¿será que coronó Lauren? esto se pone bueno, atentas mis corazones de melcocha.
No podía considerar estar embarazada de Lauren, él era inofensivo… Eso había dicho, ¿y si no lo era?, es decir, había tenido amoríos con muchas mujeres, pero ninguna había quedado embarazada, eso era raro. Ahora tenía sueño, mucho sueño, se recostó en la cama y se durmió de largo, cuando despertó eran cerca de las ocho de la noche. ¡Bruno! Se levantó presta y al bajar su hijo estaba en la cocina practicando decoración con la manga y Lauren le enseñaba: —Casi lo tienes. —Es difícil. —Solo debes apretar con una pequeña fuerza…—alzó la mirada y la vio—cariño, ¿te sientes bien? Ella se tensó y le preguntó: —¿Por qué preguntas eso? Lauren entonces le comentó lo que su madre le había dicho: —Mi madre me dijo que estabas un poco deprimida porque has subido de peso. Ella se quedó en el aire sin entender hasta que su mente proceso lo escuchado. —Ah… Eso, lo cierto es que tu comida me está engordando, cocinas muy bien Lauren, pero si sigo comiendo así el día de la boda no entraré en el
Veía su piel más suave, decían que el chocolate era bueno para la piel y se decía de tratamientos con base en ellos para mejorar la suavidad de la piel, después de la terapia dada por Lauren se dio cuenta de que era cierto su piel lucía hermosa. Si eso le esperaba junto a ese hombre, sería una diosa a su lado, Lauren revisaba su móvil y le dijo: —Te veías hermosa con tu corona—entonces comentó—¿tienes todavía esa corona? —La tengo guardada en un casillero. —Tienes que traerla, quiero verte sin ropa y con la corona puesta. ¡Qué! Estaba elaborando una fantasía sexual basándose en ella. —¿Bromeas? —¿Qué te hace pensar que bromeo? Ella intentó salvar un poco su imagen: —Soy una madre de familia. —Eres una mujer apasionada, madre de un precioso niño por cosas de la vida, lo cierto es que ni manejar sabes. —Tú dañaste mi auto a propósito. —Y tú me lanzaste a la policía, estamos a mano. Ella meditó: nunca estaremos a mano, yo te llevo ganando un hijo. Entonces le confesó: —Pensé
Lauren odiaba los hospitales; sin embargo, sentía que pasaba más tiempo allí que en otro lado, además sentía que los hospitales eran parte de etapas de su vida. Además, era tedioso estar recostado sin hacer nada, una enfermera hermosa, pero lo que se dice bella entró: —¿Lauren Montessori? —Ajá. —Eres mi paciente especial. La mujer encendió el móvil y una música de discoteca comenzó a escucharse potente, inició un show sensual y atrevido ante sus ojos; se movía como diosa y él asustado mirando a todos lados, esa mujer era una stripeer, estaba en problemas, se acercaba insinuante y se subió a su cama e hizo movimientos sobre él que observaba la destreza de la bella dama que hacía de todo para agradarle. El doctor entró a revisarlo y vio a la mujer moviéndose frenética sobre el paciente y entonces se arrancó de un tirón el vestido quedando en un pequeño sostén que luchaba contra la gravedad por contener sus enormes pechos, el médico miraba con la boca abierta estudiando la anatomía
Lauren intentaba asimilar lo escuchado, el doctor le explicó entonces: —El tiempo es el mejor aliado en casos como el suyo. —Espere, eso me pone capaz de engendrar, ¿verdad? —Es muy posible, yo diría que si insiste lo puede lograr. Estaba en problemas, si podía hacer eso entonces Dafne podía estar preñada, entonces esos síntomas eran los de un embarazo. Cuando salió rumbo a casa, pensaba en que no estaba listo para algo como eso, es decir, una cosa era ser el padre adoptivo de alguien y otra muy distinta el padre de alguien. Dafne lo mataría, escupiría en su tumba. Cuando llegó Dafne estaba con una nueva sartén en la mano y él la vio sorprendido: —Lo conseguí, me costó, pero aquí tienes tu sartén nueva. —Vaya… No imagino lo que hiciste para conseguirla, son de colección. —Costó lo suyo, casi se va la colegiatura de mi hijo, pero la tengo. Él sonrió y le preguntó: —¿Todo bien? —Todo. No quería abordar el tema, pero necesitaba saber: —Es que me quedé bastante preocupado con
