QUERIDOS LECTORES... Ante todo quiero ofrecerles una muy sinceras y sentidas DISCULPAS, me avergüenza haber abandonado está historia durante tanto tiempo, quienes me han leído con anterioridad saben que no suelo hacer eso, y que por muy complicada que esté siempre trato de actualizar y seguir con la historia aunque sea de a poco, pero está vez fue algo que se escapó completamente de mis manos. El asunto es que he estado un poco mal con temas de salud... mi salud no anda del todo bien, y en ocasiones no tengo buenos días, a veces tengo dolor constante e inflamación que nos sme deja por días, lo que me ha impedido escribir y ponerme al dia. Realmente lo siento 🥺🥺 porque sé que con actualizaciones lentas o al pausar la historia se pierde el hilo de la trama, y sé que muchos han estado emocionados con la historia entre Ámbar y Samuel, así que les pido me puedan disculpar por esta ausencia. Está vez les informo que a partir de hoy retomo las actualizaciones hasta terminar la histo
Después de aquella triste escena con sus padres Ámbar decidió que no podía enfocarse en lo negativo de su vida de ser así terminaría deprimida y llorando sobre el sofá hundida en la miseria que le provocaba sentir que no pertenecía a ninguna parte. Y a eso debía añadirle el hecho de que seguía sin saber absolutamente nada de Samuel, las veces que había hablado con Ana, la pobre mujer también había dejado bastante claro que ella tampoco había hablado con su hijo, aquello no hacía más que entristecer a Ámbar quien lo extrañaba y anhelaba constantemente su regreso, los días transcurrían lentamente y aquello parecía una infinita tortura era como si estuviese pagando una penitencia y quizás sí lo era, quizás debía pagar penitencia de por vida por haberse enamorado de un hombre de Dios. Si algo podía consolar su triste y miserable vida eran sus amigas, poder salir y disfrutar de tiempo de chicas con Melina, Amy y Jessie era lo mejor del mundo, podían ir a bailar una noche reunirse para to
Anibal estaba en su oficina, ansiando la hora de regresar al departamento de Melina. ¡La amaba, realmente lo hacía!, ¿ en qué momento había perdido la cabeza por ella?, no lo supo con exactitud pero ahora estaba plenamente consiente de que lo que más anhelaba era pasar el resto de sus días siendo feliz junto a ella. El teléfono timbró, devolviéndolo a la realidad, extendió una mano y lo tomó. —Dime, Lorena. —Señor Thompson, lamento interrumpir pero tiene una llamada de su esposa por la línea dos— frunció el entrecejo, suponía que todo había quedado claro, y que no responder sus llamadas era muestra clara de que no quería contacto entre ellos, Pero Ana parecía no comprenderlo. —Gracias Lorena, tomaré la llamada. —Si, señor— cortó la comunicación, para luego activar la llamada de la línea dos. —Ana, ¿sucede algo? —Suceden muchas cosas y aparentemente ninguna buena— dijo con voz triste. —¿Estás bien? —No... ¿podrías venir a casa?, necesito hablar contigo Anibal.
