Anna.-Una punzada de dolor en su cabeza hizo despertar a Anna, los rayos de sol atravesaban sus parpados, abrió lentamente los ojos tocando su cabeza con una mueca de dolor, sobre su cuerpo sintió la suavidad de las sabanas cuando se percató de que se encontraba sola.Se cubrió con la manta, los recuerdos de la noche anterior se hicieron presentes, pero una punzada en su corazón la llenó de decepción, tenía la esperanza de conocer y ver a Orión, pero quedaba claro que solo había sido una transacción para él.La fantasía había terminado, se levantó furiosa para arreglarse y salir de allí de inmediato, debía regresar a la suite antes de que su jefe se diera cuenta de su ausencia y no estaba de humor para sus chistes de mal gusto.Cuando iba bajando en el ascensor limpié una lágrima solitaria que se deslizaba por mi mejilla. ¿Cómo Orión pudo hacerme esto? Él sabía lo importante que esto era para mí ¿Cómo pudo irse sin siquiera dejar una nota?Cuando llegó a su habitación abrió la puerta
Derek.-— Hola Derek –Saludó la mujer de piel canela y cabello negro corto hasta la clavícula perfectamente liso, Derek no podía salir de su asombro al verla parada frente a él, pensó que después de lo que ocurrió hace años no volvería a verla nunca más, pero estaba allí en su oficina exquisitamente hermosa, su primer y único amor.— Dalia ¿Cómo es que? –Fue lo único que sus labios pudieron soltar mirándola fijamente a los ojos.— ¡Oh cariño! –Respondió su abuela. –Dalia regresó al país, como un enviada del cielo, desee que encontraras a una buena mujer con la que pudieras casarte y mira el destino lo hizo realidad –Derek miró a su abuela sonriendo con emoción, era evidente que estaba feliz, él también lo estaba solo que algo dentro de él había cambiado después de haber estado con Anna.— ¿No me dirás nada? –Preguntó Dalia mirándolo con temor.— Los dejaremos solos –Su abuela sacó de la oficina a Daniel y a la madre de Dalia que también la acompañaba, Derek se acercó a su pequeña lico
Derek.-— Sabía que aun seguías sintiendo lo mismo por mi amor mío –Dalia besaba la mejilla de Derek acariciando el pecho desnudo de Derek, mientras que él tenía la mirada perdida después de tener sexo con ella, aunque no podía negar sus sentimientos hacía Dalia, pero ya no se sentía lo mismo cayó en cuenta que ahora hubo un antes y un después de haberse acostado con Anna, estar con Dalia en ese momento no lo llenó no era el mismo deseo de antes.— Dalia… –Dijo apartándose de su lado. –El que hayas vuelto no significa que vaya a ir corriendo a comprarte un anillo, no es mi deseo casarme ni contigo ni con nadie –Restregó su rostro con una de sus manos con frustración. –Dalia debemos volver a reconectar, para mí no fue fácil que desaparecieras así de mi vida sin decir adiós, yo… necesito espacio lo siento –Derek salió de su oficina intentando tomar aire por el desastre que en el que se estaba convirtiendo su vida en este momento, de inmediato se topó con Daniel.— ¿Estás bien?— Sí, ¿Dón
Anna.-Después que había bajado la adrenalina de lo sucedido con su tía, Anna sabía que tenía que darle muchas explicaciones a su abuelo empezando de dónde provenía ese dinero, le daría la misma excusa que le dio a doña Clara un préstamo obtenido en el banco, aunque era complicado puesto que si había alguien que la conocía a la perfección era su abuelo.— ¿Me vas a explicar? –Don Braulio rompió el silencio que había entre ambos dentro del taxi.— Sí –Anna suspiró. –Hace unos meses opté por un préstamo en un banco, hoy recibí la noticia de que me fue aprobado, he subsanado la deuda que quedaba con Ruby y podemos mudarnos a otro lugar, solo que nos quedaremos unos días en un hotel mientras consigo el lugar adecuado. –Dijo mirando por la ventana.— Pero Anna, saliste de una deuda para entrar en otra y con un banco y… -Anna tomó la mano de su abuelo sonriendo.— Bubu, descuida vamos a estar bien –Don Braulio no quedó muy convencido con la respuesta de su nieta, en el fondo sabía que no iba
