Sophie ni siquiera sabía cómo había logrado escapar de allí sin ser vista, apenas notó el viaje de regreso a casa. No podía dejar de llorar ni por un instante, estaba hecha un mar de lágrimas.Pensó que podía confiar en ese hombre, pero era todo lo contrario: nunca debería haber confiado en él.—He sido una tonta —murmuraba entre sollozos—. Me he casado con un hombre que no respeta ni siquiera su matrimonio... y lo peor es que, empujé a mis bebés al abismo… No, eso no podría ser… —¿Está bien, señora?—Estoy bien.Y sin ser capaz de dejar de llorar, tecleó un mensaje para Daniel y lo envió antes de que el chófer mirara al asiento de atrás y se diera cuenta de lo que hacía.Al llegar a casa, secó sus lágrimas y se adentró en la mansión con semblante frío, era como si una nueva Sophie hubiera salido de ese coche, una que no se permitía ser débil.En ese momento, en el salón, Robert y Emma estaban inmersos en una conversación que parecía muy íntima. —Nunca pensé que alguien tan hermosa
Sophie escapó de la casa con el corazón latiendo muy fuerte en su pecho. Había esperado el momento perfecto, cuando Emma, su fiel amiga, distraía a Robert. Sabía que tenía poco tiempo antes de que los hombres de Michael se dieran cuenta de su ausencia, si no salía con el chófer o acompañada de alguno de ellos, era imposible que pusiera un pie fuera de la propiedad.A paso acelerado, vigilando sus espaldas, Sophie se adentró en el bosque.De repente, su teléfono móvil sonó. Sorprendida, Sophie lo sacó de su bolsillo y respondió de inmediato.—¿Daniel? —preguntó, confundida, pero sabía que no podía ser nadie más.—Quédate donde estás, Sophie —indicó la voz del médico al otro lado de la línea—. Te veo. Estoy asegurándome de que nadie te siga. No sería seguro ni para ti ni para mí. Solo quiero protegerte.Sophie se quedó quieta, procesando sus palabras. Era cierto que Michael era peligroso, y que Daniel hacía bien en ser cauteloso. Además, una vez que sus bebés no estuvieran, ¿quién de
Sophie se quedó paralizada al reconocer a la mujer que la detuvo, solo con tenerla cerca la hacía estremecer y no por nada bueno.Había algo en ella que le daba miedo, tenía grabado en la mente el momento en que degolló al tío de su difunto prometido el día de su boda.Era la otra secretaria de Michael, una mujer que siempre vestía de negro y que trabajaba con él. Para Sophie, esta mujer era aún más intimidante que Robert. Con su aspecto severo y su manera fría y calculadora de actuar.Ella se veía salvaje, peligrosa y siempre que coincidían la miraba de un modo que no le gustaba, era como esos perros de presa peligrosos preparados para atacar pero que no se movían sin una señal de su dueño.—¿De dónde viene, señora? —preguntó la mujer con una voz tan fría como su mirada que parecía querer escudriñarle el alma y sacar a la luz todos sus secretos.Sophie intentó mantener la calma, aunque su corazón latía desbocado, estaba realmente asustada viendo cómo esa mujer jugueteaba con un cuch
Todos los ojos se volvieron hacia Hanna.Michael centró su atención en ella y dejó para más tarde el problema con Robert, pero su mal humor seguía siendo evidente en su rostro. Lo cierto era que en el fondo esperaba que Hanna no encontrara nada y Sophie no hubiera sido capaz de traicionarlo porque él tenía muy claro qué hacer cuando alguien lo traicionaba.—¿Qué encontraste? Hanna sacó de su bolsillo un pequeño objeto, un elegante encendedor de oro, no era algo que alguien dejaría tirado en un bosque sin más.— Podría pertenecer al hombre con el que Sophie se encontró.Michael tomó el objeto de las manos de Hanna, examinándolo detenidamente y una sonrisa torcida se dibujó en su rostro al leer un nombre grabado en él, por fin tenía al imbécil que se había atrevido a encontrarse a solas con su mujer — Búscalo, encuéntralo y tráemelo.Hanna solo le hizo una pequeña reverencia y se retiró rápidamente dejando solos a los dos hombres de nuevo, está emocionada, cazar era lo que más le gus
