observaba con incredulidad a través del reflejo que proyectaba el espejo, sentía miedo porque todavía no se había contactado con Daniel, aún así, lo mejor era sacarle esa idea de la cabeza.― Michael, no puedes seguir aferrándote a esa idea. Ya sabes que las posibilidades son casi nulas.— dijo mientras caminaba hasta él y le ayudaba a arreglarse la corbata ― ¿ Y si no todo fue como parece, Laura... si Sophie realmente nunca me engañó? Hay cosas que sucedieron secretos que ella descubrió y no puedo contarte — siguió hablando Michael mientras se dejaba ayudar.Laura frunció e
El cielo estaba encapotado, reflejando la solemnidad que envolvía el corazón de quienes la amaban a Sophie. Emma, la mejor amiga de Sophie, llegó al lugar con el corazón pesado de tristeza. A su lado, Robert, su prometido y hombre de confianza de Michael, la acompañaba con gesto serio, su mirada reflejando el dolor que compartían por la muerte de la joven y esos dos pequeños que no habían llegado a nacer.Michael se encontraban junto a ellos, la ausencia física de Sophie pesando como una losa sobre sus corazones. El entierro, sin el cuerpo de Sophie encontrado, era un acto simbólico de despedida, una ceremonia marcada por la dolorosa falta de cierre.Emma se acercó al borde de la tumba, tenía un enorme peso en el corazón y las manos temblorosas, mientras depositaba una corona de flores sobre la tierra fresca, un tributo silencioso a la amiga que ya no estaba. ― Recuerdo cuando pasábamos las horas en los jardines del internado, tú y yo contra el mundo. Eras la luz en mis días oscuros
Emma notó la forma en que Laura y la secretaría de Michael hablaban entre susurros, sus expresiones estaban cargadas de una tensión apenas disimulada. Con cautela, se acercó a ellas, sintiendo la urgencia de descubrir el misterio que se ocultaba tras sus palabras. ― Robert, ve a ver cómo está Michael, por favor ―dijo Emma con tono preocupado, indicándole con un gesto que se dirigiera hacia donde estaba su amigo — Creo que no se siente bien.Robert asintió, bien lo había notado pero no quiso dejarla sola aun así cuando se lo pidió y le dio la excusa que necesitaba y se encaminó hacia Michael, quien se había metido en la parte trasera del coche para desaparecer de la vista de todos.Mientras tanto, Emma se acercó a Laura y a la secretaría, su determinación era palpable en cada paso que daba, dispuesta a descubrir la verdad sin importar las consecuencias.— ¿Ilusiones? ¿De que estas hablando,Laura?— preguntó Emma quien había llegado hasta ellas sin que se dieran cuenta.— ¿Nunca le han
Sophie y James se encontraban en el bullicioso aeropuerto, rodeados por el trajín característico de los viajeros y el sonido constante de anuncios y conversaciones. Sophie sostenía con ternura a los dos pequeños en brazos, mientras que James observaba el flujo de personas a su alrededor, sabía que debía salir cuanto antes de ese país, pero hasta que no lo hiciera tendría miedo de ser encontrados y que todo su plan fallara.― James, ¿estás seguro de que es correcto viajar tan pronto? Los bebés son tan pequeños, apenas han llegado al mundo ―dijo Sophie sintiendo que no sería para ellos bueno un vuelo tan lejano y sobre todo había algo que la aferraba a ese país algo que no la dejaba marcharse de ahí.Sabía que era pero su corazón se encogía solo de pensar en dejar ese lugar porque no conocía nada más podía ser que hubiera tenido una vida antes pero en ese instante ella era una persona que no recordaba nada y le costaba dejar las pocas cosas que conocía.― cuidados y viajarán cómodos. I
Michael miraba a su alrededor, el estudio en el que se refugiaba. Había cambiado mucho en los últimos meses, estaba lleno de retratos de Sophie y él juntos, también tenía un marco con una combinación de ultrasonidos de los bebés .Ni siquiera en el estudio estaba a salvo de sus demonios, cada rincón de la casa le recordaba a Sophie, su risa, su perfume, la calidez de su abrazo. Pero ahora todo eso se había ido, dejando un vacío que no sabía cómo llenar.Con el corazón oprimido y la mente en un torbellino de pensamientos contradictorios, se dejó caer en el sofá. Sintió la frialdad del cuero contra la piel del mueble, un reflejo perfecto de la soledad que ahora lo envolvía, solo quedaba frío.La tarde se volvió noche, y las estrellas, tímidas, comenzaron a asomarse en el cielo encapotado. En el interior de la lujosa residencia. Michael, sumido en la única compañía que le brindaba el alcohol, buscaba infructuosamente refugio del torbellino de emociones que lo asaltaban.La elegante botell
El primer impulso de Michael, en cuanto sintió los labios de Laura sobre los suyos, fue apartarla, mandarla muy lejos. No quería a ninguna otra mujer que no fuera Sophie, pero lo cierto era que ella había huido de él, lo había dejado sin dar explicaciones y probablemente estaba muerta.Se separó por un momento de su socia, mirándola a los ojos. Su mirada estaba cargada de furia, pero su entrepierna estaba dura, no tanto por excitación sexual, sino por la posibilidad de desahogar su frustración. Pensaba en cómo podría castigarla, como le gustaría hacerlo con Sophie, por atreverse a ponerse el vestido de su esposa, por esa grabación falsa que había destrozado el corazón de Sophie en el pasado y, sobre todo, por hacerlo ceder.— ¿Quieres volver a tener mi polla dentro de ti?Preguntó él con frialdad y arrogancia mientras daba un paso atrás y la observaba.Ella asintió, consciente de que había ganado cuando lo vio empezar a quitase la corbata.— Desnúdate, completamente Laura, la ropa de
Laura se mordía incansablemente el labio para no gemir, no podía permitirse hacerlo porque no quería renunciar a sentirlo poseerla, había estado tan celosa todo esos meses sin Michael, casi un año, viéndolo darle a otra mujer todo lo que ella merecía y siempre había deseado.Había sido su amante durante prácticamente dos décadas, siempre lo vio salir con otras mujeres pero a ninguna le daba importancia, ella siempre era la que lo acompañaba a fiestas y actos sociales, algo así como la principal, sin llegar a ser pareja, pero tenia suficiente con que ninguna estuviera por encima de ella, simplemente habia asumido que él era asi.Cuando Sophie apareció todo cambio, unos meses antes Michael se marchó de viaje de negocios a otro país y la siguiente vez que lo vio en esa fiesta, se había casado con la copia exacta de Marie, su amor de la adolescencia y del que jamás se había olvidado.Ahora por fin la había sacado del medio y estaba ahí, mordiéndose el labio hasta hacerlo sangrar y dejando