¿Es posible ser más feliz? No lo creo…Gael, quien siempre me ha rechazado, me ha dicho que me ama y me está besando en este momento. Este beso, a diferencia de los otros, expresa muchas emociones.Sus labios hambrientos y necesitados chupan los míos como si con estos pudieran saciarse, al mismo tiempo en que su lengua los lame y sus dientes se aferran con deliciosas y leves mordidas, que me erizan todos los vellos del cuerpo.Siento que tiemblo como gelatina, desde el instante en que sus manos fuertes y grandes viajan a través de mi cuerpo de una manera tan atrevida, que me siento expuesta y un poco temerosa.Es decir, se trata de Gael. Él es un lobo fiero, corpulento y de gran fuerza, a eso se le suma su porte reservado y lleno de misterio, y esa belleza exótica que lo diferencia de los demás y lo hace resaltar. Él, el dueño de mis más oscuras fantasías, pero también quien tiene mi corazón en sus manos y a quien pertenecen todos mis suspiros. Tenerlo tan pegado a mi cuerpo, gruñend
Escondo mi olor y camino a hurtadillas en dirección a la habitación de Gael. El hecho de que no podamos tener sexo no significa que no durmamos juntos. Con el corazón latiéndome muy rápido doy toquecitos leves en la puerta, hasta que un soñoliento Gael me abre.De inmediato, los nervios me atacan y la garganta se me reseca. Todavía se me hace irreal que él sea mi pareja y que haya reconocido que somos mates.—¿No puedes dormir? —inquiere él con tono divertido mientras se amarra el cabello desarreglado en una coleta baja.Me quedo alelada mirando los músculos que se dibujan en su camiseta sin manga, que se pega a su cuerpo como segunda piel. Gael es tan hermoso que hasta en ropa de dormir luce sexi.Entro con pasos tímidos, puesto que hace mucho tiempo perdimos la costumbre de dormir juntos, entonces Gael asegura la puerta y se me coloca al frente.—¿Te desperté, amor? —le acaricio la mejilla mientras le busco la mirada que me deleita.Él frota su rostro en mi mano y de repente me toma
Estoy confundida, pasmada y desorbitada. ¿Ayudarla a conseguir el tesoro? Observo al hada, que según ella se llama Flora, con incredulidad y escepticismo.—¿A qué te refieres con el tal tesoro? —inquiero, después de un largo rato de mutismo. Flora va a hablar, pero se detiene cuando se escuchan pasos; entonces, de un momento a otro, ya no se encuentra frente a mí. ¡Ha desaparecido! ¿Cómo rayo pudo hacer eso?—¿Estás bien? —peguntan mis amigos al unísono y con cara de espanto.—Sí, estoy bien.—¿Por qué desapareciste así de repente? —interpela Jill.—Porque necesitaba respirar aire fresco y silencio. Ustedes dos se han vuelto insoportables.—El único que se ha vuelto insoportable es este idiota. ¡Me asfixia! No se quiere apartar de mí y me cela hasta con mi hermano. ¿Puedes creerlo? ¡Mi hermano!—¿Ustedes ya se hicieron novios? —pregunto con indignación. No puedo creer que dieran ese paso tan importante y no me hayan dicho.«No tienes moral para indignarte», me recuerda la conciencia.
