Capítulo 74
Ambos hablaron durante un rato más antes de colgar el teléfono con renuencia.

Después de colgar, Ana se acurrucó en el sofá, abrazándose suavemente, como si eso le diera un poco más de seguridad.

Empezó a recordar muchas cosas. Recordó los felices momentos que pasó con su hermano cuando era niña, recordó a su madre después de su fallecimiento, siempre la extrañaba... Su hermano solía calmarla todas las noches, leyéndole cuentos de hadas y cantando canciones infantiles.

Él la llevaba a la escuela, el chofer estacionaba el coche en la puerta de la escuela y él la llevaba en brazos al interior del campus.

Luis, su hermano, era el mejor hermano del mundo...

La noche se hizo más profunda. Ana se quedó dormida en la habitación del hospital.

Su pequeña cara descansaba sobre sus rodillas, hermosa pero frágil como un delicado jarrón de cristal, como si pudiera romperse en cualquier momento...

Fuera de la habitación del hospital, Mario, quieto como una estatua, la miraba durante mucho tiempo. Un
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