Bien dice ese dicho caras vemos corazones no sabemos... Esa Elisa es una víbora y ese Diego no me da buena espina, veremos lo que pasa.
Lauren quería hacer de aquel momento algo especial. Esa mañana se dio cuenta de que su esposa regaba las plantas interiores y usaba el anillo de plástico que le había dado a modo de broma. Esa mujer podía desquiciarlo, ahora tenía una tarea: escoger el anillo correcto, hacer la escena inolvidable. Ya en su oficina pensaba en la forma en que había ingresado en su vida, Dafne, por medio de un accidente del tránsito, era una loca en el volante, no era buena cocinera, pero era linda… Y le disculpaba todo, pero se dio cuenta de que estaba amando a esa mujer. Ella era especial, su tenacidad, su dulzura y cuidado con su hijo, su carácter ante la adversidad, eran digno de admirar. Revisó su medalla de Montessori, ella la había tenido durante esos años, la muy tonta, ni siquiera pudo buscarlo por la cadena… Y todavía conservaba la rosa que le había dado en esa noche, era una romántica tonta, la estaba amando y ahora tendría que hacer algo glorioso para ella. Dolce le indicó una joyería en do
Elisa veía el evento y maldecía a los cuatro vientos porque su rival aumentaba en like: —¡Esto no puede ser! Diego veía en su móvil y tarareaba la canción de la película: —Deja de cantar esa pendejada… Estamos perdiendo. —Querida, no importa ganar o perder, sino participar. —¡Qué m****a es esa!—dijo enojada—ganar lo es todo, nunca me apunto para perder y esa tampoco… —Terroncito, ella tuvo su momento, pronto llegará el tuyo. Ella se comenzó a golpear los muslos y a gritar: —¡Quiero ganar! ¡Quiero ganar! Su marido la detuvo y la agarró, entonces la zarandeó: —Tonta le puedes hacer daño al bebe. —Quiero ganar…—sollozaba—hazme ganar, usa tu chequera, paga, pero hazme ganar. Él respiró hondo y le respondió: —Está bien, si eso te hace feliz terroncito lo haré. Ella se calmó, era una mujer muy rara, esa Elisa. Otra envidiosa Celia miraba la pedida de mano y sintió tal rabia: ¿Qué tenía esa tonta mujer que ella no tenía? A Lauren y su pasión, no entendía que le vio a ella y ah
Florentino miraba el papel tan sorprendido y le respondió a Dafne: —No envié eso. —Señor Rossi, estoy muy agradecida con usted por lo que hizo por mí y mi hijo y la ayuda prestada a Lauren, pero esto… —Yo no hice nada… Es más, voy a investigar todo esto. Celia pegada a la puerta intentaba escuchar, pero hablaban tan bajo que no tenía forma de poder saber lo que decían. Dafne entonces tomó como algo serio sus palabras: —Le creo, parece que alguien deseó hacer una mala broma, Lauren se molestó mucho con lo pasado. —Jamás les causaría una molestia… Esa barriga se ve bastante grande, ¿ya saben el sexo? —Niña, será una niña. Él sonrió conmovido y entonces ella le preguntó: —Es verdad lo que dice en ese papel. —Yo no dije nada… pero es cierto todo. Vio la sorpresa en la joven: —Cosas de la vida, soy el padre de Lauren. —¿Cómo puede estar tan seguro? —Hice la prueba de ADN, soy su padre y jamás le causaría un pesar. —Entonces hay alguien que no reflexiona como usted, y está di
Lauren no creía en cartas, mail o cosas parecida, él pensaba en otra cosa y lo que mejor se le daba es la comida, entonces reunió a su hijo y le dijo: —Necesito de tu ayuda. —Dime papito. —Quiero impresionar a tu abuela. Bruno arrugó el ceño y le preguntó: —¿A la abuela Julia? —Nop, a tu abuelita por parte de mamá. Eso era totalmente nuevo y el niño preguntó sorprendido: —¿Tengo una abuelita por parte de mi mamá? —Sí, tenemos que ir a verla y darle un presente. —¿Un presente? —Algo lindo—miró a su hijo tan bonito—así es, lo que sabemos hacer es cocinar. —Yo sé dibujar. —Puedes hacer un lindo dibujo de tu mamacita y de tu hermana. —De ti y de mí. —De todos, algo lindo. Entonces le advirtió: —Pero debemos guardar silencio, porque es una sorpresa para tu mamacita. —¿Una sorpresa? —Vamos hacer algo rico para tu abuelita y tu mamacita no va saberlo hasta después. Comenzaron a preparar un pastel, en esos casos un pastel que evocara lo más tierno y hermoso, Lauren diseñó u
