En la boca de los niños no se quema nada, ya soltó la sopa... Este Bruno vende a la madre a pedazos, jajaa niños.
Lauren estaba sorprendido con lo que veía, la foto de la bella Miss Tropical de ese año era ella… Dafne Daniels, se veía deliciosa con ese vestido azul brillante dibujando su silueta seductoramente, la corona en su cabeza, parecía la diosa del placer coronada. Definitivamente, Dafne era bella, demasiado bella… Meneó la cabeza, debió terminar como modelo o presentadora de un canal de televisión, tal vez la chica sensual del clima: la imaginó con un traje de baño y diciendo… —La temperatura ha subido y estamos calientes. Sería un fan del clima desde ese momento. Entonces comenzó a preguntarse, ¿por qué no se lo había dicho? Él le hubiera hecho un casting en la entrevista de trabajo inmediatamente... Claro, ella lo arruinó creyéndose la mujer ruda con él. Ni lo mencionó en su hoja de vida, cosa rara… Miss Tropical, la chica más ardiente del momento, era su novia. Livana tenía que decir algo a sus padres y fue con su esposo a hablar con ellos que estaban en casa y no salían a ningún la
No le salían las palabras en ese momento, tal era su estado de impresión y Lauren se acercó a ella: —¿Te pasa algo? Ella negó con la cabeza y él le dijo: —Tenemos una conocida diseñadora italiana llamada Donatella Alessandro, ella te puede atender. Esa mujer era una de las diseñadoras top del momento. —¿Usaré vestido de novia? Él lo pensó y le respondió: —Claro, serás mi esposa, pero quiero un vestido muy sexi, mi reina. Ella entonces le preguntó: —¿Por qué me dices así? —Eres una reina, Miss Tropical, en verdad si Bruno no me lo hubiera dicho… Eres hermosa, en verdad mereces estar en una revista o en la televisión. Y pudo ser muchas cosas… —Eso ya fue… —¿Entonces lo dejaste todo por ser mamá? Incómoda le respondió: —Algo así. Lo miró, ¿no se acordaba de nada?, ¿para él fue una más? Tanto miedo que tuvo, ni siquiera se acordaba de ella. —Iré a la oficina… —Sí, debemos trabajar y encarar el daño que este escándalo ha hecho. Estaba decepcionada, muy apenada, se sentía
Cap. 21 El obsequio Dafne escuchaba todo lo que servirían el día de la boda, todo se escuchaba rico, pero de tanto escuchar sobre comida perdió el apetito. En la noche Bruno y Lauren habían cocinado para ella, le mostraron un pollo al vino, al verlo sintió asco y corrió a vomitar, eso preocupó a Lauren: —¿Te enfermaste? Ella meneó la cabeza y le dijo: —Hoy probamos muchas cosas en el restaurante, estoy hastiada de comida. —Entiendo, solo come un bocado para no hacer sentir mal a Bruno, por favor. Ella asintió y bajó, su hijo usaba un traje de mini chef. —¡Por Dios hijo! Te ves divino. —Quería sorprenderte, Lauren me tomó como su aprendiz, es un honor, según el tío Igor. Ella se acercó a ver la comida y con todo el esfuerzo del mundo probó un bocado y le gustó: —Exquisito. —Tu hijo y yo lo hicimos para ti. —Es todo un honor—sacó su móvil y le tomó una foto—mi gran chef. Las mejillas de Bruno estaban sonrosadas de la emoción, su madre estaba contenta y el niño le dijo a Lau
No podía considerar estar embarazada de Lauren, él era inofensivo… Eso había dicho, ¿y si no lo era?, es decir, había tenido amoríos con muchas mujeres, pero ninguna había quedado embarazada, eso era raro. Ahora tenía sueño, mucho sueño, se recostó en la cama y se durmió de largo, cuando despertó eran cerca de las ocho de la noche. ¡Bruno! Se levantó presta y al bajar su hijo estaba en la cocina practicando decoración con la manga y Lauren le enseñaba: —Casi lo tienes. —Es difícil. —Solo debes apretar con una pequeña fuerza…—alzó la mirada y la vio—cariño, ¿te sientes bien? Ella se tensó y le preguntó: —¿Por qué preguntas eso? Lauren entonces le comentó lo que su madre le había dicho: —Mi madre me dijo que estabas un poco deprimida porque has subido de peso. Ella se quedó en el aire sin entender hasta que su mente proceso lo escuchado. —Ah… Eso, lo cierto es que tu comida me está engordando, cocinas muy bien Lauren, pero si sigo comiendo así el día de la boda no entraré en el
