¡Se llevaron a Bruno!, ¿lograrán salvarlo?, ¿cómo reaccionará Lauren ante este hecho? ¿Dafne estará o no estará embarazada?
—Llévala al hospital—dijo Florentino entregándosela a Jean Carlo—mi gente sigue al auto y yo iré con Lauren. Jean Carlo la llevó al auto, ella se quejaba y repetía el nombre de su hijo. Ordenó que le dieran la ubicación por el GPS y él le dio un arma. —Úsala con sabiduría. Lauren se subió a su auto y le dio a toda velocidad, nadie le quitaría nada, su corazón estaba acelerado, sintió una furia inusitada y tocó el arma, estaba listo para cualquier cosa y si era de pelear lo haría. Bruno lloraba alterado, tenía mucho miedo y ese hombre parecía de hielo. —Mamacita… Mamacita… —Tu mamacita ya es historia, imbécil Le pegó con la cacha del arma, el niño grito del dolor, mientras la sangre manaba de la herida. Uno de sus hombres le anunció: —Llegamos al aeropuerto. —Bien… pronto todo esto terminará. Bruno se cogía la cabeza y la sangre manaba de la herida y el sujeto le dijo: —Voy a venderte por un buen precio. Lo agarró y lo sacó a rastras, el niño gritaba: —¡Mamacita, mamacita,
Lauren salía del consultorio con el brazo vendado y las manos también, vio a Florentino hablando con la policía y supuso que rindiendo declaraciones sobre lo pasado, su padre llegó en esos momentos: —Mio figlio, benedetto tra i viventi. (hijo mío, bendito entre los vivientes) —Padre, ¿cómo está Bruno? Su padre le refirió: —Está bien, asustado, un poco golpeado, pero bien. —¿Quién era ese tipo? —No lo sé, lo tomaron preso, nos dirán después. Entonces dijo nervioso: —Necesito ver a Bruno. Florentino se les acercó: —Di declaración sobre el asunto, no los molestarán con preguntas necias. Entonces Lauren estalló: —¿Qué hacía usted por esos lares? Florentino mirando al piso para no notar nada comentó: —Ah, eso… Vi a la joven en apuro y la ayudé como cualquier caballero lo haría, solo eso. Lauren no entendía nada y tampoco deseaba ahondar en ese tema, solo deseaba saber de Dafne y de Bruno. Fue a ver a Bruno, tenía la cabecita vendada y estaba lloroso, al verlo, el niño gritó
Lauren daba vueltas por la habitación molesto y Dafne no entendía su “molestia” —Sé que me equivoqué y que te lo oculté. —¡Pude haberlo perdido!—gritó de pronto. Ella se recostó todo, comenzó a darle vueltas, entonces sintió un tirón en el estómago y salió corriendo al baño a vomitar. Sus piernas no las sostuvieron y cayó de rodillas, Lauren fue donde ella y la vio vomitando, el dolor que experimentaba hacía tensar su herida y él la ayudó a levantarse. —Calma, todo va a estar bien… La llevó a la cama y la recostó, Bruno entró con su cabeza vendada y una gran sonrisa: —Mamacita—se detuvo al verla pálida—¿Qué tiene? —Es el embarazo, pero no te preocupes, ella estará bien. El niño se acercó y se recostó en el regazo de su mamá: —Me duele la cabeza… —Hijo… —¿Quieres que te dé una pastilla para el dolor? —Sí, por favor. Se lo llevó cargado y le dio la medicina y lo recostó en la cama: —Debes descansar. Los perros entraron y se subieron con él a la cama. —Ellos te cuidarán.