Lauren se sentía decepcionado, nunca esperó la negativa de la madre de Dafne para estar junto a su hija, Bruno estaba triste. —Hijo, a veces se gana y otras se pierde. —Estaba seguro de que ella aceptaría, espero que le guste el dibujo que hice de nosotros. Besó la manita de su hijo, su inocencia era tan grande, pensar que con un dibujo podía conmoverla. Clare estaba enojada con su amiga y se lo dijo tirando unas telas: —Tienes una actitud de m****a, tu yerno apuesto y tu hermoso nieto vienen a verte e invitarte personalmente a la boda y tú como nada. —Eso no es como piensas… —Dafne lo consiguió, su sueño lo cumplió una miss, tiene un hijo, un marido de ensueño… ¿Eso no te conmueve? Silencio. Clare tomó el dibujo del niño y sonrió conmovida: —Mira, tu nieto te dejó esto. Se lo dejó en la máquina y ella miró el dibujo: en él se veía a una reina con un bebe con manta rosada, un chef, un chef pequeñito y la que era ella una anciana, ella no era una anciana, pero la incluían en e
Dafne vio a su madre junto a Lauren y Bruno, entonces reaccionó y gritó emocionada: —¡Mamá! Apuró el paso y al llegar abrazó a su madre con fuerza, todo era captado en vivo por Dulce. —Mamá, viniste…—sollozó. —Sí, hija vine, para verte triunfar con la mejor estrella de todas… Una familia. Dafne no daba crédito y miró a Lauren y le preguntó: —¿Tú la trajiste? —De hecho Bruno la convenció. Ella besó a su hijo con adoración e inició la boda tan hermosa, pudo decir con orgullo sus votos: —Prometo amarte en todo instante… Eres el hombre más tierno y fuerte, a tu lado sé que lo conseguiré todo… Te amo y te seré fiel. Lauren sonrió conmovido y le dijo tomando su mano y besándola con adoración: —Eres la reina que mi corazón eligió para siempre, te amo, has conseguido que te ame y transformar mi vida, me has dado dos hijos hermosos y sé que seremos felices juntos siempre, te amo Dafne. Se besaron largamente y todos aplaudían, entonces vino la celebración, Bruno le contaba la aventur
Lauren se quedó mirando al techo de la rabia que sentía sobre lo escuchado, esa Celia, era una bruja, mira qué decirle eso a él. Bufaba de molesto, porque eso significaba que toda su vida era una mentira y no lo concebía. Se sentó en la cama y tomó su tableta y comenzó a revisar la vida de su familia en Saluzzo y buscar entre la familia a Florentino y vio el comedor de su madre, un sitio bastante concurrido… De tanto buscar encontró una foto de su padre Jean Carlo y de él, eran primos y muy parecidos. —¿Qué cosa es esto? Siguió buscando y encontró una foto de él y su madre Julia, junto a su padre Jean Carlo, se los veía riendo. —Eran familia… Para ellos la familia era importante, casi sagrada y sus padres lo habían defraudado cuando se escaparon robando el libro de recetas. Era muy sórdido y flotaba en el aire, lo de la infidelidad de su madre, estaba mal. Como no podía dormir se levantó a preparar las sobras de la comida de bodas, era una tradición para ellos hacer brillar todo
—¡Qué m****a me dices! —Cálmate, para hablar civilizadamente. —¿Me hablas de civilización y me dices que no eres mi padre? Jean Carlo dejó la cesta y le comentó a su hijo: —No puedo tener hijos. La expresión de horror en Lauren era tal que Jean Carlo intentó tocarlo y lo apartó: —¡Qué m****a dices! —Son cosas complicadas… —Me estás matando con eso, ese sujeto, esa m****a, me dice que es mi padre y tú lo confirmas. —Lauren… Se agarraba los cabellos con furia, entonces le reprochó: —Todo fue mentira, nuestra vida es mentira, nuestras navidades… Nuestros momentos TODO ES MENTIRA. Jean Carlo entonces le respondió: —No Lauren todo eso fue verdad, padre no solo es el que engendra sino el que cría, yo soy tu padre porque te críe con todo el amor del mundo, nunca vi en ustedes al hijo de mi primo, sino a mis hijos. Lauren lloró con fuerza y su padre lo consoló: —Non rimpiago nulla. (No me arrepiento de nada) —Todo es una gran m****a… Cuando lo sepan todos… Livana cree en ti, G