Kali, al igual que Jill, se encuentra en un punto estratégico junto a un grupo de guerreros, que están preparados y posicionados para defender a la manada en caso de que ocurra algún ataque sorpresa. Uno de sus hombres se apresura para darle una noticia y lo lleva al centro de curación, donde se encuentra el guerrero que estuvo desaparecido desde el día en que Camila fue arrestada. —Ahora mismo está inconsciente porque le apliqué un sedante —le informa el doctor que cuida del guerrero—. Llegó en muy malas condiciones. —¿Saben qué le sucedió? —inquiere Kali mientras observa el estado demacrado de aquel hombre. —No sabemos. Él llegó muy ansioso y diciendo que necesitaba hablar con los alfas supremos de urgencia. —¿Qué? Algo importante debe saber, de seguro fue atacado. Desde que despierte me avisan para hablar con él. Estamos en un momento muy delicado y podríamos ser atacados por nuestros enemigos de forma sorpresiva, ya que hay rumores de guerra en nuestra contra. Ellos asienten
La brisa le acaricia el rostro y le levanta varias hebras de cabello, mientras que su cuerpo tiembla por el impacto de los galopes rápidos del caballo, pero esa no es la única razón para las sacudidas.Una angustia le martilla el pecho cada vez más fuerte, al punto de que la respiración se le torna casi imposible de llevar a cabo.Debe parar.—¿Estás bien? —cuestiona Gael, cuando nota que Leoncio se ha detenido y que su rostro luce pálido.—Lo siento, pero necesito regresar. No sabría explicarlo, yo...Las lágrimas brillan en las cuencas de sus ojos y sus manos tiemblan de forma involuntaria.—Creí que querrías interrogar al guerrero tú mismo, al fin y al cabo, él podría tener noticias sobre mamá.—Lo sé... —Leoncio suspira—. No obstante, tengo un extraño presentimiento de que debo salvar a mi mate. Algo dentro de mi grita que, quizás, quienes la tienen no sean nuestros enemigos como creímos. ¿Qué tal que ella aún esté en mi manada?—Pero dijiste que buscaron en cada rincón y aún lo s
Gael escucha a su guerrero con atención mientras ata cabos en su cabeza. Cuando termina, se dirige a la prisión donde tiene a Camila y se sienta frente a ella para conversar.—No sé nada acerca de ese asunto. Todavía se me hace irreal que la señorita Rut esté muerta. Esto es horrible —responde ella con tono sincero.—¿Sabes de alguien que tenga alguna razón para asesinarla?—Sí —contesta con una sonrisa divertida.—¿Quién?—Katrina, la viuda del alfa Mateus. —Su rostro muestra diversión ante la ironía.Por su parte, Gael aprieta los puños y cruje los dientes.—Mi madre no la asesinó... —masculla enojado—. Ella no cometería tal crimen contra una criatura inocente, lo digo por el cachorro, por supuesto; además, ella ha estado postrada en una cama con problemas de salud, así que no pueden venir a acusarla y ensuciar su nombre.—Yo solo respondo a sus peguntas, Alfa. —La burla denota en todas sus facciones—. Bueno, otra que tendría una razón para quererla muerta es la pareja de Nico, el h
El alfa Rogius ha puesto a Nico y a sus jefes en el frente de la batalla.Por su parte, Gael y pocos de sus hombres se encuentran luchando porque el resto se ha colocado delante de los límites de la manada, para impedir que sus enemigos los invadan.Dado que Gael tiene habilidades especiales y una fuerza que supera a todos los poderosos, para él es fácil destrozar a sus contrincantes. Los hombres de la manada Zafiro son derrotados con facilidad y sólo pocos de sus jefes quedan con vida, entre ellos Nico, el hijo del alfa.Una señal silenciosa de parte del alfa Rogius es el aviso para que sus hombres y aliados dejen de luchar, con la intención de que Nico y sus jefes sean asesinados por Gael y sus guerreros.Y así acontece.La cabeza de Nico rueda por el polvoroso suelo debido al ataque de Gael, entonces Rogius sonríe satisfecho al haber vengado a su hija.«Maldito, hijo de puta, ¿pensaste que matarías a mi cachorra y a mi nieto y te quedarías impune?», piensa.Una vez los hombres de N