Sophie no sabía que decir, estuvo a punto de mentirle y asegurarle que eran vitaminas prenatales o simplemente alguna medicina apta para el dolor de cabeza que le había causado la discusión que tuvieron, pero decidió que no quería seguir mintiendo, que era el momento de ir de frente.Todavía podía escuchar en su cabeza la voz de Michel hablando con su amante y explicándole sus planes para cuando los bebés nacieran.—¿Quieres saber qué es eso?Sophie se liberó rápidamente del agarre de Michael y se lanzó hacia la almohada bajo la cual había escondido el resto de los medicamentos.—¡Sophie, qué haces! Michael la alcanzó y la agarró por el brazo, intentando arrebatarle las pastillas de la mano. Se produjo un forcejeo entre ambos.—¡No lo hagas, Sophie! —insistió Michael, intentando quitarle las pastillas.Pero Sophie, logró liberar su brazo del agarre de Michael y se llevó las pastillas a la boca y las tragó antes de que Michael pudiera reaccionar.—¡Sophie! —exclamó Michael, horroriza
Daniel escuchó la amenaza de Michael, alzó una ceja observándolo de manera desafiante y dio un paso acercándose un poco más para demostrarle que no le tenía miedo.—Sophie ha llegado a este punto por tu culpa, Michael — le reprochó Daniel — Yo vi a una mujer que quería ser madre y ahora estoy intentando salvar la vida de esa misma mujer y sus bebés porque ella decidió que era mejor no traerlos al mundo. En lugar de amenazarme, deberías preguntarte qué hiciste tú para llevarla a este punto.Michael, lo empujó bruscamente contra la pared y se pegó a él intentando intimidarlo, quería golpear a ese hombre, golpearlo hasta la saciedad, sabía que estaba interesado en Sophie, lo supo desde el primer instante en que lo vio.—¿Qué estoy haciendo? — gritó Michael — ¿Acaso no te das cuenta de que ella me traicionó? Daniel, sostuvo la mirada de Michael sin mostrar miedo y luego lo empujó apartándolo de él, no lo quería tan cerca, ese hombre le parecía odioso.— No te mereces a Sophie. Ella merec
Después de un arduo trabajo, al fin habían conseguido estabilizar a Sophie y los bebés estaban completamente fuera de peligro a pesar de estar todavía en el primer trimestre del embarazo y de ser un momento tan delicado.—Sophie, ¿cómo te sientes? —preguntó Daniel, al ver que los ojos de la joven empezaban a abrirse con alguna dificultad.Sophie abrió la boca intentando hablar, pero solo se escuchaba un susurro ronco. Daniel le apretó suavemente la mano intentando hacerle entender que estaba con ella, que él la cuidaría.—Tranquila, no tienes que hablar ahora. Solo descansa, no te fuerces — dijo él, tratando de calmarla, lo peor que podía hacer en ese instante era ponerse nerviosa.Después de eso hizo una señal a los demás médicos en la habitación, indicándoles que salieran, necesitaba quedarse a solas con la. Quería hablar con Sophie en privado y aclarar lo sucedido.—Sophie, yo no sabía que esto sucedería, eres alérgica a uno de los componentes de las pastillas, yo no debí dártelas
Michael quería permanecer a toda costa en la habitación de Sophie o, en su defecto, dejar hombres para custodiarla. Si Michael era obstinado, el doctor lo podía ser más, sabía que era crucial que nadie se quedara esa noche, tenía algo preparado y necesitaba que Sophie estuviera libre de vigilancia, tal vez no tendría otra oportunidad como esa.—Michael, no puedes quedarte a dormir aquí.—¿Por qué no? Soy su esposo y el padre de esos bebés que por suerte todavía crecen en su vientre. —Las normas del hospital son claras. No se permite que los familiares pasen la noche en las habitaciones hasta que los pacientes no estén completamente fuera de peligro, Sophie está delicada todavía.Michael frunció el ceño, claramente molesto con la respuesta de Daniel, ese hombre era un estorbo, tenía ganas de hacerlo desaparecer, sería fácil buscar otro médico que apoyará todas sus decisiones, pero por el momento lo importante era que su esposa se recuperará.— Dejaré a unos hombres aquí, para que vig