Lauren recibía una llamada de la policía diciéndole que Judd había sido asesinado, eso lo impresionó mucho, no le iba a decir a Dafne que descansaba en esos momentos en el jardín y a la que le había preparado un postre de gelatina: —Toma, cariño. —¡Qué rico! Hace tiempo que no como uno de estos. —Solo deseo consentirte, cariño. Bruno jugaba ruidosamente con los perros y ella le dijo: —Debes decirle que baje dos rayas a su ruido. Él miró al niño contento, parecía haber superado todo ese cruel episodio y le dijo a la joven: —A mí no me molesta. —Pero a mí sí… —¡Qué pena! Ella lo miró venenosa y él le hizo una mueca, Bruno se acercó: —Mamacita, dame un poquito. —Claro mi amor… Lauren entonces le dijo a la joven: —¿No le ibas a decir algo? El niño la miró intrigado: —Nada mi amor, que te adoro. El niño corrió a seguir jugando y Lauren se le reía por poco carácter que mantenía, quería que él fuera el malo y no le iba a permitir eso. Bruno recibía una alerta de internet y v
Lauren tenía entre sus manos el portafolio y el fotógrafo comentaba satisfecho: —Es una bella mujer, sin duda arrasará en el certamen. —Bien, ¿puede avalar esto? —Claro que sí, reconozco cuando encuentro un talento, ella lo tiene. —Claro que ella lo tiene, es hermosa tal como es. Entonces el fotógrafo le comentó: —Es un concurso para madres, modelos, mujeres bien cuidadas y su esposa es una bella mujer, de seguro pasará la prueba y más cuando sepan que ella va a ser una mamá, una bella mamá. —Ajá… soy un tipo con suerte, inscríbala. Dafne se veía su pequeña pancita mientras regaba las plantas, estaba muy relajada, sin tener que pensar en cuentas y gastos, tampoco en cocina… Ya que Lauren cocinaba divino y no la dejaba entrar a la cocina, pero cuando él no estaba podía hacer lo que deseaba, así que entró a tomar unas frutas y decía: —Lauren, estoy pisando tu cocina y me voy a preparar algo—tomaba un plato—tu plato caro está en mis manos… Tu precioso cuchillo está en mi poder…
Elisa pasó hablando de Dafne durante el camino: —¿Viste su barriga?, no es muy grande y es pareja, ¿viste a su marido? Tiene músculos, nada de grasa y sabe cocinar… —Se ve buen tipo. Diego no entendía, no solo era el tipo, era todo, atlético, interesante y con escándalos. Veía los últimos en los que había estado metido, una ex le había disparado y la novia a su lado… Pensó: El dinero puede hacer cualquier cosa. Buscó la boda y vio fotos del lugar y una reseña: Lamentablemente, la boda Montessori—Daniels, no pudo realizarse por motivos de un incidente inesperado. Continuó la búsqueda y vio fotos de la bella novia con el vestido ensangrentado y la reseña de los diarios cubriendo el evento del rapto de la novia y de su hijo… —¡No puedo creer esto!—gritó de pronto. Diego la miró sorprendido y ella le mostró: —Mira lo que le pasó a esa mujer… Él leía y se quedó sorprendido: —¿La raptaron el día de su boda? —No solo eso, mira… Dicen que ella mató en defensa propia…—entonces pensó—¿
Lauren quería hacer de aquel momento algo especial. Esa mañana se dio cuenta de que su esposa regaba las plantas interiores y usaba el anillo de plástico que le había dado a modo de broma. Esa mujer podía desquiciarlo, ahora tenía una tarea: escoger el anillo correcto, hacer la escena inolvidable. Ya en su oficina pensaba en la forma en que había ingresado en su vida, Dafne, por medio de un accidente del tránsito, era una loca en el volante, no era buena cocinera, pero era linda… Y le disculpaba todo, pero se dio cuenta de que estaba amando a esa mujer. Ella era especial, su tenacidad, su dulzura y cuidado con su hijo, su carácter ante la adversidad, eran digno de admirar. Revisó su medalla de Montessori, ella la había tenido durante esos años, la muy tonta, ni siquiera pudo buscarlo por la cadena… Y todavía conservaba la rosa que le había dado en esa noche, era una romántica tonta, la estaba amando y ahora tendría que hacer algo glorioso para ella. Dolce le indicó una joyería en do
Elisa veía el evento y maldecía a los cuatro vientos porque su rival aumentaba en like: —¡Esto no puede ser! Diego veía en su móvil y tarareaba la canción de la película: —Deja de cantar esa pendejada… Estamos perdiendo. —Querida, no importa ganar o perder, sino participar. —¡Qué m****a es esa!—dijo enojada—ganar lo es todo, nunca me apunto para perder y esa tampoco… —Terroncito, ella tuvo su momento, pronto llegará el tuyo. Ella se comenzó a golpear los muslos y a gritar: —¡Quiero ganar! ¡Quiero ganar! Su marido la detuvo y la agarró, entonces la zarandeó: —Tonta le puedes hacer daño al bebe. —Quiero ganar…—sollozaba—hazme ganar, usa tu chequera, paga, pero hazme ganar. Él respiró hondo y le respondió: —Está bien, si eso te hace feliz terroncito lo haré. Ella se calmó, era una mujer muy rara, esa Elisa. Otra envidiosa Celia miraba la pedida de mano y sintió tal rabia: ¿Qué tenía esa tonta mujer que ella no tenía? A Lauren y su pasión, no entendía que le vio a ella y ah