Natura no llega en todo el tiempo en el que Kali y su familia se encuentran en la casa. Es la primera vez que sale, y según me contó mamá, Natura le había dicho que tenía que hacer una compra importante, entonces salió corriendo minutos antes de que llegara Kali, Gin y los cachorros. Tal vez solo fue casualidad, pero algo me dice que ella evitó verlos.Doy vueltas en la cama tratando de atar cabos, pero aún me quedan unos que otros sueltos. Algunos eventos extraños ocurrieron antes de ella aparecer, por lo que no podría alegárselos. ¿Y si la estoy juzgando mal? De todas formas, sabemos que las joyas que lleva puesta pueden ser la causa de su transportación.¡Me voy a volver loca!Salto de la cama y me dirijo a la cocina, ya me dio hambre de tanto analizar este asunto.—¿Qué haces aquí? —interpelo de mal gusto. Lo menos que necesito ahora mismo es ver a Gael.—¿Qué? ¿Acaso está prohibido estar en la cocina? —ironiza con diversión.—No, pero es un fastidio encontrarte en todos lados.—P
Omnisciente En una cantina de una manada ubicada en una región lejana, un viajero llenaba su sangre con alcohol mientras contaba historias a las personas que iban allí a divertirse:—"Erase una vez, una manada poderosa de licántropos. Esta manada era llamada Luna dorada y estaba representada por el oro y la plata. El alfa tenía un hijo que había nacido con el don de ser soberano y el poder del oro y la plata en su sangre.Tener el don del oro y la plata lo hacía más poderoso que a los demás lobos y, gracias a la energía que él desprendía, aquella manada era rica en recursos y su tierra producía los mejores frutos de todo el mundo.Un día, una bruja poderosa encontró la manera de burlar la protección por medio de unas joyas que le daban dicho poder, así que llegó a aquella manada atraída por la energía que el cachorro desprendía e hizo un hechizo para ocultar su verdadera identidad.Vivió allí haciéndose pasar por un licántropo y de esa manera poder aparearse con el alfa, ya que busca
Miro a Loni con ganas de asesinarlo y me cruzo de brazos.—No vuelvas a tocarme —le advierto mientras le apunto con el dedo—. Yo no soy una de tus zorras.—¿Te vas a hacer la puritana ahora? ¿A qué viniste entonces? —Me acorrala contra la pared.Este idiota me había invitado a una cena bajo la luna; sin embargo, me trajo a su pieza para follar. Cretino, infeliz, desgraciado…—Idiota, vine porque me invitaste a cenar, pero lo que no mencionaste es que la cena se trataba de tu pene. Imbécil. Yo mejor me voy, al final, todos tuvieron razón en cuanto a ti y a tus intenciones.—Me diste la oportunidad para ser algo más que un maldito amigo. ¿Ahora me sales con esta basura? ¿Qué crees que hacen las parejas? ¿Jugar a las escondidas? No, Gia, las parejas cogen y nosotros no seremos la excepción.—¡Yo no soy tu pareja! —Lo empujo para recuperar el espacio que él está invadiendo.—Ya estoy harto de las tontas como tú. Todo es por culpa del idiota de Gael, ¿cierto? No puedo creer cómo es que la
¿Es posible ser más feliz? No lo creo…Gael, quien siempre me ha rechazado, me ha dicho que me ama y me está besando en este momento. Este beso, a diferencia de los otros, expresa muchas emociones.Sus labios hambrientos y necesitados chupan los míos como si con estos pudieran saciarse, al mismo tiempo en que su lengua los lame y sus dientes se aferran con deliciosas y leves mordidas, que me erizan todos los vellos del cuerpo.Siento que tiemblo como gelatina, desde el instante en que sus manos fuertes y grandes viajan a través de mi cuerpo de una manera tan atrevida, que me siento expuesta y un poco temerosa.Es decir, se trata de Gael. Él es un lobo fiero, corpulento y de gran fuerza, a eso se le suma su porte reservado y lleno de misterio, y esa belleza exótica que lo diferencia de los demás y lo hace resaltar. Él, el dueño de mis más oscuras fantasías, pero también quien tiene mi corazón en sus manos y a quien pertenecen todos mis suspiros. Tenerlo tan pegado a mi cuerpo, gruñend
