Capítulo 218
Cuando Ana regresó a casa, Carmen aún no se había dormido.

La sorpresa se dibujó en el rostro de Carmen al enterarse de que la pequeña Shehy había entrado en su ciclo menstrual.

—¡Hasta los perros tienen su período! —exclamó, boquiabierta.

Ana, con cuidado, abrió un pañal desechable y se lo puso a Shehy. ¡Le quedaba perfecto! Parecía que, al llevar el pañal, la dignidad de la pequeña perrita se había restaurado.

Shehy comió algo de comida para perros, bebió agua y, a la hora de dormir, se acurrucó suavemente en el regazo de Ana.

La luz se apagó y Ana se revolcaba en la cama, incapaz de conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada.

Dos días después, Ana y María fueron a ver un local comercial recomendado por la señora Martín. Realmente era ideal, y a Ana le encantó.

Mediante la señora Martín, Ana concertó una cita con el señor Orozco del edificio HM.

La señora Martín le advirtió que aunque el señor Orozco provenía de una familia humilde, su esposa pertenecía a una familia
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