Capítulo 782
A veces, se embriagaba tanto que no regresaba a casa, prefiriendo dormir en los reservados del club, despertando siempre con una sensación de vacío.

Esa noche no fue la excepción.

No quería regresar a casa, no quería ver la fría expresión de Dulcinea, ni enfrentar su actitud distante. Tampoco deseaba acostarse con ella, esa última vez que lo hicieron, todo se sintió terriblemente mal.

Luis miraba el vaso de whisky.

Sonrió fríamente.

¡Ella sí que sabía cómo repugnarlo!

Bebió hasta emborracharse por completo, recostado sobre la barra dorada del bar, susurrando el nombre de Dulcinea.

Sintió unas manos suaves acariciándolo.

—Dulci.

Luis, medio dormido, se estremeció. Seguía llamando a Dulcinea, pero al abrir los ojos en su estado borroso, vio el rostro de Sylvia.

De inmediato, perdió el interés. Se sirvió otro vaso de whisky y lo bebió de un solo trago.

El alcohol ardía al pasar por su garganta, pero ese ardor no se comparaba con el dolor en su corazón.

Mirando a Sylvia, se rio con amargur
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