Capítulo 379
Retiró los documentos y continuó leyéndolos con voz suave:

—Esto no es parte de tus responsabilidades; no hay razón para sobrecargarte con más trabajo… Si esto se prolonga, seguramente surgirán quejas. Además, Mario, tú nunca has mezclado lo personal con lo laboral.

Su expresión era tranquila, y Mario, conmovido por su mirada, sonrió tras un momento y preguntó:

—¿Cómo era yo antes?

Ana dejó los documentos sobre la mesa y dijo con una sonrisa irónica:

—¡Antes eras un desconocido!

Mario se mostró sorprendido, pero se inclinó para besarla. Su beso fue tierno, pero Ana lo detuvo:

—Emma está aquí.

Mario no insistió, pero su mirada intensa no se desvió:

—Está absorta en su juego; no se dará cuenta.

Ana no lo detuvo; simplemente mantuvo su postura, revisando sus documentos. A Mario le gustaba ese ambiente tranquilo; buscó un tema para charlar con ella:

—Hoy, tía Carmen me preparó unos tacos.

Ana ni siquiera levantó la cabeza, iluminada bajo la luz suave, su voz mantenía un tono sereno:

—Esta
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