Capítulo 745
Alberto intentó levantarse, pero fue en vano.

—¡Hermano!

Dulcinea corrió hacia él, ayudándolo a levantarse con dificultad. Una vez en pie, no pudo evitar llamarlo otra vez:

—¡Hermano!

Y luego rompió a llorar.

En aquel entonces, ella no escuchó sus advertencias y se relacionó en secreto con Luis, lo que la llevó a un abismo del que no podía salir. Después de tanto tiempo, finalmente pudieron verse, pero solo ellos sabían cuán difícil y doloroso había sido llegar a este encuentro.

Alberto, con el rostro golpeado, acarició con ternura la cabeza de su hermana, como solía hacerlo. No había reproches en sus palabras.

—Ahora te llevaré conmigo —dijo.

Dulcinea negó suavemente con la cabeza. No solo por las pruebas que tenía Luis, sino también por Leonardo y Alegría, no podía simplemente irse. Conocía demasiado bien el temperamento de Luis tras años de matrimonio.

Alberto intentó decir algo más, pero Dulcinea lo sostuvo y le dijo a la empleada:

—Lleva el botiquín al invernadero.

La empleada res
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