Veía su piel más suave, decían que el chocolate era bueno para la piel y se decía de tratamientos con base en ellos para mejorar la suavidad de la piel, después de la terapia dada por Lauren se dio cuenta de que era cierto su piel lucía hermosa. Si eso le esperaba junto a ese hombre, sería una diosa a su lado, Lauren revisaba su móvil y le dijo: —Te veías hermosa con tu corona—entonces comentó—¿tienes todavía esa corona? —La tengo guardada en un casillero. —Tienes que traerla, quiero verte sin ropa y con la corona puesta. ¡Qué! Estaba elaborando una fantasía sexual basándose en ella. —¿Bromeas? —¿Qué te hace pensar que bromeo? Ella intentó salvar un poco su imagen: —Soy una madre de familia. —Eres una mujer apasionada, madre de un precioso niño por cosas de la vida, lo cierto es que ni manejar sabes. —Tú dañaste mi auto a propósito. —Y tú me lanzaste a la policía, estamos a mano. Ella meditó: nunca estaremos a mano, yo te llevo ganando un hijo. Entonces le confesó: —Pensé
Lauren odiaba los hospitales; sin embargo, sentía que pasaba más tiempo allí que en otro lado, además sentía que los hospitales eran parte de etapas de su vida. Además, era tedioso estar recostado sin hacer nada, una enfermera hermosa, pero lo que se dice bella entró: —¿Lauren Montessori? —Ajá. —Eres mi paciente especial. La mujer encendió el móvil y una música de discoteca comenzó a escucharse potente, inició un show sensual y atrevido ante sus ojos; se movía como diosa y él asustado mirando a todos lados, esa mujer era una stripeer, estaba en problemas, se acercaba insinuante y se subió a su cama e hizo movimientos sobre él que observaba la destreza de la bella dama que hacía de todo para agradarle. El doctor entró a revisarlo y vio a la mujer moviéndose frenética sobre el paciente y entonces se arrancó de un tirón el vestido quedando en un pequeño sostén que luchaba contra la gravedad por contener sus enormes pechos, el médico miraba con la boca abierta estudiando la anatomía
Lauren intentaba asimilar lo escuchado, el doctor le explicó entonces: —El tiempo es el mejor aliado en casos como el suyo. —Espere, eso me pone capaz de engendrar, ¿verdad? —Es muy posible, yo diría que si insiste lo puede lograr. Estaba en problemas, si podía hacer eso entonces Dafne podía estar preñada, entonces esos síntomas eran los de un embarazo. Cuando salió rumbo a casa, pensaba en que no estaba listo para algo como eso, es decir, una cosa era ser el padre adoptivo de alguien y otra muy distinta el padre de alguien. Dafne lo mataría, escupiría en su tumba. Cuando llegó Dafne estaba con una nueva sartén en la mano y él la vio sorprendido: —Lo conseguí, me costó, pero aquí tienes tu sartén nueva. —Vaya… No imagino lo que hiciste para conseguirla, son de colección. —Costó lo suyo, casi se va la colegiatura de mi hijo, pero la tengo. Él sonrió y le preguntó: —¿Todo bien? —Todo. No quería abordar el tema, pero necesitaba saber: —Es que me quedé bastante preocupado con
—Llévala al hospital—dijo Florentino entregándosela a Jean Carlo—mi gente sigue al auto y yo iré con Lauren. Jean Carlo la llevó al auto, ella se quejaba y repetía el nombre de su hijo. Ordenó que le dieran la ubicación por el GPS y él le dio un arma. —Úsala con sabiduría. Lauren se subió a su auto y le dio a toda velocidad, nadie le quitaría nada, su corazón estaba acelerado, sintió una furia inusitada y tocó el arma, estaba listo para cualquier cosa y si era de pelear lo haría. Bruno lloraba alterado, tenía mucho miedo y ese hombre parecía de hielo. —Mamacita… Mamacita… —Tu mamacita ya es historia, imbécil Le pegó con la cacha del arma, el niño grito del dolor, mientras la sangre manaba de la herida. Uno de sus hombres le anunció: —Llegamos al aeropuerto. —Bien… pronto todo esto terminará. Bruno se cogía la cabeza y la sangre manaba de la herida y el sujeto le dijo: —Voy a venderte por un buen precio. Lo agarró y lo sacó a rastras, el niño gritaba: —¡Mamacita, mamacita,