Escondo mi olor y camino a hurtadillas en dirección a la habitación de Gael. El hecho de que no podamos tener sexo no significa que no durmamos juntos. Con el corazón latiéndome muy rápido doy toquecitos leves en la puerta, hasta que un soñoliento Gael me abre.De inmediato, los nervios me atacan y la garganta se me reseca. Todavía se me hace irreal que él sea mi pareja y que haya reconocido que somos mates.—¿No puedes dormir? —inquiere él con tono divertido mientras se amarra el cabello desarreglado en una coleta baja.Me quedo alelada mirando los músculos que se dibujan en su camiseta sin manga, que se pega a su cuerpo como segunda piel. Gael es tan hermoso que hasta en ropa de dormir luce sexi.Entro con pasos tímidos, puesto que hace mucho tiempo perdimos la costumbre de dormir juntos, entonces Gael asegura la puerta y se me coloca al frente.—¿Te desperté, amor? —le acaricio la mejilla mientras le busco la mirada que me deleita.Él frota su rostro en mi mano y de repente me toma
Estoy confundida, pasmada y desorbitada. ¿Ayudarla a conseguir el tesoro? Observo al hada, que según ella se llama Flora, con incredulidad y escepticismo.—¿A qué te refieres con el tal tesoro? —inquiero, después de un largo rato de mutismo. Flora va a hablar, pero se detiene cuando se escuchan pasos; entonces, de un momento a otro, ya no se encuentra frente a mí. ¡Ha desaparecido! ¿Cómo rayo pudo hacer eso?—¿Estás bien? —peguntan mis amigos al unísono y con cara de espanto.—Sí, estoy bien.—¿Por qué desapareciste así de repente? —interpela Jill.—Porque necesitaba respirar aire fresco y silencio. Ustedes dos se han vuelto insoportables.—El único que se ha vuelto insoportable es este idiota. ¡Me asfixia! No se quiere apartar de mí y me cela hasta con mi hermano. ¿Puedes creerlo? ¡Mi hermano!—¿Ustedes ya se hicieron novios? —pregunto con indignación. No puedo creer que dieran ese paso tan importante y no me hayan dicho.«No tienes moral para indignarte», me recuerda la conciencia.
Me despierto con un dolor de cabeza horrible y con náuseas. ¿Por qué todo está oscuro? ¿Ya ha anochecido? Me levanto de a poco porque el malestar es insoportable y enciendo la luz; al mirarme en el espejo, no sé si llorar o reír ante mi aspecto desaliñado y mis ojos hinchados y rojos. ¡Me veo tan fea!Un suspiro y nuevas lágrimas me mojan las mejillas; no, no debo llorar más o me estallarán los ojos. Me las limpio con rudeza y me dirijo al baño. Con todo y ropa me pongo debajo de la ducha, una vez la abro, y de inmediato el agua recorre mi piel y los recuerdos me visitan cual torturador.Gael...¿Por qué?Ya estoy cansada, no sé si valga la pena luchar por un amor no correspondido. No entiendo la razón de decirme que me ama cuando no es así; él ni siquiera me defendió, dejó que papá me humillara delante de todos.«Él estaba con ella».Ese infeliz de seguro se la volvió a coger en el río. Imbécil, mentiroso, desgraciado.He vuelto a llorar en el baño, acción que ha empeorado el estado
Gael y yo nos hemos sumido en un incómodo silencio cargado de resentimiento y tensión. Por más que trato de entenderlo, no puedo asimilar ni aceptar su argumento. —No debí decirte nada de esto ni proponerte que seamos novios. Estoy incumpliendo mi promesa y poniéndote en peligro —suelta de repente, lacerando mi corazón en el acto. —Sabía que te ibas a arrepentir; después de todo, es difícil deshacerte de tu puta. No tienes que inventarte toda esta ridiculez para alejarte de mí, Gael. Lo haré por mi cuenta. Eres libre de seguir follando con Lía. Me levanto de sus piernas cabreada, esto es inaudito. Gael se hubiera evitado toda esta estupidez si no me hubiera propuesto que seamos novios. ¿Para qué lo hizo? —Gia, espera... —Me sostiene del brazo, otra vez—. Terminé lo que tenía con Lía. Ella no me interesa, solo tengo ojos para ti. —Él me acaricia el cabello con manos temblorosas. —Gael, te estás contradiciendo. ¿No me acabas de decir que te arrepientes de haberme pedido que fuera tu