Aquella tarde de verano, la pequeña Gia juega con su espada de madera junto a su amiga Lía. En esos días ha habido un revuelo en la manada, y aquel en específico, varios grupos de guerreros habían salido temprano.Aquello tiene a los miembros de la manada preocupados, puesto que en esos días han tenido amenazas de sus enemigos, los brujos sangrientos.—¡Gia, mira! —Su amiga capta su atención—. Es el alfa, tu padre. ¡Corre, antes de que nos vea!Ambas chicas huyen del parque a toda velocidad. Gia, quien desde muy pequeña ha desarrollado una rapidez impresionante, es la primera en llegar a su casa, seguida por Lía, quien se dirige a la vivienda de al lado.Con su espada de juguete en manos, su vestido de tela gruesa y de color marrón; su cabello peinado en una larga trenza, que la mamá le había hecho, ella se oculta en el armario que está en la sala y, por medio de la rendija, ella curiosea lo que acontece allí. Ese día el alfa había salido con varios hombres de la manada y todos llegar
GiaDesde el día en que mi padre llevó a Gael a casa y, lo convirtió en un miembro más de nuestra familia, él siempre estuvo conmigo en todos mis eventos especiales. Fue Gael quien me enseñó a cazar, a montar bicicleta, a cocinar y quien me ayudaba con mis lecciones.Él siempre estuvo presente para limpiarme las heridas cuando me caía, asimismo, para consolarme mientras estas se sanaban. Él parecía que era mi hermano mayor, aunque yo nunca he podido verlo como tal, por más que el alfa ha insistido en que nos tratemos de esa manera.De nuestra niñez y adolescencia tengo hermosos recuerdos, como la vez que horneamos nuestro primer pastel y celebramos su cumpleaños. Dado que él nunca recordó quién era, decidimos que su fecha de nacimiento fuera el mismo día en que el alfa lo llevó a la manada, porque según mamá, ese día comenzó su nueva vida y fue como si hubiera nacido de nuevo. Con Gael hacía muchas travesuras, pero también cumplíamos nuestras tareas diarias. Él y yo solíamos tener av
GiaLlego a la zona rural de una manada que hace poco se recuperó de una peste. Los cachorros del lugar, al reconocerme, corren en mi dirección con alegría. Yo estuve ayudando, no solo con la elaboración de una cura, también cuidé a los enfermos y me encargué de alimentar y bañar a los cachorros, que tenían a sus padres convalecientes. Por suerte, esa peste no afectó a los niños.—¡Tía! —Los cachorros corren detrás de mí entre risas.—¡Alcáncenme si pueden! —grito mientras tiro mi vestido amarillo al aire para convertirme en loba. Al cabo de unos segundos, los pequeños me siguen.Después de correr por el campo, montarlos en mi regazo y bañarnos en el río, yo con mi forma de loba, regresamos a la junta principal de la manada, que es donde nos reunimos todos para hacer actividades y reuniones. Cambio mi forma y me visto, mientras que los pequeños se dispersan.Regreso a la manada cercana, que es donde estoy viviendo junto a una compañera, que me rentó una cabaña que se encuentra en su t
GiaEl suelo se siente como gelatina debajo de mis pies, por lo que caminar se me dificulta. No quiero que Gael note mi nerviosismo, pero ¿cómo disimular este remolino de emociones?A pesar de todo lo que ha sucedido entre nosotros, aprecio mucho a Gael. Él siempre me protegió, brindó su amistad y enseñó casi todo lo que sé. Estar tan distante de él me duele, no solo por mi enamoramiento, también por lo que éramos antes de mi confesión.Gael sube mis maletas en el baúl en pleno mutismo, entonces se apresura a abrírmela puerta del capítulo. La tensión se siente en el aire, pero también los nervios, puesto que ninguno de los dos sabe cómo abordar al otro.Me subo al vehículo con gestos tímidos y evito mirarlo, en su lugar, decanto en poner mi atención en el cristal de la puerta. Sé que debo superar este asunto y tratar, por lo menos, de que no haya tensión entre nosotros; sin embargo, la realidad es que no sé cómo actuar delante de él.Me encojo en mi lugar al sentirme escudriñada por é