—Llévala al hospital—dijo Florentino entregándosela a Jean Carlo—mi gente sigue al auto y yo iré con Lauren. Jean Carlo la llevó al auto, ella se quejaba y repetía el nombre de su hijo. Ordenó que le dieran la ubicación por el GPS y él le dio un arma. —Úsala con sabiduría. Lauren se subió a su auto y le dio a toda velocidad, nadie le quitaría nada, su corazón estaba acelerado, sintió una furia inusitada y tocó el arma, estaba listo para cualquier cosa y si era de pelear lo haría. Bruno lloraba alterado, tenía mucho miedo y ese hombre parecía de hielo. —Mamacita… Mamacita… —Tu mamacita ya es historia, imbécil Le pegó con la cacha del arma, el niño grito del dolor, mientras la sangre manaba de la herida. Uno de sus hombres le anunció: —Llegamos al aeropuerto. —Bien… pronto todo esto terminará. Bruno se cogía la cabeza y la sangre manaba de la herida y el sujeto le dijo: —Voy a venderte por un buen precio. Lo agarró y lo sacó a rastras, el niño gritaba: —¡Mamacita, mamacita,
Lauren salía del consultorio con el brazo vendado y las manos también, vio a Florentino hablando con la policía y supuso que rindiendo declaraciones sobre lo pasado, su padre llegó en esos momentos: —Mio figlio, benedetto tra i viventi. (hijo mío, bendito entre los vivientes) —Padre, ¿cómo está Bruno? Su padre le refirió: —Está bien, asustado, un poco golpeado, pero bien. —¿Quién era ese tipo? —No lo sé, lo tomaron preso, nos dirán después. Entonces dijo nervioso: —Necesito ver a Bruno. Florentino se les acercó: —Di declaración sobre el asunto, no los molestarán con preguntas necias. Entonces Lauren estalló: —¿Qué hacía usted por esos lares? Florentino mirando al piso para no notar nada comentó: —Ah, eso… Vi a la joven en apuro y la ayudé como cualquier caballero lo haría, solo eso. Lauren no entendía nada y tampoco deseaba ahondar en ese tema, solo deseaba saber de Dafne y de Bruno. Fue a ver a Bruno, tenía la cabecita vendada y estaba lloroso, al verlo, el niño gritó
Lauren daba vueltas por la habitación molesto y Dafne no entendía su “molestia” —Sé que me equivoqué y que te lo oculté. —¡Pude haberlo perdido!—gritó de pronto. Ella se recostó todo, comenzó a darle vueltas, entonces sintió un tirón en el estómago y salió corriendo al baño a vomitar. Sus piernas no las sostuvieron y cayó de rodillas, Lauren fue donde ella y la vio vomitando, el dolor que experimentaba hacía tensar su herida y él la ayudó a levantarse. —Calma, todo va a estar bien… La llevó a la cama y la recostó, Bruno entró con su cabeza vendada y una gran sonrisa: —Mamacita—se detuvo al verla pálida—¿Qué tiene? —Es el embarazo, pero no te preocupes, ella estará bien. El niño se acercó y se recostó en el regazo de su mamá: —Me duele la cabeza… —Hijo… —¿Quieres que te dé una pastilla para el dolor? —Sí, por favor. Se lo llevó cargado y le dio la medicina y lo recostó en la cama: —Debes descansar. Los perros entraron y se subieron con él a la cama. —Ellos te cuidarán.
Lauren recibía una llamada de la policía diciéndole que Judd había sido asesinado, eso lo impresionó mucho, no le iba a decir a Dafne que descansaba en esos momentos en el jardín y a la que le había preparado un postre de gelatina: —Toma, cariño. —¡Qué rico! Hace tiempo que no como uno de estos. —Solo deseo consentirte, cariño. Bruno jugaba ruidosamente con los perros y ella le dijo: —Debes decirle que baje dos rayas a su ruido. Él miró al niño contento, parecía haber superado todo ese cruel episodio y le dijo a la joven: —A mí no me molesta. —Pero a mí sí… —¡Qué pena! Ella lo miró venenosa y él le hizo una mueca, Bruno se acercó: —Mamacita, dame un poquito. —Claro mi amor… Lauren entonces le dijo a la joven: —¿No le ibas a decir algo? El niño la miró intrigado: —Nada mi amor, que te adoro. El niño corrió a seguir jugando y Lauren se le reía por poco carácter que mantenía, quería que él fuera el malo y no le iba a permitir eso. Bruno recibía una alerta de internet y v