Capítulo 303
Mario puso a Emma en la cuna.

Abrazó a Ana por detrás, le apretó la oreja, y preguntó en voz baja: —¿Por qué no miras tu regalo? Ábrelo y mira si te gusta.

A Ana no le gustaba que la tocara.

Se separó, abrió la caja y vio el pañuelo de rosa.

Mario se la puso y dijo: —¡Te sienta bien!

Llevaba unos días sin tocarla, y al ver que ella se encontraba bien quería intimar con ella. Además, era Nochebuena, prefirió pasar la velada con suavidad.

La abrazó por detrás.

Se puso muy caliente y difícil de resistir, —Ana, vamos a probarlo, pararé si te sientes incómoda.

Después, la llevó hasta el sofá.

Le tocó suavemente la cara y la besaba. Quería ponerla cómoda primero.

Ana no reaccionó.

Miró al hombre y pensó, «Probablemente él no sabía que olía a perfume de otra mujer. Un ligero aroma a naranja, el olor de una joven.»

Ana lo rechazó finalmente.

Miró a los guardaespaldas que estaban abajo, preguntó: —Mario, no tengo interés. ¿Cuándo vas a dejarme salir?

Mario hizo una pausa, mirándol
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