Ámbar observó su reflejo en el espejo, aunque se veía muy bonita, no podía evitar la enorme tristeza que reflejaban sus ojos, ¿cómo librarse de la sensación de que algo le faltaba?, se sentía incompleta... además de aquella sensación de mal presentimiento en su pecho. ¿Estaría Samuel bien?, ¿sería posible que algo grave estuviese sucediendo con él?, esperaba que no, porque de ser así no podria soportarlo. Recibió un mensaje de Matteo informándole que ya estaba en el bar. Hubiese querido negarse y ponerle una excusa pero mientras más pronto terminara aquello, mejor. Al menos podría ir en su nuevo auto, y regresar muy rápido, poniendo como excusa el trabajo. Arrojó el celular al bolso y se asustó cuando comenzó a timbrar, suspiró pesadamente al imaginarse que se trataba de Matteo, pero su sorpresa fue enorme cuando observó el nombre de él en la pantalla. —¡Samuel!— respondió a la llamada, rogando porque su mal presentimiento no se debiera a que él estaba mal, rogaba que aquella
¡ATENCIÓN, ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENA SENSIBLE, SE RECOMIENDA DISCRECIÓN! ****************** Ámbar lo siguió, caminando torpemente en tres las personas que venian y se divertían... —¿A dónde vamos, Matteo?— preguntó sujetando su bolso contra su cuerpo. —¡Ya lo verás!— fue la respuesta que obtuvo, después de caminar por algunos minutos, se encontraron frente a una puerta, Matteo tomó la perilla con confianza y la abrió, atravesando el umbral y llevándola con él. Ámbar frunció el entrecejo al encontrarse en un callejón débilmente iluminado, era la parte trasera del bar... La confusión la golpeó, mientras Matteo seguía tirando de ella para llevarla allá, dónde la luz era aún más débil. —¡Detente Matteo!— le dijo, rehusandose a caminar y batallando por quedarse en donde estaba, pero Matteo era más grande, más fuerte y tiró de ella casi logrando arrastrarla. —¡Detente o comenzaré a gritar por ayuda!— le advirtió, Pero el se giró bruscamente hacia ella observándola casi co
Ámbar llegó a casa sintiéndose totalmente deshecha, durante todo el camino se obligó a mantenerse fuerte, de nada le serviría venirse abajo mientras manejaba, así que se obligó a mantener la calma al menos mientras llegaba a su hogar, en cuanto cruzó la el umbral de la puerta y estuvo dentro de su departamento sintió como su mundo se vino abajo, sentía el cuerpo dolorido tras aquel salvaje ataque, sentía el ego y la dignidad maltrechas también, además de eso la herida en el hombro que generó el mordisco que Matteo le había dado no dejaba de punzar recordándole constantemente que allí estaba. Soltó su bolsa y se dirigió directamente hacia el cuarto de baño, se quitó toda la ropa y la arrojó al cesto de basura; zapatos, vestido y ropa interior, no quería tener esas prendas en su casa y jamás volvería a utilizarlas, pues aquello le recordaría aquel momento de humillación. A pesar de lo sucedido al menos había logrado solucionar para que Matteo la dejara en paz, todo había sido una
—Amy, cariño por favor, no lo soporto más. — se quejó Markus, con ojos cargados de dolor. —Lo sé, también es duro para mi— le sonrió dulcemente para luego dejar un beso en su frente. — pero es un acuerdo y debemos respetarlo. —¿Cuánto más?, sabes que la quise y sabes que me duele la manera en la que se fue, pero no quiero seguir separados de ti. No quiero tener que irme a dormir a mi casa, ni siquiera es un hogar, es un lugar frío lleno de tristeza, de dolorosos recuerdos. —Comprendo cómo te sientes, pero entiende, solo un tiempo prudente, y luego tenemos una vida juntos, quizás hasta te aburras de dormir a mi lado— le dijo con burla. —¿Cómo podría, Amy?, sabes que te amo más que a nada... solo te necesito a ti para ser feliz, nada más. — le respondió con toda sinceridad, Amy sonrió y se inclinó para besarlo. *********************** Melina estaba nerviosa, su corazón se agitó ante el resultado... Embarazada, estaba embarazada de Aníbal... ¡Estaba embarazada!, se llevó una
—¿EMBARAZADA?—gimieron Ámbar y Amy al tiempo, con ojos enormes llenos de dicha. —¡Si, espero que estén felices, serán unas tías muy guapas!— dijo Melina con lágrimas en los ojos y es que últimamente estaba muy sensible y no paraba de llorar, suponía que eran las hormonas haciendo de las suyas —¡Estoy tan feliz!El trío de amigas se abrazaron y las felicitaciones nos hicieron esperar, aquella tarde de amigas se había convertido en una tarde de sorpresa y celebración pues aquella hermandad tendría un nuevo miembro y sin duda era motivo para festejo.Los días siguieron pasando con rapidez y Ámbar de a poco aprendió a sobrellevar lo que le había sucedido, por fortuna la tristeza que se había alojado en su pecho había dejado de torturarla y la herida del mordisco en su hombro había sanado casi del todo, Ámbar cada vez que la miraba sentía desprecio sin embargo, lo único que deseaba era que su alma sanara así tan rápido como lo hacía su cuerpo. Se observó en el espejo suspirando, aquel