Me despierto con un dolor de cabeza horrible y con náuseas. ¿Por qué todo está oscuro? ¿Ya ha anochecido? Me levanto de a poco porque el malestar es insoportable y enciendo la luz; al mirarme en el espejo, no sé si llorar o reír ante mi aspecto desaliñado y mis ojos hinchados y rojos. ¡Me veo tan fea!Un suspiro y nuevas lágrimas me mojan las mejillas; no, no debo llorar más o me estallarán los ojos. Me las limpio con rudeza y me dirijo al baño. Con todo y ropa me pongo debajo de la ducha, una vez la abro, y de inmediato el agua recorre mi piel y los recuerdos me visitan cual torturador.Gael...¿Por qué?Ya estoy cansada, no sé si valga la pena luchar por un amor no correspondido. No entiendo la razón de decirme que me ama cuando no es así; él ni siquiera me defendió, dejó que papá me humillara delante de todos.«Él estaba con ella».Ese infeliz de seguro se la volvió a coger en el río. Imbécil, mentiroso, desgraciado.He vuelto a llorar en el baño, acción que ha empeorado el estado
Gael y yo nos hemos sumido en un incómodo silencio cargado de resentimiento y tensión. Por más que trato de entenderlo, no puedo asimilar ni aceptar su argumento. —No debí decirte nada de esto ni proponerte que seamos novios. Estoy incumpliendo mi promesa y poniéndote en peligro —suelta de repente, lacerando mi corazón en el acto. —Sabía que te ibas a arrepentir; después de todo, es difícil deshacerte de tu puta. No tienes que inventarte toda esta ridiculez para alejarte de mí, Gael. Lo haré por mi cuenta. Eres libre de seguir follando con Lía. Me levanto de sus piernas cabreada, esto es inaudito. Gael se hubiera evitado toda esta estupidez si no me hubiera propuesto que seamos novios. ¿Para qué lo hizo? —Gia, espera... —Me sostiene del brazo, otra vez—. Terminé lo que tenía con Lía. Ella no me interesa, solo tengo ojos para ti. —Él me acaricia el cabello con manos temblorosas. —Gael, te estás contradiciendo. ¿No me acabas de decir que te arrepientes de haberme pedido que fuera tu
GiaUn beso tras otro...Sus labios carnosos aprietan los míos con hambre y deseo, con mucho amor. El sonido que hacen nuestras bocas al fusionarse se une al canto de los grillos, que son los únicos testigos de cuánto nos amamos, de lo mucho que necesitamos esta intimidad.—Gael...—Dime, amor...—Te amo...—Yo también te amo. —Gael me abraza con fuerza, como si temiera que yo le fuera arrebatada.Ambos estamos conscientes de que debemos regresar, pero ninguno dice nada ni mueve un músculo. No queremos irnos, no queremos afrontar nuestra realidad, como tampoco tener que fingir indiferencia delante de los demás.—Tengo tantas ganas de irme lejos contigo —suelto de repente. Gael y yo nos recostamos en el angosto lugar y nos acomodamos como podemos, entonces descanso mi cabeza en su clavícula mientras él me acaricia el cabello.—Yo también... ¿Te imaginas tú y yo viajando por diferentes lugares?—Sería muy divertido. Luego regresar a nuestra casa, preparar comida y hacer el amor... —De i
"Acaba con él. Ella es nuestra mate".Sudores fríos me recorren el cuerpo y tengo que apretar los puños para controlar los temblores que me corroen. Los latidos de mi corazón son tan fuertes, que retumban de forma dolorosa en mi pecho y me llevan al límite de los nervios.«Debo controlarme».—Gael, ¿estás bien? —La voz del alfa Leoncio me tortura de forma fastidiosa.«Debo calmarme, debo calmarme».—Gael —me llama el alfa Mateus, quien por el tono de su voz luce preocupado, pero puedo percibir cierto reclamo en su llamado.¿Por qué el alfa me hace esto si me considera como a un hijo? ¿Era necesario traerme aquí para recibir esta noticia de golpe? Controlo las lágrimas que se me han acumulado en los ojos y trato de recuperar la compostura.Con respiraciones profundas me incorporo, ni siquiera había notado que me había encorvado.—Disculpen... —Miro a todos con expresión abochornada—. No me siento bien hoy.—Tal vez debes regresar a casa a descansar —sugiere el alfa rubio. No, no me iré
GiaVer a Gael entrar por esa puerta me llena de una emoción indescriptible. No sabía que lo había extrañado tanto hasta este momento, donde volver a verlo me pone tan feliz y traviesa, como si fuera una chiquilla. Mas hay algo en su ser que me inquieta, es como si él estuviera sufriendo.En todo el día traté de conectar con su esencia, pero él me bloqueo; supongo que lo hizo adrede para que no pudiera sentir su malestar.—Mi amor... —Gael me carga con ansias y desesperación, y una mirada aterrorizada que me pone alerta.—¿Estás bien? —pregunto con la voz en un hilo, su aspecto me preocupa.—Te amo, Gia. —Me besa.Su beso es tan tierno y tan suave que me toca el alma. Caemos en la cama sin dejar de besarnos y Gael se acomoda para no aplastarme, luego me mira con ojos cristalizados y angustia. ¿Qué le pasó en ese viaje? Él estaba bien antes de irse.—Gael, ¿sucedió algo? —Niega con la cabeza, pero su acción es opuesta a sus gestos.—Gia, te prometo que haré hasta lo imposible para solu