Capítulo 671
Dulcinea sonrió levemente, diciendo que eso era bueno.

No podía verlo, así que solo podía tocar su manga con los dedos.

Para Dulcinea, en ese momento, Leandro representaba una época, un periodo no tan difícil. Después de que Leandro fue herido, ella cayó en el infierno.

Sin embargo, no se arrepentía; esos fueron tiempos vivos.

En esos días, había vivido como una persona, sin mentiras.

Pero había arrastrado a Leandro con ella.

Leandro observaba su rostro delgado, en el cual ya no podía encontrar el semblante de la antigua Dulcinea, pero recordaba aquellos sentimientos juveniles, el enamoramiento.

Leandro se arrodilló lentamente, acercándose a ella, y susurró:

—Vive, ¿sí? Dulcinea… todavía tienes a tu hijo, eres joven, quizás encuentres a alguien más que te ame. Mientras vivas, hay esperanza. La medicina ha avanzado mucho, podrás recuperar la vista.

Dulcinea sonrió suavemente.

Para ella, que Leandro viniera a verla ya era suficiente.

Nunca se habían amado, pero en esos tiempos, ninguno t
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