Melina yacía en la cama del hospital, exhausta y dolorida después de la cesárea de emergencia. Las lágrimas aún rodaban por sus mejillas, pensando en el hombre que amaba y que ya no estaba, así como en la pequeña hija que no conocería a su padre. Samuel y Ámbar, habían estado allí acompañándole, Pero tuvieron que marcharse por asuntos del fallecimiento de Aníbal y le destrozaba no poder levantarse de la cama e ir también a verlo... quería verlo, lo necesitaba... necesitaba convencerse de que aquello realmente estaba sucediendo. De repente, una enfermera se acercó con una sonrisa. — Melina, tu bebé está lista para que la veas— dijo con voz amable. Ella asintió, ansiosa por conocer a su hija, a pesar de estar terriblemente dolorida, necesitaba ver ansu pequeña. La enfermera la ayudó a bajar de la cama y sentarse en la silla de rueda, luego la llevó hasta la unidad de cuidados intensivos neonatales. Melina se detuvo frente a la encubadora, su corazón latiendo con emoción. Se q
Tres semanas, tres largas semanas habían transcurridos desde que Anibal había fallecido, el testamento del mismo tenía que haberse leído hacía mucho sin embargo la lectura no habia podido darse en vista de que Meina no podia asistir a la misma, su pequeña seguía en cuidados especiales.—Usted debe estar presente, señora— le aseguró el abogado.—No quiero ir allí, no me sentiría cómoda.—Si no lo hace por usted, debe hacerlo por su hija. Debe esta presente señora, es parte de la ultima voluntad de mi cliente y sin su presencia no puedo darle lectura al testamento.—¡Por Dios, que insistente es usted! — gimio frustrada— No me moveré a ingun lado hasta que mi hija este fuera de peligro, así que; o espera usted a que yo esté disponible o haga lo que quiera.Y así fue como pasaron tres largas semanas hasta que al fin Melina estuvo disponible dispuesta para asistir a aquel eveto. Melina bajo del taxi y suspiró al observar la enorme casa que se erigia frente a ella.—Bien, aquí vamos... tod
— ¿Hablar?, yo no quiero hablar contigo, ¡eres una descarada!— le dijo furiosa, pero controlada— No tengo nada que hablar con una mujer como tú , nada que hablar con la que fue la amante de mi marido. —Fui la mujer que amaba— le dijo Melina segura de si misma, le avergonzaba haber amado a un hombre que aun estaba casado, si, estaba moralmente mal, pero no se arrepetìa de haber amado a Anibal— Le pedí conversar a solas porque creo que nos debemos una conversación, usted y yo tenemos mucho de que hablar. —No pienso conversar contigo— dijo intentando abandonar la habitacion, pero fue la voz de Samuel la que la detuvo. —Madre creo que deberias darle una oportunidad a Melina— le dijo— no podran limar asperesas sino conversan. —¿Quieres que me siente hablar con esta mujer?— señaló a Melina sintiéndose completamente indignada y traicionada por su hijo. —¡Por supuesto que no!, ¡No tengo que limar asperesas con ella, no deseo hacerlo! —Yo sé que nunca habrá una buena relación entre
Los meses avanzaron lentamente y aunque nada había vuelto a ser como antes, las emociones parecían aplacarse poco a poco con el paso de los días, cinco meses eran mucho tiempo ó poco tiempo, todo dependía de la perspectiva con que le vieras.Ámbar se esforzaba mucho en el trabajo y estaba considerando la propuesta que Samuel le había hecho hacia un mes atrás.— Me gustaría que vinieras a trabajar conmigo a la empresa— le dijo mientras acariciaba a desnudez de su cuerpo, estrechado contra su propio cuerpo sudoroso que se reponía despues de una ardua jornada de pasión y placer. Ámbar levantó la mirada y la fijó en el su cabello despeinado, sus mejillas sonrojadas y sus ojos aun más claros por el brillo de la pasión.—¿Qué podría hacer yo en la empresa?—Trabajar en el área contable, por supuesto.—No lo sé, no quiero que piensen que me das el trabajo solo por ser tu mujer. —Claro que no, eres muy buena en lo que haces, de no ser así, no estarías en Marshall & Asociados.—Si, pero eso no
