Capítulo 268
Mario le respondió con una sonrisa leve: —No se preocupe, abuela. ¡La cuido mucho!

La abuela se alegró al escuchar esto y luego instó a Mario a regresar a cuidar de Ana: —No vengas tanto por aquí. Después de todo, estoy enferma y no deberías llevar bacterias a casa que puedan contagiar al bebé.

Mario sonrió y dijo: —¡Eso es imposible! El bebé aún no ha nacido.

Su tono revelaba una alegría que no podía ocultar.

La abuela se sintió feliz al escucharlo, sintiendo que la casa cobraba nueva vida con la llegada de un nuevo ser. Esperaba con ansias el nacimiento del niño.

Cuando Mario bajó las escaleras, se encontró con su madre, la señora Lewis, quien estaba organizando la cena, aparentemente con la intención de que Mario se quedara a comer. Sin embargo, él declinó: —Ana no ha estado comiendo bien últimamente, debo volver a casa.

La señora Lewis había mostrado recientemente una gran desaprobación hacia Ana. A ella siempre le ha gustado tener una nuera dócil y obediente, con un toque artíst
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