Capítulo 466
Y se disculpó sinceramente por haber roto su promesa; se había enamorado de esa chica.

Sosteniendo los documentos entre sus manos, Ana irradiaba encanto y emoción:

—¡Víctor, estos documentos son de suma importancia para mí! El destino se encargará del resto.

—Sí, todo está en manos del destino —respondió Víctor con una débil sonrisa, aunque un rastro de amargura se asomaba en sus labios. Sin añadir nada más, después de la cena, la acompañó de vuelta al estacionamiento.

Ana llevaba puestos unos elegantes tacones altos cuando tropezó con un hoyo en el suelo, haciendo que su cuerpo se tambaleara ligeramente. Víctor, con naturalidad, la sujetó por la cintura... y fue ese simple contacto lo que le hizo rememorar el pasado, su mirada se tornó tierna sin pretenderlo.

—Espero que esto te ayude y que Mario se recupere pronto —dijo él con afecto.

Ana respondió con una cálida sonrisa:

—¡Gracias! Me estoy retirando.

Con elegancia, Víctor le abrió la puerta del auto. Por última vez, la observó de e
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