—Iré por las compras, Martina— le dijo Melina con voz tranquila— la niña está dormida.—Sabe bien que le encanta dormir después de su baño— sonrió la mujer— pierda cuidado, seguro que seguirá durmiendo cuando usted vuelva— Melina tambien sonrió.—Gracias, prometo no demorar. Melina se marchó de casa y Martina aseguró la puerta para luego ir y ocuparse de las cosas de la bebé. Ana estaba fuera alejada de la entrada del edificio, en su eterna tarea de vigilar a Melina, sonrió cuando la vió salir al volante de su hermoso auto color gris, ella no se percató de su presencia y Ana sonrió.—Es hora, Ana— escuchó que alguien le decía desde el asiento del copiloto.— ella no está, he facilitado tu trabajo.—Si, es hora— respondió asintiendo y disponiedose para bajar del auto.Martina estaba sumergida en sus responsabilidades organizando la ropita de la bebé cuando escuchó que tibraban en la puerta. Martina se giró observando a la pequeña dormir tranquilamente, el timbre retumbó nuevamente en e
Habían transcurrido ya más de veinticuatro horas y Melina no había tenido noticias de su hija, estaba perdiendo la cordura de a poco, y sentía que estaba llegado al límite, por otra parte, Ana estaba disfrutando imaginarse a Melina al borde de la locura, mientras la pequeña descansaba tranquilamente en la cama junto a ella. Así que tomó el telefono desechable que había comprado y colocó un pañuelo en él para realizar la llamada.En cuánto el telefono comenzó a timbrar Melina lo tomó con desesperación.—Hola...—Si quieres volver a ver a tu hija, espero que esta llamada no esté siedo rastreada, no quiero policias, ni terceros— el corazón de Melina se detuvo sintiendo un miedo paralizante. —No... nadie más está escuchando— respondió angustiada, mientras se metía al cuarto de baño evitando así que Samuel o Ámbar pudiesen escuchar la conversación. No habia podido quedarse en su departamento ya que estaban recolectando pistas de alli, ademas se creia incapaz de quedarse allí sabiendo que
Ámbar salio del auto despues de unos minutos, estaba bastante lejos aí que debía hacer una pequeña caminata hasta llegar a la casa donde Melina había entrado. Caminó apresuradamente, no quería llamar a la puerta porque no sabía a qué atenerse, no tenia ni idea de con que se iba a encontrar, si los secuestradores habían contactado con Melina para un encuentro furtivo, seguramente entrar allí era algo peligroso, así que tomó la decision de rodear la casa, agachada, buscando pasar desapercibida, escuchaba voces femeninas pero no alcanzaba a distinguir bien de qué hablaban. Se percató de que había una puerta en la parte trasera de la vivienda, tomó la perilla e intentó girarlo pero la puerta no cedió, estaba cerrada.¡Rayos!Contuvo un gemido de frustración. Agudizó el oido, había una ventana y se dió cuenta de que estaba abierta, elevó los ojos al cielo agradeciendo, abrió con cuidado el cristal, logró ver dentro de la casa en lo que parecía ser la sala, sus ojos se abrieron enormes al
Samuel había llegado a casa, después de ir rápidamente a la oficina y encargarse de firmar algunos documentos, necesitaba estar con Ámbar, también con Melina mientras obtenían alguna información sobre su pequeña hermana. Se sorprendió cuando encontró la casa vacía, ¿A dónde habían ido?—¡ÁMBAR... MELINA!— gritó— ¡YA LLEGUÉ!— pero no obtuvo respuesta. Instintivamente se preocupó, ¿sería posible que hubiese venido la policia?Su celular timbró anunciando que tenía un mensaje, al abrir se encontró con unos mesajes de Ámbar, una ubicación y tras leer el extraño texto abrió el video... sus ojos se llenaron de lágrimas ante lo que estaba viendo. Su madre... su madre había enloquecido, ella tenía a la niña, ella tenía a Melina y ahora también tenía a Ámbar, ó no la tenía pero Ámbar intentaría ayudarlas.Rápidamente llamó al detective a cargo del caso, le reenvió los mensajes y el video que había recibido de Ámbar, entonces el detective le dijo que iba de camio a la dirección.—Yo también voy