Capítulo 207
En lo profundo de la noche, Ana recibió una llamada de Mario. La lluvia caía afuera, haciendo que su voz sonara distante y un tanto difusa: —Mañana a las cuatro de la tarde, ven a la mansión. Hablaremos sobre el divorcio.

Ana se sintió algo aturdida. Aunque había encontrado la debilidad de Mario y sospechaba cuál sería su elección final, no esperaba que aceptara tan fácilmente el divorcio. Por un momento, se sintió emocionada. Después de un rato, recobró la compostura y le respondió: —Sería mejor hablar en la oficina del abogado.

La actitud de Mario era firme: —No quiero que nadie más se involucre en nuestro matrimonio. ¡Ven a la mansión! De lo contrario, Ana… no hablemos más del divorcio.

Ana bajó la vista, respondiendo con calma: —Nuestro matrimonio ya ha sido intervenido por otros, Mario. No tiene sentido decir eso ahora. Si quieres hablar en la mansión, entonces allí lo haremos. Estaré allí a tiempo.

Tras colgar, Ana se quedó mirando la lluvia caer fuera de la ventana, sumida en su
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