Anna.-La joven llegó a su oficina luciendo completamente diferente con un traje de oficina de pantalón color negro que en una oportunidad Emily le había obsequiado, su cabello amarrado en una cola de caballo, de ella descendían dos mechones de cabello que junto a sus lentes le daban un look tierno, pero muy profesional.Al llegar al piso su amigo la vio con la boca abierta sorprendida mirándola de arriba abajo, para luego fruncir su ceño y cruzar sus brazos ignorándola.— Sé que estás enojada conmigo y para disculparme te traje esto –De su bolsillo Anna sacó un chocolate con almendras, el preferido de Emily.— Lo voy a aceptar porque dicen que despreciar los alimentos es de mala suerte, sin embargo sigo muy enojada contigo ¿Por qué no me dijiste que ibas a renunciar? Soy tu mejor amiga Anna— Lo sé Emily, fue un arranque y pues… conseguí el dinero para saldar las deudas con mi tía y… –Emily apretó con fuerza la mano de Anna, pelando sus ojos como si fueran a salir rebotando por el esc
Anna.-Anna salió de la oficina con la mirada fija en la puerta, desde afuera podía ver las dos siluetas que se encontraban dentro, dio un suspiro para luego caminar hacía el escritorio de Emily, al llegar no la vio la hora marcaban doce con treinta.— Es hora de almuerzo, que raro que no me esperó –Anna se encogió de hombros y dio vuelta para irse, cuando la risa de Emily la detuvo giró de nuevo y vio la puerta de Daniel semi abierta, la joven iba a retirarse, pero la curiosidad la carcomía, de puntillas se acercó mirando por la pequeña rendija y su quijada casi cae al piso, su amiga estaba sentada sobre el regazo de su jefe dándose besos. – ¡Lo sabía! –Dijo Anna en un susurró, se apartó de la misma manera y salió de la oficina sonriendo.(…)Ya en el taxi Anna observaba el folleto que Derek le había entregado, sus labios de curvaron en una sonrisa llena de ilusión, pensaba que por fin su jefe volvería a ser el mismo de antes amable, generoso ese que tanto ella recordaba y que creyó q
Anna.-Después de ir a la universidad Anna se dirigió a una oficina inmobiliaria, era hora de rentar una casa para ella y su abuelo, todas las opciones que le mostraron eran perfectas, pero eligió una que quedaba cerca de la empresa y de la universidad, también de fácil acceso al centro de terapias de su abuelo. Sin dudarlo firmó el contrato y cuando vio las llaves en sus manos no podía creerlo, por fin ella y su abuelo tendría su propio espacio, no estaba lleno de lujos pero era de ellos.— ¡Bubu, llegué! Te tengo una… dos sorpresas –Anna se sorprendió al no ser recibida por su abuelo, la habitación del hotel no era muy grande, cuando se acercó a la cama su abuelo estaba dormido, pero en el fondo Anna sabía que algo no andaba bien. –Bubu, despierta. –Pidió Anna, pero Don Braulio ni siquiera se movió. – ¡Abuelo! –Dijo en un tono más fuerte y aun nada acerco sus dedos para constatar si respiraba, fue una sorpresa darse cuenta que no y el pánico se apoderó de ella, marcó rápidamente el 9
Anna.-El delicioso aroma del café se coló por las fosas nasales de Anna la danza del aceite chispeando en el sartén emitiendo el olor a tocino recién frito la hizo despertar, abrió los ojos de a poco vio una imagen caminando por su cocina, pensó en lo último ¿mi cocina? Terminó de abrir los ojos, Anna se sentó y de inmediato un pequeño dolor en la parte baja de su espalda la hizo arrugar el rostro.No pudo evitar soltar un bostezo, rápidamente puso las manos sobre su boca cuando sus ojos se fijaron en el hermoso dorso desnudo que estaba parado frente a su cocina, un pañuelo reposaba en su hombro mientras Derek manipulaba la sartén como todo un experto.— ¿Sabe cocinar? –Fue lo primero que pensó, era todo un espectáculo verlo en esa faceta, negó reprochándose mentalmente de inmediato porque no sabía que le estaba pasando, sus pensamientos deben estar con el hombre con el que… recordó en ese momento que había olvidado avisarle a Orión, y que el hombre seguramente habrá ido al hotel.Ann